¿Os gusta la pornografía? ¿Sois de los que encendéis el ordenador con la misma ilusión de la primera vez? ¿Tenéis sueños húmedos con vuestra actriz u actor favorito? Si es así, estáis de enhorabuena, pues se ha registrado un cambio de tendencia en la valoración del sexo explícito en imágenes. Lo que antes resultaba una perversión inconfesable, ahora se utiliza como tratamiento para salir de la inapetencia sexual.
Se llama “pornoterapia” y la prescriben los sexólogos a los pacientes sin fantasía, para que despierten del letargo y retomen el hilo de sus deseos. Una vez superados los posibles prejuicios, miedos o vergüenzas, el resultado es incuestionable: la sangre riega lo que tiene que regar y sube lo que tiene que subir. Todo un éxito, incluso para los que afirman que no les gusta.
La industria del sexo hace tiempo que ofrece productos para todos los gustos. Para heterosexuales, gays o indecisos de cualquier género, lo suyo; para machos o feministas, lo de cada cual; para aquellos a los que les gusta el mogollón, tríos, orgías o gangbangs; para los exóticos, interracial, anime, asian, shibari... En definitiva, una pornografía a la carta, capaz de satisfacer las filias y parafilias más curiosas.
Ahora bien, si sois unas almas sensibles, si el porno os parece repetitivo y poco verosímil, si no os interesan las medidas extremas ni los cuerpos deformados por las cirugías estéticas, lo vuestro puede ser 'Porn as Therapy', un proyecto que pulula por la red y que propone sustituir las habituales categorías del menú por otras que abarquen aspectos psicológicos compartidos por todo bicho viviente. Los protagonistas de estas historias son hombres y mujeres con atributos normales y con problemas cotidianos y reconocibles, de manera que esta terapia sirva para educar y entrenar nuestros deseos a través de la identificación con unos personajes. En definitiva, la pornografía adaptada a nuestra forma de vida.
Son tantos los problemas sexuales que sufrimos, ya sean físicos o psicológicos, que el sexo se ha convertido en un negocio médico y farmacéutico, además de lúdico. Nunca ha habido tantas drogas para tratar las disfunciones. Nunca ha habido tantos sexólogos para ahondar en la mente de quien ha extraviado el gusto. Nunca se han creado tantos videos, fotografías, juguetes eróticos, páginas web, literatura.
Es un sector inmenso al servicio de una sociedad hipersexualizada en la que apenas se practica sexo. Qué paradoja. Y si no lo practicamos es porque estamos estresados y porque manejamos nuestra sexualidad como si fuera un electrodoméstico. Le doy al play o al stop y listo. Craso error: alimentar el deseo siempre con el mismo guión hace que se agote.
No es de extrañar que los vídeos porno, las visitas a los sex-shops, el chateo procaz y la lectura de 'Cincuenta sombras de Grey' se receten como el mejor de los remedios. Dentro de nada ya veréis que lo incluirán en la Seguridad Social.