La junta directiva de la Juventud Taurina de Salamanca

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La Trinchera

Tan desnuda a Cáritas

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La ex solidaria Cáritas ha rechazado este miércoles un donativo de la asociación Juventud Taurina de Salamanca. Los jóvenes aficionados ofrecieron entregar al organismo la mitad de los beneficios que obtuvieran vendiendo unos bolígrafos decorados con su emblema, rodeados por la recurrente y omnipresente bandera de España, tan gastada ya en esos ambientes. El dinero es el mismo, aunque los bolis sean tan feos. El no llegó desde la sección local, vertido por la responsable de sensibilización, y rematado por un escueto comunicado publicado en la web de Cáritas Salamanca que hace cima en la siguiente construcción: “no queremos que se vincule la imagen de Cáritas con temas que presentan gran controversia en la sociedad, desde el respeto a las diferentes posturas”. ¿Quién eligió ese “presentan”? La frase es un páramo, frío y tenebroso. El armazón descubierto de la sintaxis, convertida en un pasillo oscuro y huesudo, desarma la entidad. Embriaga la hipocresía, la forma tan vulgar de corregirse al final, el maquillaje cobarde, quedar bien por encima de todo. “Desde el respeto a las diferentes posturas” como suicidio.

Reducida la realidad al átomo, Cáritas ha dado la espalda a una ayuda. Obviamente la venta del merchandising taurino no iba a salvarles el año pero cada céntimo negado con la excusa de la “controversia” convierte su solidaridad en cursi y escrupulosa. En este sentido la agrupación vinculada con la iglesia debería rechazar a la propia sociedad. La sociedad es controvertida. Uno de los asuntos que más debate y “controversia” generan en la población, “presentan” para el empleado redactor, es precisamente el núcleo que los funda: la desigualdad. Cáritas no existiría sin la miseria. Las diferencias que nos rodean a todos, esas autopistas escalonadas con las que tomamos distancia del resto, sirven para vertebrar sus intenciones. El objetivo de canalizar la generosidad rozando la mano del pobre por otro es imposible desarrollarlo con tanto pudor. De puntillas. Tú sí, él no. Como intermediario Cáritas no se puede permitir el lujo de elegir qué dinero es mejor o peor porque pervierte, reduciéndolo, el problema: no hay una necesidad tan urgente, los humildes y desgraciados necesitados pueden esperar un donativo limpio. La cola del comedor debe aguantar media hora más. Cáritas se convierte en una señorona repelente.

Tan desnuda, ha lamentado “el malestar generado”, pidiendo “perdón a todos los que se han sentido ofendidos”. Hay algo de retorcido en reconocer el daño sin rectificar. Ante la Fundación del Toro, y en el segundo comunicado, ha recordado su historia de colaboración con lostoros, una relación rentable nutrida por los distintos festivales, festejos y actos organizados por aficionados y taurinos a lo largo de los años, como un hallazgo arqueológico. Despolvando lo que era antes. Sorprendiéndose de lo que era capaz de hacer por ayudar los demás. Su deshumanización se consolida más tarde. El partido PACMA, la primera organización política situada frente a las personas, ha emitido un comunicado felicitando la decisión. Felicitándose, en realidad, por la victoria conseguida. Considera que Cáritas ha hecho bien porque su negación está “en sintonía con los principios de cualquier organización basada en los valores de solidaridad y ayuda a los necesitados”, dándole la vuelta al lenguaje para congratularse de que haya menos recursos con los que mejorar la vida de otros. Unidas fraternalmente Cáritas y PACMA la distopía ya ha comenzado.