Con tanto programa de súper chefs, máster chef, top chef o lo que sea, es imposible no sucumbir a la tentación de querer cocinarlo todo ¡incluso si has detestado la cocina toda tu vida! Pero sin meterte en demasiados líos por esta vez (ya te hablaré de cómo montar un huerto urbano en otra ocasión), déjame que te cuente como es posible contar con ciertos caprichos culinarios a mano, hay más plantas y flores comestibles de las que piensas. Y lo que es más interesante, es posible combinar despensa y paisajismo, es decir, que puedes tener una terraza o jardín comestibles y preciosos a la vez.
Las conocidas como plantas “culinarias o aromáticas” son seguramente las que conoces mejor. Pero si quieres disfrutar de ellas todo el año, tienes que distinguir entre las de tipo leñoso que son las que puedes cultivar en el exterior y soportan el frío del invierno (Tomillo o Thymus, y Romero o Rosmarinus officinalis, Lavandas como arbustos de porte pequeño y el Laurel o Laurus nobilis que puede alcanzar hasta 3 metros de altura).
Y las de tipo herbáceo (Mentas, Albahaca u Ocimum basilicum, Orégano u Origanum vulgare, Perejil o Petrosilenum, Salvia, Cebollino) que son las que deberías cultivar en interior en los meses de frío y en el exterior en cuanto llega la primavera. Este grupo de plantas no son partidarias de un riego excesivo, así que espera a verlas un poco lánguidas antes de regarlas. Si las encharcas, se llenarán de hongos y deberás tratarlas con un fungicida. Lo malo de esto es que deberás cumplir el plazo de seguridad de la marca del producto utilizado antes de recolectar y consumirlas, aunque esta precaución hay que mantenerla para cualquier planta o flor del jardín que quieras usar.
Con estas plantas además de dar sabor a los guisos, asados, ensaladas, pastas y pescados puedes utilizarlas para aromatizar aceites y hay un sencillo truco para tenerlas siempre a punto para la cocina: en una bandeja de cubitos de hielo pon aceite de oliva y en cada hueco pon unas hojas de cada hierba y lo metes al congelador, solo tendrás que sacar uno de los cubitos con la hierba que quieras utilizar en esa ocasión.
Y desde luego son estupendas para preparar bebidas y cócteles, un té con limón o por supuesto el Mojito de las noches de verano siempre saben mejor si son con hojas de Menta de tu cosecha. Estas plantas puedes cultivarlas en macetas individuales o plantarlas junto a otras con flor y que también son comestibles como los rosales, las Capuchinas o Tropaeolum majus, que tienen un cierto sabor picante y maridan bien con un aperitivo de marisco en temporada de primavera y verano o con Pensamientos o Violas en otoño e invierno.
Son muchas las opciones que te pueden ofrecer tus plantas a lo largo del año en el jardín: en verano los pétalos de las rosas pasados por clara de huevo y luego rebozados en azúcar son un complemento perfecto para una macedonia o un helado por ejemplo. Las flores del Cebollino, además de bonitas, también se usan, una simple crema de calabaza lucirá y sabrá mejor con algunas florecillas encima. O si eres de espíritu goloso lánzate a hacer bombones en los que añadas flores de lavanda, hojas de hierbabuena (Mentha piperita), Tomillo limonero o Thymus citrus.
Planta fresas, son una de las más fáciles de mantener, incluso en orientaciones de poco sol te estarán dando frutos de manera casi contínua.
De enero a marzo puedes aprovechar la flor de los almendros para realizar sopas, infusiones o postres. En primavera además puedes utilizar la flor de azahar de los cítricos, aunque éstos has de tenerlos en lugares protegidos si vives en un clima de inviernos fríos.
En verano y orientados al sol, los claveles enanos (Dianthus) puedes utilizarlos con quesos cremosos o macedonias. Las flores de los setos de Viburnum Tinus, también son susceptibles de utilizarse. También puedes utilizar las flores de las Gardenias en repostería, las flores del Hibiscus rosa sinensis , la flor del Jazmín tan utilizada en la cocina oriental.
Aparte de usar los pétalos en ensaladas o en guarniciones de pescado o carne, una forma fácil de utilizarlos es secando sus pétalos en el horno y picarlos hasta formar una harina que puedes mezclar en rebozados o en salsas como una especia más. ¿Ves? Es salir al jardín y entrarme el síndrome de chef sin darme cuenta, ¿será la primavera?