Este lunes, durante el debate de La isla de las tentaciones, he hecho dos importantes reflexiones: qué bien presenta Sandra Barneda (45 años) -no entiendo cómo el jefe Vasile (68) no le confía cosas de más envergadura- y qué listo es Manuel, el novio de Lucía. El tío tiene la pasmosa (y peligrosa) capacidad de ponerle los cuernos a su pareja, hasta en dos ocasiones en una misma noche, y argumentar que necesita ser él, que desde que protagonizó su primera infidelidad no es el mismo y que basta ya de vivir una mentira, encadenado y amordazado.
Que ama con locura a Lucía, sí, pero que tampoco se va a reprimir allí porque eso sería engañar a la audiencia y no ser franco consigo mismo. Que ha estado mucho tiempo "reprimido" y que va a vivir la vida. ¿Se dan cuenta? Hay que ser muy grande para reflexionar eso. Ojo, que su hermana, desde el plató de Telecinco, apostilla al cabo: "Mi hermano está en su salsa. Lo veía en su relación con Lucía muy controlado". Claro que sí, la culpa de todo la tiene Lucía, que lo tenía atado al pie de la cama. "Manué, la manita relajá", le dijo ella al comienzo, con mirada asesina incluida. Malvada Lucía, controladora Lucía. ¡Le has quitado la luz y las ganas de vivir al bueno de Manuel!
No tienes corazón, lo has dejado hecho un guiñapo. Tan mal que el pobre no ha tenido más remedio que ponerte los cuernos a destajo, mal que le haya pesado. ¡En contra de su voluntad, incluso! ¡Habráse visto! En fin, y esto lo digo en serio, el día que Lucía vea estas imágenes en su hoguera seguro que le da un parraque. Ya ni siquiera le quedan uñas que morderse. ¡Se arranca el pelo a jirones! Ella se preocupaba por la manita. Ay, si solo fuera la manita. Este lunes, durante los 25 minutos de imágenes inéditas que se han visto de la fiesta, han quedado patentes las artes de Manuel para ligar; sus trucos, tan manidos y burdos como peligrosos, para engatusar a la mujer. Les riega los oídos con lo que quieren oír. El halago perfecto, la caricia justa, en su dosis ideal: ni mucho ni poco.
¡Un profesional del amor, un estafador emocional! Un feriante del amor. Un tío que ha hecho bueno a Tom Brusse (27). "Yo de primeras siempre dije que la chavala que más me ha gustado de otras ediciones eres tú. ¿Qué hago, miento? Llevo mucho tiempo reprimido", le dice a Fiama. Ella, muy larga, ríe, ablandándose dócil. "Prefiero a una chavala que me haga boom a una que no me haga nada", le hace ver Manuel. Al rato, con Stefany, su otra tentadora, suelta: "Fiama va a por mí a morir". Fiama a por él, que no al revés, ¿eh? Y ella lo cree.
Y sigue dándole la chapa a Fiama: "Aquí he venido a comportarme como soy. Todos contigo estábamos cagados cuando te hemos visto entrar. A mí me ha tirado el bocado quien yo he querido, pero al verte llegar he dicho 'esta sabe más que yo'". Fíjate, ahí le doy la razón: Fiama está de vuelta y sabe a lo que juega y lo que se espera de ella. Le confiesa él que ella sí podría desestabilizarlo. Cuando se le acerca Stefany, cambia el discurso con una naturalidad que solo me hace descojonar: "¿Tú te crees que yo te voy a cambiar? Me parece guapa la chavala (Fiama), pero tampoco es... Sé que a mi novia le va a sentar mal, pero es verdad: la única que veo que me puede formar un problema eres tú. ¿Qué hago? ¿Huyo? No, yo quiero que mi novia me vea en una situación límite y que yo pueda superar la situación".
De verdad que ha sido para volverse loco. Y lo mejor: creo que Manuel se cree a pies juntillas todos sus argumentos, por más que se choquen de bruces unos con otros. Y prosigue, entre ligoteo y ligoteo, haciéndose coaching a sí mismo: "Si siento algo por alguien, no voy a ser un falso. No vengo aquí al paripé. Desde que metí la pata, al cien por cien no soy yo. Dejar de ser tú por intentar no dañar a otras personas no puede ser". Y así toda la noche, se quita la camisa, se contonea, ríe al mundo, se exhibe, deja que le toquen la tableta. Fiama y Stefany sintiéndose especiales. Qué digo: Stefany directamente me da la sensación que se cree su novia allí dentro. La tiene cegada.
"Le he dicho a Fiama que estando tú de por medio, ella se come un mojón". Y Stefany ríe complacida y arrobada. ¡Piensa hasta en boda! De verdad que este programa está hecho con locos y para locos. "Me vas a buscar la ruina", le dice Fiama. A los minutos, se dan un beso en el baño. Y cuando él no le pierde ojo a Stefany -no vaya a ser que se líe con otro: la teoría del embudo ancho y el embudo estrecho-, Fiama le dice: "Mira para donde quieras, yo no soy celosa". Esto es sodoma y gomorra. Fiama termina confesándole a toda la casa que se ha besado con Manuel y se lía parda. Manuel se ríe de todas, a Manuel (todas) las mujeres lo confunden, y él se deja confundir.
No tiene sentimientos por nadie, está donde quiere estar... mientras Lucía pena y sufre y se lamenta. Puede que la ame, ¿eh? Pero eso es otro tema que nada tiene que ver con las bajas pasiones. Lo mismo le pasa a Marina: "Busco volar y ser feliz". Esto se lo confiesa a Isaac tras su beso. "El fuego con fuego se apaga", le susurra él. Yolanda, la madre de Marina, sostiene desde plató: "Estoy viéndola libre". Madre mía, sin ánimo de juzgar: viendo a sus padres reproducirse, bastante bien ha salido la chiquilla. La señora se ha enfrentado en plató a un amigo de su yerno: le ha recriminado que el grupo de colegas de Jesús se reían de ella.
Ojito que se abre un nuevo melón, del que van a comer todos. ¿Ven? Se repite el patrón de Manuel: pongo los cuernos por mi cruel pasado. ¡Me lo merezco tras tanta pena! "Llevo desde los 16 años con novio", "Yo sí he tenido mis cosas (infidelidades), Jesús no, lo que pasa es que miente mucho", "Me he sentido muy cohibida por mi familia y ya no me voy a sentir más así", "Todo bueno cansa en una persona, también tiene que tener su lado malo", son algunos de las reflexiones que le ha hecho Marina a su Isaac. No parece que la madre de Marina caiga demasiado bien en las redes. ¿Por qué será?
Patri y Lester, ¡embarazos! Son los primeros concursantes que van a ser papás. Y el programa conecta con Marta Peñate: "No me lo creo". Los protagonistas se sinceran en directo: "Nos llevamos una sorpresa, no lo esperábamos". Se muestran nerviosos y esperanzados. Patri está de seis semanas, "casi siete", y yo que no me creo nada. ¿por qué será? Ah, que hay ecografía, dicen. En fin, sin más. Felicidades y esas cosas.
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