Primera parte este miércoles de la final de Supervivientes. Telecinco, que ya no sabe qué hacer para pisarle la cabeza a Atresmedia sin motivo -solo por el mero placer sádico-, ha tenido la ingeniosa idea de dividir la final del concurso selvático. Este miércoles, el gran primer aperitivo. Y el próximo viernes -¿casualidad de día? No: La Voz Kids en la competencia-, la final de las finales. No seré yo quien critique estas cosas entre cadenas, pero, no sé, la avaricia es muy mala. Eso sí lo diré.
A ver, cosas importantes en esta noche crucial. A Gianmarco, Melyssa y Lola, finalistas oficiales, se debían unir Tom Brusse u Olga Moreno. De momento, juguemos con la intriga, pero, vamos, ya saben cómo quedó aquello: con Tom por los suelos, víctima de un casi parraque que presagiaba lo que él y el mundo entero sabían, y Olga dándole agua a su vencido, al derrocado, al perdedor más cantado de todas las ediciones de Supervivientes.
Porque sí; Olga ha sido quien ha llegado a la final y ha pasado por encima de Tom. Hay que decir que ha sido la audiencia la que ha tenido la última palabra, pero, oye, me ha dado tanta pena de Tom... Casi le da un ataque de ansiedad en directo. De la rabia, de la impotencia. Ha sido oír los 200.000 euros del premio, y la angustia ha hecho el resto. ¡Yo entiendo hasta que le cogiera ojeriza momentánea a Olga, esa dura rival! "Nunca he estado tan nervioso, me encuentro mal", ha asegurado mientras, agarrado por Lara Álvarez y Olga, buscaba el suelo para no desfallecer.
En este punto, lo admito: me resulta injusto decir que Olga no se merecía ganar. Ha sido una muy buena concursante. Lo ha dado todo: ha sabido jugar como la que más, dar el callo a lo grande. Pese a todo, o puede que gracias a todo. Su mochila, admitámoslo, era pesada y por momentos insoportable. Fue con un hándicap injusto que ella misma no supo manejar y jugó en su contra por momentos. Antes de llegar a ese funesto momento, voy a quemarme la sangre un poco con Olga Moreno. Hija, mira que intento cargarte de razones y méritos, pero en un segundo los tumbas de pleno.
"Mi marido, cuando salió a los tres meses y pico, también se llevó como quince minutos abrazado a Lola. Quince minutos los dos sin hablar abrazados. Pienso hacer exactamente lo mismo. Y mi David abrazándolo, vamos, tiene que ser... Tiene que estar deseando verme. El niño ya es que es obsesión. El niño tiene que estar... Muere conmigo", ha soltado en las últimas horas sobre el hijo de Rocío Carrasco. Vuelve a poner a David en un sitio que no le corresponde. Vuelve a equivocarse. Minutos más tarde, vuelve a las andadas.
Escribe una carta, puede elegir a quién, ese escrito final, desgarrador, desde Honduras... y en vez de acordarse de su hija Lola, no. Le escribe unas líneas a David, el hijo que no es hijo. El hermano de Rocío Flores. "Mi amigo, mi tesoro, mi niño, mi ángel, eres lo mejor que me ha sucedido. Siempre estaré a tu lado. Eres muy grande, créetelo. Te quiero, tu Oa". Y yo juro que no sé dónde meterme. ¿Qué necesidad hay de esto? Respondo: ninguna. Solo consigue ganarse más antipatía. Un mensaje que me llega me hace abrirme al debate: "Los ha criado, los ha rozado, ¿cómo no se va a acordar de ellos?".
Ya, ya, que sí, que sí. Que eso lo tengo más que asimilado. Pero, ¿y Lola, su hija con Antonio David? Mejor, mejor: ¿no le dijeron antes de partir que se dejara lo de fuera en España? Sabía el panorama y aún así... los ha nombrado una y otra vez. Incluso, hubo momentos en los que sonaba hasta forzado. En mi opinión, ¿eh? En las últimas horas, Lola se muestra emocionada: "Estoy super emocionada, melancólica…Orgullosa de hasta donde he llegado". Y añade: "Jamás pensé llegar tan lejos. Tengo tanta felicidad que no quiero que se acabe. Estoy feliz, pero no sé lo que me espera fuera".
Y yo quiero volver a esa escena tremenda en la que Jorge Javier está a punto de nombrar a la persona que llega a la final: Tom u Olga. Nervios a flor de piel. Brusse está como hiperventilando. Muy nervioso. El pecho, para arriba y para abajo. Olga lo calma, paciente, sonriente. Como una madre a un niño. Cualquiera diría que ella... cualquiera. De pronto, algo no marcha bien. Tom se encuentra realmente mal: "No quiero salir expulsado hoy, nunca he estado tan nervioso. No me siento bien". Se deja caer al suelo, buscando equilibrio. Le dan agua; está a punto de desmayarse. Un ataque de ansiedad. Y después de esto, venció Olga. El pueblo habla:
Lola, Melyssa y Gianmarco, esto va para vosotros. Os merecéis ganar tanto, o más, que Olga. Es más, fijaos en mi reflexión de esta noche: nos van a sorprender mucho Gianmarco y Melyssa en las últimas horas: Olga no lo va a tener tan fácil. Gianmarco no se ha apeado de la sonrisa en ningún momento; Lola ha demostrado que es una náufraga de primera, Melyssa se ha hecho un hueco muy valioso... y Olga, ella ha sabido boxear con su mochila como nadie. Nadie que no sea ella no sale de esta ilesa... y lo ha hecho como finalista. Otra cosa, y cantar, es España. Y el ganador o ganadora de Supervivientes 2021 es...
Olga Moreno: salvada
Tom Brusse: expulsado
Finalistas: Gianmarco, Melyssa, Lola y Olga
[Más información: SV 2021: El calculado docudrama de Tom y el contrato oculto de Olga Moreno con sus jefes]