El martes de la semana pasada Alba Carrillo abandonó el plató de Secret Story y no regresó. Se iba enfadada durante una pausa publicitaria, y más tarde utilizaba un directo de Instagram para cargar contra la organización por no proteger el bando de jugadores en el que está su madre. Hizo feos comentarios sobre Miguel Frigenti y Elena Rodríguez, la madre de Adara, y lanzó duros dardos contra las audiencias del programa y sus similitudes con Gran Hermano VIP.
Eso no ha impedido que una semana después la modelo regrese al mismo plató, eso sí, con una actitud bien diferente. Su regreso fue para defender a Lucía Pariente, su madre, y entonó un mea culpa. Carlos Sobera, presentador del programa los martes, bromeó sobre el “desplante olímpico” vivido siete días antes y que en nombre de esa misma deportividad el programa había decidido darle una segunda oportunidad.
Alba Carrillo reconoció que no hay que hacer las cosas tal y como ella las hizo, yéndose del plató sin previo aviso, y pidió perdón al propio Carlos Sobera, al público y a su madre, pues ella va allí para defender su concurso. Eso le valió un aplauso del público presente en la grada.
Eso sí, el programa tenía preparado para ella una penalización por su comportamiento y le pusieron varias opciones sobre la mesa: realizar una croqueta con doble mortal tirabuzón, hacer la coreografía de Dirty Dancing al igual que los concursantes o besarse con su enemigo acérrimo Miguel Frigenti. Alba eligió esta última opción y se dieron un breve beso amistoso en los labios. “Frigenti, peores cosas habrás besado”, le dijo a su compañero, para enterrar el hacha de guerra.