Como bien escribía el compañero Eneko Ruiz en 2018, lo que habitualmente hace Netflix es adaptarse a los gustos locales. “Así que no descartemos que su competidor real en España no sea HBO, sino Telecinco”, defendía en una columna de El País titulada ¿Sálvame en Netflix?
Y así es. La pieza del puzzle que le faltaba a la plataforma de streaming para consolidar su modelo de negocio en España para atrapar a todo tipo de públicos era el entretenimiento y, principalmente, el reality. ¿Y qué hizo? Pues fichar a uno de los profesionales con más recorrido en este género: Álvaro Díaz, hasta entonces director de Zeppelin TV y que contaba en su currículum con programas Gran Hermano, GH VIP, Fama a bailar, El Puente, Supermodelo, Curso del 63 o La casa de tu vida.
No pudieron estar más acertados. Como ya analizamos en BLUPER, su primera apuesta en nuestro país, Insiders, era el adictivo e inquietante reality que necesitaba el amante del género para volver a confiar en el mismo. Pura fantasía. Lástima que su forma de programarlo, lanzándose todos sus episodios de golpe, haya ido en su contra.
Y lo mismo ocurre con Amor con fianza, su nueva apuesta en el que seis parejas se trasladan hasta una villa idílica en el que un revolucionario detector analiza las alteraciones involuntarias que se producen en el ojo al mentir -el 'eye detect'-. Y es que este nuevo programa producido por Fremantle y presentado por Mónica Naranjo llega para convertirse en el nuevo objeto de binge watching de la plataforma.
Desde que saliera su tráiler hace unos días, muchos han sido los que lo han comparado este nuevo programa con La isla de las tentaciones, no sin cierta crítica. Pero, ¿cómo puede ser eso algo negativo? Todo lo contrario. Si algo funciona, mejóralo.
De hecho, para intentar alejarse lo más posible de las Tentaciones, este nuevo formato contiene elementos de El juego tu vida, el mítico y alocado programa presentado por Emma García a principios de los 2000, el polígrafo de Conchita, La máquina de la verdad de Julián Lago o la Kopérnica de Sálvame, que ayudan a desestabilizar aún más a los concursantes.
Además, al igual que en Insiders, en Amor con fianza no hay una mecánica clara. Y lejos de ser algo negativo, como muchos internautas han llegado a criticar, este hecho no va sino a favor de las tramas ya que los participantes no saben a lo que les va a tocar enfrentarse en cada programa.
“A la persona que piensa que puede entrar sabiéndolo todo se le rompen los esquemas pronto”, explicaba a BLUPER, Mónica Naranjo, que aquí se crece como presentadora, más suelta y juguetona que nunca. Cero dudas de que Netflix ya tiene preparado el meme de 'hay una versión premium' como en su día fue 'hay más imágenes'.
Laura, un nombre propio
También ayuda, por supuesto, su casting. Saturados ya de los perfiles de las tres primeras ediciones de La isla de las tentaciones, se agradece la inocencia con la que entran muchos de estos concursantes, como Laura, una auténtica máquina de generar contenido y memes.
Y, cómo no, es una delicia su duración. Qué placer poder consumir de un atracón un reality de estas características, cuándo y dónde quieres, sin necesidad de que te metan tramas innecesarias cuyo único propósito es contentar a la cadena para arañar unas décimas de share.
El espectador se va a meter de lleno en la historia desde el principio, y más sin debates satélite que tergiversen todo. Seis capítulos para ser consumidos uno detrás de otro, lo cual no deja de ser algo negativo ya que Netflix está desperdiciando una oportunidad única para generar evento y conversación social con un producto así. Menos mal que la plataforma se ha guardado el capítulo final para disfrutarlo dentro de unos días.