Todavía a día de hoy cuando algunos periodistas recordamos aquel momento se nos hiela la sangre y retumban en nuestra cabeza aquellas palabras tan innecesarias y violentas contra Raquel Sánchez Silva. Corría el año 2014. Apenas siete meses antes, el 30 de mayo de 2013, la extremeña había sufrido el mayor de los golpes: el suicidio en extrañas circunstancias de su marido, el cámara italiano Mario Biondo, con el que se había casado menos de un año antes.
En ese tiempo, la periodista se había puesto al frente de La incubadora de negocios, un formato para emprendedores producido por Risto Mejide. Sin embargo, no se había enfrentado a las preguntas de la prensa. Pero, días después del día de Reyes, concretamente el 13 de enero, Mediaset España presentaba a la prensa su nuevo trabajo, el talent de cocina Deja sitio para el postre. Y ahí, la extremeña no tuvo inconveniente en hablar con sus compañeros.
Y como compañeros, los periodistas allí presentes no nos olvidamos de tantas y tantas ruedas de prensa previas, entrevistas y photocalls en los que Raquel siempre nos había atendido con amabilidad y profesionalidad, y de manera tácita se llegó al acuerdo de preguntar con tacto.
Fue así como se optó por un simple '¿qué tal?' para conocer cómo se encontraba tras lo sucedido meses antes y, más teniendo en cuenta que ese día cumplía 41 años. Por encima de todo estaba la empatía con una colega de profesión que no estaba pasando por uno de sus mejores momentos.
De esta manera, se creó un ambiente cómodo para la presentadora en el que confesó que sacaba la energía cada día del propio trabajo, que estaba deseando recibir "la llamada de la jungla", en referencia a la nueva temporada de Supervivientes, y que se encontraba "muy feliz" por volver a la televisión.
Una felicidad que parece que no gustó nada a una de las periodistas allí acreditadas, que de la manera más fría y dañina posible, le espetó a la presentadora que cómo podía estar allí de risas mientras ese día estaban "exhumando el cadáver" de su marido. De repente todos se sobrecogieron y Raquel, impactada y con la mirada pérdida, decidió levantarse y despedirse con la tajante frase de "para mí era un día feliz". Nadie daba crédito y se reprendió a la responsable de la pregunta en cuestión.
También lo hicieron desde el departamento de comunicación de Mediaset España, que con una actitud encomiable supieron arropar a la extremeña en ese duro momento y censurar a la periodista por su actitud. Ésta no tuvo más remedio que pedir perdón por el daño causado.
Y, ¿por qué les cuento esto? Porque me cuesta pensar que, viendo lo que se le está haciendo estos días con Raquel en los programas de Mediaset, los cuales están obligando a la periodista a revivir un calvario, haya gente en esos pasillos que no sienta una profunda vergüenza.
"¿Cómo se miran luego a la cara y llegan a su casa y abrazan a sus hijos?", me comentaba mi admirada colega Mariola Cubells, periodista de la Cadena SER. Y no podía hacer mejor reflexión sobre todo esto asunto cuyo único interés radica en sacar tajada económica vía audiencias. Porque no hay nada peor para que en Mediaset se traspasen los límites cómo que pierda frente a Atresmedia.
¿Cómo puede alguien como Jorge Javier Vázquez, a quién Raquel arropó después de su ictus, prestarse a tamaño escarnio público? ¿Es capaz de dormir a pierna suelta alguien que ha defendido la importancia de la salud mental cuando, desde la cadena en la que trabaja, se ataca a una mujer cuyos determinados comportamientos en su día estaban justificados por el shock por la muerte de su marido?
¿Cómo puede ser tan cínico Risto Mejide para decir en directo que tenía el más "absoluto respeto personal y profesional hacia la figura de Raquel Sánchez Silva" cuando después su programa emitía imágenes que no aportaban nada al caso, como las de presentadora llorando frente a la tumba de su marido?
¿Cómo la premiada por su lucha feminista, Carlota Corredera, participa en este nuevo caso de violencia mediática contra una mujer? ¿Ha olvidado aquello de la revictimización? ¿Cómo tolera que se le dé alas a Santina Biondo, que parece que lo que quería es que Raquel se vistiera de luto y estuviera metida en su casa de por vida como sucedía antaño? ¿Cómo acepta que se hagan insinuaciones sobre la vida íntima de una mujer?
Una vez más, si lo que está en juego la pela, la incoherencia por bandera. ¿Tan difícil es negarse a participar en este espectáculo? Pero, parafraseando a la mítica Aramis Fuster, quién dijo que no acudiría nunca más a Sálvame... de tarde, parece que en Telecinco la defensa del feminismo sólo se hace... de noche.