El Benidorm Fest vivirá este sábado su gran noche con la celebración de su esperada final, de la que saldrá el primer ganador de la historia de este certamen que espera asentarse como reconocido evento musical y potente preselección eurovisiva.
La final de este certamen será la oportunidad definitiva de RTVE para pulir los pequeños errores de las dos semifinales y hacer brillar todavía más a un festival que ha conseguido conquistar a la audiencia, especialmente a esos jóvenes que no solían visitar la cadena pública.
A nivel musical, el Benidorm Fest ha cumplido con creces los pronósticos y ha dado un golpe en la mesa de la industria musical española, demostrando que el camino de Eurovisión no tiene por qué ir separado del de las listas de éxitos. Muchas de las candidaturas del concurso han logrado colarse en los tops de las diferentes plataformas, donde acumulan millones de reproducciones.
Pero la influencia de las canciones del festival ha ido mucho más allá de los números. Ver a toda Galicia volcada con Tanxugueiras o a Mediaset apoyando públicamente a Rigoberta Bandini era algo impensable para quienes hemos vivido los últimos años de olvidables e irrelevantes preselecciones españolas.
Una vez cosechado este hito, ahora RTVE debe dar un paso más y convertir el Benidorm Fest en un referente televisivo. Lo que se ha visto en las dos semifinales ha sido la prueba más fehaciente de que la cadena pública se ha propuesto romper con el pasado y enseñar por fin su potencial. No obstante, este sábado tendrá la oportunidad de subir un escalafón más en la búsqueda de la perfección.
En lo que a la competición se refiere, los pronósticos se han cumplido y todas las favoritas estarán en la gala final. A priori, Tanxugueiras, Rigoberta Bandini y Rayden eran las tres candidatas más claras para optar al micrófono de bronce, aunque el campanazo de Chanel en la primera semifinal la alzó como vencedora de la noche, mientras que Rigoberta logró el triunfo en la segunda gala.
De esta manera, SloMo y Ay mamá parten como las dos canciones con más opciones de viajar a Turín, aunque todo puede pasar en una final en la que todos los participantes aprovecharán para sacar el máximo partido a sus propuestas y sorprender al público y al jurado.
Una nueva era
El tándem formado por la cadena pública y Boomerang ha conseguido construir un festival que reivindica la música y Eurovisión, pero que también da una lección de televisión bien hecha y enseña sin complejos lo que RTVE es capaz de hacer si se lo propone.
Lo que los espectadores han podido ver en las dos semifinales es un claro mensaje a Europa: España está capacitada para tener una preselección potente a nivel artístico, musical y televisivo, así como lo está para, en caso de hacerse con el micrófono de cristal algún día, organizar un Festival de Eurovisión que esté a la altura de las décadas que llevamos esperando ese momento.
El ritmo de las dos semifinales, de apenas hora y cuarto de duración, supone un rayo de esperanza para atisbar en el horizonte una televisión pública que no alargue hasta la extenuación sus formatos y que se fije en otras cadenas europeas de referencia, tanto para sus preselecciones eurovisivas como para el resto de espacios de su programación, especialmente los de entretenimiento.
En definitiva, más allá de aspectos mejorables como la duración de las postales o el escenario con excesiva apariencia de talent musical, lo cierto es que parece que RTVE ha encontrado por fin el camino para tener una preselección digna del cariño que se tiene en España al festival. Y lo más importante es que, además de encontrarlo, ha querido lanzarse a recorrerlo. Larga vida al Benidorm Fest.