Con más de dos años de retraso debido a la pandemia del COVID y cuatro años después de que se produjeran los hechos, el Juzgado de lo Penal número 8 de Madrid inicia este martes el juicio por el supuesto delito de abusos sexuales cometido el 4 de noviembre de 2017 en la casa de Guadalix de la Sierra (Madrid) desde la que se desarrollaba Gran Hermano Revolution.
La Fiscalía pide dos años y seis meses de prisión para el exconcursante, José María L.P., por haber realizado tocamientos y movimientos de contenido netamente sexual bajo el edredón pese a que la concursante, con la que había comenzado una relación sentimental unos cincuenta días antes, "se encontraba ya en estado de inconsciencia".
"El acusado se introdujo en la cama mientras la joven permanecía en silencio y con los ojos cerrados realizando movimientos lentos y pesados debido a su estado" y aprovechándose de esta circunstancia, "a sabiendas de su estado de semiinconsciencia, comenzó a realizar bajo el edredón movimientos de claro contenido sexual pese a que ella balbuceando débilmente dijo: No puedo", explica la Fiscalía.
El fiscal también reclama que el acusado indemnice con 6.000 euros a la víctima por los daños morales que le causó; y que la productora del programa, Zeppelin TV, pague la misma cantidad a Carlota Prado como indemnización por los daños ocasionados a raíz de la exhibición de las imágenes grabadas.
En su escrito de acusación, la Fiscalía denuncia que las imágenes grabadas de estos hechos fueron exhibidas a la joven en la mañana siguiente en una sala aislada denominada "Confesionario de Gran Hermano", "encontrándose sola y sin más compañía que la voz en off del conocido como 'Súper'".
"¿Pero esto qué es?", preguntó la joven pidiendo que le quitaran las imágenes. Sin embargo esto no sucedió y la concursante tuvo que estar presente durante los doce minutos de la grabación y en los que pedía que le dieran algo para calmarse.
Tras esto, la joven pedía salir del confesionario, pero el 'súper' le pedía que esperase un segundo, lo que terminaba por hacerla estallar. "¿A qué tengo que esperar? Bastante mierda tengo en la cabeza con lo que acabo de ver", decía llorando. "No quiero hablar con Patricia (la psicóloga), quiero hablar con mis amigos de ahí fuera y me tienes que asegurar que esto no va a salir, porque evidentemente voy a hablar de esto", continuaba.
Zeppelin llevó entonces a Carlota a un hotel a las afueras de Madrid, donde estuvo tres días sin contacto con el exterior y bajo la supervisión de María Robles, la 'súper' responsable de la casa en la noche de los hechos. A la par, la productora acudía a la Guardia Civil a denunciar "un presunto delito de abuso sexual".
Sin embargo, la concursante no quiso ratificar la denuncia y regresó a la casa hasta el 23 de noviembre, cuando sería expulsada por la audiencia con un 60% de los votos. A su llegada al plató del programa de Telecinco, la joven era abucheada por el público.
El linchamiento en redes y la denuncia
Sólo un mes después, cuando parecía que el caso estaba olvidado, la joven decidió denunciar el presunto abuso sexual ante la Policía Nacional. "Me negué a continuar cualquier acción legal porque estaba devastada y me daba muchísima vergüenza", afirmó entonces ante la jueza.
Entre medias la joven había sufrido un linchamiento en redes sociales, que decidió denunciar a través de Instagram. “Buenas tardes España. La verdad es que no pensaba que iba a tener que hacer este vídeo, pero viendo el nivel de comentarios que estoy recibiendo no me queda otra. Estoy cansada de que se ponga en entredicho mi honradez, mi sinceridad, mi transparencia. No soporto ni un comentario más. Ni uno. Por ser buena persona, por no arruinarle la vida alguien no he hecho nada. Es más, esperaba algún tipo de comunicado por parte de él”, comentaba.
“José María, te hablo a ti directamente. Te pido por favor que pares esto. Que te pronuncies, que pidas respeto para mí y para mi familia. Desgraciadamente los dos sabemos la conversación que tuvimos aquel sábado por la tarde. Estoy segura de que la recuerdas muy bien. Deja de permitir este linchamiento que estás permitiendo", añadía.
La fuga de anunciantes
Dos años después, cansada de esperar la celebración del juicio, Carlota Prado lanzaba un grito de auxilio en su cuenta de Instagram y concede su primera entrevista en la que detaballa el supuesto abuso. "Me pusieron las imágenes de mi cuerpo inconsciente", declaró a El Confidencial.
“Esto pasa a la una y media de la mañana, y nadie irrumpió. Lo que hicieron se llama omisión de socorro. En Gran Hermano trabaja mucha gente y no entiendo cómo permitieron que pasara eso, cómo no hicieron nada", se lamentaba la joven.
Apenas unas semanas después, ese mismo diario publicaba las grabaciones inéditas del confesionario en las que Zeppelin TV muestra a Carlota las imágenes del presunto abuso sexual. La información rápidamente es replicada por decenas de medios, incluso internacionales, y las redes sociales empiezan a pedir explicaciones tanto a Mediaset España como a la productora.
A su vez, Coto Matamoros y Pepe Herrero inician una campaña de boicot publicitario a GH VIP, la edición del formato que se estaba celebrando en aquellas fechas. Poco a poco, como sucediera en el caso La Noria, distintas marcas deciden retirar su publicidad del reality para evitar una crisis de imagen.
Es entonces cuando la empresa matriz de Zeppelin TV, Endemol Shine Group, lanza un comunicado en el que reconoce que fue un error "la primera comunicación en el confesionario", pide disculpas y anuncia que revisará sus protocolos y reforzará los equipos para "afrontar eventuales situaciones de vulneración de derechos".
"En cualquiera de los casos, y en lo que se refiere a Carlota, 'Gran Hermano' insiste en condenar y en denunciar relaciones sexuales no consentidas y, por tanto, establecerá nuevos límites y medidas en su objetivo de tolerancia cero ante estas situaciones", añade.
No ocurre así con Mediaset España que lanza un comunicado en el que parece más preocupado de atacar a su rival Atresmedia, por sus anunciantes o por sacar pecho de la audiencia del programa. En las 192 palabras del mismo ni quisiera pide perdón a Carlota por lo sucedido en la casa.
“Mediaset España se compromete a trabajar responsablemente para superar esta situación a la mayor brevedad posible, protegiendo uno de los programas preferidos por la audiencia española”, escribía demostrando una frialdad absoluta.
Tal y como sucedió en el caso La Noria, aquel comunicado fue de lo más contraproducente y no hizo sino encender aún más a las redes sociales, que incrementaron su presión sobre las marcas que se anunciaban en las tres galas semanales de GH VIP.
Finalmente, la fuga de anunciantes terminó provocando galas sin patrocinadores, sin emplazamientos publicitarios y muchas autopromociones, y cayendo la ocupación publicitaria del programa a apenas un 10%. Toda una crisis de proporciones épicas.
Pero la cosa no se quedó ahí. Ante la amenaza que suponía este caso para la producción de la nueva edición de GH DÚO, cuyo estreno estaba previsto para enero de 2020, Mediaset España decidió cancelar temporalmente dicho reality, pasar La isla de las tentaciones de Cuatro a Telecinco y adelantar el estreno de Supervivientes al mes de febrero.
El efecto mariposa
Aquella jugada le terminó saliendo perfecta ya que las Tentaciones se convirtió en el formato revelación de la temporada y la pandemia del COVID hizo que Supervivientes fuera el único gran programa en antena, disparando aún más sus datos de audiencia.
Sin embargo, a la par, el juicio de GH Revolution se retrasaba, lo que obligaba al grupo a seguir manteniendo en barbecho la marca Gran Hermano ante la negativa de los anunciantes a promocionarse en un programa con un caso así pendiente.
Tanto es así que, incluso después de anunciar la octava edición de GH VIP para otoño de 2021, Mediaset España tuvo que dar marcha atrás, cancelar su producción y apostar por Secret Story, un reality a imagen y semenjanza de Gran Hermano, pero sin dicha marca.
Sin embargo, este nuevo formato de telerrealidad no obtuvo ni por asomo los datos de GH, lo que unido al mal momento de Sálvame, ha llevado a Telecinco a una importante crisis de audiencias, llegando a perder cinco de los últimos seis meses frente a Antena 3.
Mediaset España no forma parte ni ha sido llamada a declarar en el juicio de este martes. Sin embargo, su imagen pública sí puede verse seriamente perjudicada una vez más en función de la condena a José María pero, sobre todo, si se condena a Zeppelin como responsable civil subsidiario.