A finales del pasado noviembre, desde estas páginas criticamos el menosprecio a las series de la televisión en abierto y algunas dudosas nominaciones a series de plataformas de streaming, en muchos casos conseguidas exclusivamente gracias al marketing.
"No podemos permitirnos esa falta de criterio. No podemos posibilitar que esa imagen se instale en el imaginario colectivo y pongamos en juego nuestra credibilidad. O no al menos nosotros, los críticos y los periodistas culturales. Porque sino luego llegaran insensatos que firmen infectas columnas en las que se atrevan a hablar de intimidación y soborno", escribíamos.
Sólo unos días después, la prensa especializada en televisión se quejaba en redes sociales del denigrante trato que había recibido por parte de Netflix en la presentación de la quinta y última temporada de La Casa de Papel en el estadio Vistalegre de Madrid.
La plataforma de streaming había convocado a la prensa por la mañana para la rueda de prensa final de la ficción española y, aunque se preguntó por posibles series derivadas, se decidió negarlo y hacer el anuncio de Berlín por la tarde en un evento con fans. Sólo unas semanas antes, no obstante, desde estas páginas habíamos revelado en primicia que Netflix había barajado un spin-off de La casa de papel centrado en los atracos de las exnovias de Berlín.
Entonces denunciamos que estas actitudes de la plataforma se producían en gran medida debido al intrusismo que se estaba dando en el periodismo televisivo, y a la cada vez más común práctica de disfrazar contenidos patrocinados de información. "Después de lo de ayer, los fracasos de Netflix deberían acaparar tantos titulares en los medios como los de Mediaset o Atresmedia", tuiteamos entonces.
Sólo dos semanas después volvíamos a denunciar los silencios que se habían producido sobre la presentación de los nuevos proyectos de ATRESplayer PREMIUM, y aventuramos que serían los mismos que en enero evitarían decir lo mala que es una serie de una plataforma extranjera.
Pues bien, esa serie se ha estrenado y, para sorpresa de pocos, ha conseguido evitar que los medios no sólo hablen de ella como un descalabro, sino las críticas negativas. Hablamos concretamente de Feria: La luz más oscura, la serie creada por Agustín Martínez, uno de los escritores que se ocultan tras Carmen Mola, y Carlos Montero (Élite, El desorden que dejas).
La ficción producida por Filmax se estrenó el pasado 28 de enero y sólo consiguió aparecer en el top 10 de populares de Netflix en España en su primera semana (del 31 de enero al 6 de febrero) en el sexto puesto. Desde entonces no ha vuelto a aparecer en este ránking.
Fuera de nuestras fronteras, eso sí, la serie conseguiría colarse en la séptima posición de series no inglesas con 16 millones de horas tras colarse en los top 10 de República Checa, Francia, Grecia, Hungría, Polonia, Eslovaquía, Turquía y Arabia Saudí. Quedó lejos de Estamos muertos (236 millones de horas) o Café con aroma de mujer (65 millones).
Durante este tiempo, en el lado opuesto, Sequía (La 1), Mentiras (Antena 3) o Entrevías (Telecinco) han estado mucho más fiscalizadas en medios de comunicación y redes sociales. ¿Por qué? "Estos son los datos, suyas las conclusiones", que diría Ana Pastor.