El giro de timón en Montealto: regreso a la casa consiguió el pasado viernes 11 de febrero surtir efecto y resucitar el formato, que con el documental El precio del silencio y la bochornosa llamada del 'tito' José Antonio logró crecer casi diez puntos con respecto a la semana anterior, marcando un 19,1% de cuota y 1.889.000 espectadores de media.
Ante el escaso interés que la audiencia estaba mostrando en los muebles, documentos y demás enseres hallados en los contenedores que custodiaban las pertenencias de Rocío Jurado, la cadena decidió dar un giro y poner el foco en los familiares detractores de Rocío Carrasco, adelantando así el enfoque de la docuserie En el nombre de Rocío. Sin embargo, exponer las contradicciones y los ataques indiscriminados de ciertos miembros del clan Mohedano a la hija de 'la más grande' también ha significado volver a ponerles en el foco mediático y, además, ofrecerles un espacio para responder.
Fue el caso de José Antonio Rodríguez el pasado viernes. El marido de Gloria Mohedano gozó de unos valiosos minutos en prime time para difundir, frente a la mirada atónita de su sobrina, un peligroso discurso negacionista. "No nos la creemos ninguno", espetó por teléfono. "Yo no me creo lo que cuenta porque conocemos las dos versiones. ¿La opinión de ella es la única que vale?", llegó a decir, sembrando la duda sobre un testimonio en torno al cual Telecinco y La Fábrica de la Tele han cerrado filas.
Eso no fue lo peor de aquella llamada que Rocío Carrasco aguantó con envidiable estoicidad y entereza. El cuñado de la Jurado llegó a cuestionar la sentencia que condenó a Rocío Flores por maltrato continuado a su madre, incluso se preguntó qué hizo Rocío Carrasco para que su hija le pegara una paliza o por qué Fidel Albiac no intervino para separarlas de esa 'pelea'. Todo ello, recordemos, en horario de máxima audiencia y en presencia de la víctima.
El juego que está llevando a cabo Mediaset con este asunto es peligroso para Rocío y para la credibilidad de la propia cadena. No se puede despedir a Antonio David Flores y contratar a su mujer y a su hija para que sigan expandiendo su veneno. No es tolerable que la misma cadena que destapó el infierno de Rocío también le ofreciera una silla a Olga Moreno para dar una versión totalmente contraria en un especial. No se puede ser adalid de la lucha contra la violencia de género y a la vez dar voz a quienes la cuestionan.
Rocío Carrasco ha tenido que recopilar documentos e informes de dos décadas para que su mensaje pueda ser creíble, mientras que a su tío político le ha bastado un "no me lo creo" para poder cuestionar una sentencia judicial en televisión.
Alba Carrillo, una de las más fieles defensoras de Rocío en la cadena, describía esta situación así en Ya es mediodía: "Lo que sí que es una pandemia es este negacionismo del maltrato, que me parece vergonzoso, y más por parte de tu familia. (...) No podemos poner en jaque el sistema judicial. Lo están poniendo en duda", aseveró.
La reflexión de la colaboradora da en la clave del peligroso precedente que está sentando Telecinco con este doble juego: dar vía libre para cuestionar las sentencias judiciales y convertir asuntos tan delicados como la violencia de género en contenidos propios de un reality, con versiones enfrentadas y cruces de acusaciones. Si realmente la cadena considera en este caso que la verdad solo tiene un camino, dar pábulo a las mentiras para obtener audiencia no debería ser una opción.