La invasión de Rusia a Ucrania ha generado un clima internacional de tensión, crisis e incertidumbre. Esta agresión militar ha causado una oleada de sanciones económicas y políticas para el Kremlin, entre las cuales ha estado la expulsión de Rusia del Festival de Eurovisión. Bien distinto es el caso de Ucrania, que pese al crítico momento que vive sigue manteniendo su candidatura para competir en Turín el próximo mes de mayo.
La guerra entre ambas potencias ha teñido de polémica el camino de Ucrania a Eurovisión 2022 desde sus primeros pasos. El pasado 12 de febrero Suspilne, la televisión pública del país, celebró la final del Vidbir, su preselecicón para el certamen europeo, en medio de una escalada de tensión y amenaza de invasión por parte de Rusia.
En ese preocupante contexto, Alina Pash se alzó como vencedora del concurso y, por tanto, representante de Ucrania en Eurovisión 2022 con Shadows of forgotten ancestors, un himno nacionalista que cobraba un nuevo sentido ante la amenaza rusa que se cernía sobre el país.
Europa recibió con entusiasmo la victoria de Alina, incluso se habló de que podría repetir la hazaña de su compatriota Jamala en 2016: ganar Eurovisión con un tema reivindicativo en un momento de tensión diplomática con el Kremlin. Sin embargo, las expectativas se truncaron cuando la artista se vio envuelta en una polémica por visitar Crimea años atrás, supuestamente, desde territorio ruso, algo que prohíbe la ley ucraniana. Ante el revuelo generado y la desconfianza por parte de la propia organización, Pash renunció a representar a Ucrania en el festival.
Mensaje a Europa
La televisión ucraniana escogió a Kalush Orchestra, el grupo que ocupó el segundo lugar en la clasificación del Vidbir, para representar al país en Eurovisión. Pese a que su canción carece de carga política (es un homenaje a la madre del uno de los miembros del grupo), la guerra estará muy presente en la actuación de la banda en Turín. De hecho, sin tener uno de los temas favoritos de los eurofans, Ucrania lleva semanas ocupando el primer lugar en las casas de apuestas, un detalle simbólico que refleja la relevancia que tendrá su aparición en caso de que finalmente pueda participar en el certamen.
Aunque pueda parecer una frivolidad que un país en guerra compita en un festival como el de Eurovisión, lo cierto es que para Ucrania será una oportunidad para mostrarse ante Europa como una nación que se planta ante el agresor, que se levanta de entre las cenizas y que reta al continente a no quedarse de brazos cruzados. Además, Rusia podrá ver de nuevo cómo la UER y, por tanto, la Unión Europea, respalda a su país vecino en este contexto bélico.
Eurovisión y la guerra
A lo largo de su historia, Eurovisión ha tratado de mantenerse al margen de la política y promover la unión de las naciones a través de la música. Sin embargo, las polémicas políticas y los conflictos entre estados miembros del festival son una constante en prácticamente cada edición.
En el caso concreto de Ucrania, su conflicto con Rusia ha marcado la participación de ambos países en Eurovisión desde la invasión de Crimea en el año 2014. Así, en 2015 la candidata rusa, Polina Gagarina, tuvo que enfrentarse a los abucheos del público tras su actuación, así como cada vez que recibía puntos durante las votaciones o cuando intervino el portavoz del jurado ruso para dar los puntos.
Un año después, Ucrania regresaba al certamen por todo lo alto tras causar baja en 2015 por motivos financieros. La artista Jamala se alzaba con el micrófono de cristal cantando 1944, un desgarrador tema sobre la deportación de los tártaros de Crimea. Aquella victoria se vivió en Ucrania como un auténtico triunfo militar, pues su representante se impuso al candidato ruso, Sergey Lazarev, con un tema de corte nacionalista cargado de significado en un momento de máxima tensión.
Con la actual invasión rusa, Jamala ha conmovido al mundo retransmitiendo a través de sus redes la cara más dura de la guerra, por la que ha tenido que abandonar su país junto a sus dos hijos, dejando a su marido en el frente.
Desde su expatriación, la artista ha convertido 1944 en un himno contra la invasión rusa y lo ha interpretado en directo en dos emotivas actuaciones en las preselecciones de Alemania y Rumanía.
El caso de Bosnia
Casos como el de Ucrania se han dado en otras ediciones de Eurovisión. El más recordado es el de Bosnia-Herzegovina, que debutó en 1993 en el certamen en plena guerra civil y con Sarajevo asediada. Aquel año, la banda representante de bosnia tuvo que realizar un peligroso viaje hasta llegar a Millstreet, ciudad irlandesa donde se celebraba el festival.
Durante la gala, el público mostró en varias ocasiones su apoyo a los bosnios con sonadas ovaciones. Una de ellas se produjo cuando el portavoz del jurado de Bosnia-Herzegovina entró por teléfono para repartir los puntos, un momento que presentó grandes dificultades técnicas y que estuvo cargado de significado para todos los presentes en el recinto.
Esta fue una de las mayores muestras de que la política está muy presente en Eurovisión y, más allá de lo estrictamente musical, el público expresa sus filias y fobias ante los conflictos políticos que afectan a los países participantes en el concurso europeo.
Las opciones para Ucrania
Con este contexto se evidencia que la presencia de Ucrania en Eurovisión 2022 supondrá una oportunidad histórica para el país y tendá un simbolismo especial en medio de una guerra que amenaza la estabilidad del continente. Pero, ¿podrá Ucrania participar finalmente en el festival?
Lo cierto es que la candidatura de Ucrania en Turín está teñida de incertidumbre, ya que dependerá de la evolución de la guerra. En caso de que no se vea obligada a retirarse de la competición, Kalush Orchestra tendrá que viajar hasta la ciudad italiana. No obstante, la UER también podría hacer una excepción por el conflicto bélico y permitir al grupo ucraniano participar con una actuación grabada, algo que ya ocurrió con Australia en 2021 por las restricciones del coronavirus que impidieron a la representante y a su equipo viajar hasta Róterdam.
Sea como fuere, la opción que nadie quiere contemplar es la de la retirada de un país que merece estar en Eurovisión y recibir el calor de una Europa a la que ha pedido respaldo en medio de esta guerra.
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