En las últimas dos décadas es innegable que la televisión ha sido el eje sobre el que ha pivotado el sector audiovisual patrio. La televisión en abierto, claro, tan denostada por algunos y que, sin embargo, es la que más carne ha puesto y pone en el asador del audiovisual español.
Bien por intereses comerciales, bien por obligación legal, o simplemente por compromiso con la sociedad o tradición, es incontestable que la pequeña pantalla se ha hecho grande y es el viento que empuja a todo el audiovisual nacional y el paraguas en el que se refugia el cine.
Prueba de esto último es el Festival de Málaga, que este fin de semana ha clausurado su última edición y que es el ejemplo perfecto para observar cómo la gran mayoría de los proyectos ven la luz por la inyección económica que reciben por parte de las teles.
Y en este nuevo panorama, en el que muchos se han quedado tirados por el camino, otros siguen en periodo de adaptación y los menos han sabido subirse a la ola, cabe destacar –por genuino y pionero- el modelo de producción de Atresmedia.
El grupo de San Sebastián de los Reyes domina la taquilla española en los últimos años, es líder de audiencia televisiva, posee las series españolas de mayor éxito fuera de nuestras fronteras y compite de tú a tú en nuestro país con los grandes gigantes como Netflix o Prime Vídeo gracias a su plataforma de pago, ATRESplayer PREMIUM que posee producciones muy premiadas y populares como Veneno, Cardo, Física o Química: el reencuentro o Drag Race España.
Y es que aunque Mediaset, pese a su crisis actual, o Movistar, son rivales poderosísimos y contribuyen de gran manera a mover el sector, Atresmedia ha sabido jugar mejor sus bazas, ya que supo entender hacia dónde se movía el audiovisual y apostó por una concepción más global de su estrategia. Así, entendieron que sus contenidos no solo debían de tener éxito en España (es decir, ser rentables aquí), sino alargar su vida económica fuera de nuestras fronteras.
Es así también cómo se explica el buen momento por el que atraviesa Atresmedia, convertida en la punta de lanza del sector audiovisual español y en el lugar por el que todos quieren pasar: productoras, actores, creadores, directores… Es un escaparate inmejorable y un motor para todo el sector.
No en vano, hitos nacidos en las entrañas de Atresmedia como La Casa de Papel, Vis a Vis, Velvet o cintas como Contratiempo o Durante la tormenta -que arrasaron en taquilla en China- o Klaus -nominada al Oscar-, han apuntalado aún más la estrategia de la compañía, que enseña el camino por el que han de transitar sus competidores.
Compañeros, no rivales
En esa estrategia, que pasa también por participar en el accionariado de algunas de las productoras más importantes del país, como Vancouver Media o Buendía Estudios, Atresmedia se ha erigido en la gran factoría del audiovisual español, siendo el grupo que más ficción ha producido y estrenado en los últimos años. También el único grupo que ha seguido estrenando títulos en las salas de cine en la época más dura de la pandemia. Mientras otros aplazaban y cancelaban estrenos, Atresmedia llevaba a los cines todo tipo de ofertas: desde películas como la exitosa Padre no hay más que uno 2, hasta documentales como Eso que tú me das o series como Veneno.
Pero en este caso de estudio, destaca también la forma en la que el Grupo Atresmedia ha logrado rentabilizar sus producciones. No nos olvidemos, el negocio es lo que mueve todo. Y en lugar de mirar con recelo la llegada de las grandes plataformas internacionales como Netflix, HBO o Prime Video, el grupo comandado por Silvio González vio en ellas un aliado, nuevos agentes con los que hacer negocio.
Así sus series adquieren una doble y hasta triple vida, siendo rentabilizadas en tres fases: primero, en su emisión en ATRESplayer PREMIUM, la plataforma de pago de Atresmedia; meses después en Antena 3, en la clásica emisión lineal de toda la vida y, posteriormente, siendo vendidas a un tercer operador donde también brillan con luz propia como han demostrado los casos de La Cocinera de Castamar, Toy Boy (Netflix), Veneno (HBO Max), Velvet (Movistar +)…
Atresmedia ha sabido también maridar a la perfección, para alegría de ambos, el sector audiovisual con el literario (no hay que olvidar la vinculación de Atresmedia con la editorial Planeta), llevando a cabo adaptaciones de libros como El tiempo entre costuras, La catedral del mar, Fariña, La cocinera de Castamar, La Edad de la Ira, La Templanza, (ésta producida por Atresmedia para Amazon) o, en producción para este 2022, La Novia Gitana y Zorras.
Y si hay un fenómeno sorprendente en los últimos tiempos en el mundo audiovisual, ése ha sido el éxito de la ficción turca. De Europa a EE.UU. pasando por Latinoamérica. Pues hasta en eso ha sabido aprovecharlo Atresmedia para salpicar el audiovisual español: de dos series turcas de éxito como Fatmagül o Madre han nacido dos series españolas adaptaciones de las anteriores: Alba y Heridas, ambas de Atresmedia.
Plataforma de difusión
Una estrategia que no sólo ha creado puestos de empleo, sino que ha potenciado la economía y el turismo de las regiones en las que se han llevado a cabo sus rodajes (Alicante y Almería), en plena crisis económica originada por la pandemia. Una característica que comparten con otras ficciones de Atresmedia que se han repartido por toda la geografía española en los últimos años, generando riqueza y puestos de trabajo en diferentes regiones.
Pero más allá de los números que arrojan las producciones y sus puestos de trabajo directos e indirectos, lo que también ha sabido hacer Atresmedia y ha sido clave para el sector audiovisual patrio es ese intangible llamado “visibilidad”. Atresmedia se ha convertido en un escaparate estupendo para cualquier artista, productora o talent del audiovisual español. ¿Quién no quiere pasar por El hormiguero o Pasapalabra para promocionarse?
Basta un último ejemplo. En estos días, el cine español se ha dado cita en Málaga, cuyo festival cumple 25 años convertido en uno de los eventos culturales más importantes del año. Pues hasta ahí llega también la presencia de Atresmedia, patrocinador oficial del Festival de Málaga desde hace más de dos décadas, que no solo ha apoyado con la presentación de más de medio centenar de títulos, sino que ha sido para el festival malagueño una gran plataforma de difusión del festival y su mejor aliado mediático.
Así que en tiempos de lonas publicitarias, likes en Instagram y plataforma, quizá toca pararse a pensar con los datos en la mano y chequear quiénes son los verdaderos motores del audiovisual español, los que generan puestos de trabajo y los que lo elevan a otra dimensión dentro y fuera de nuestras fronteras.
[Más información: De cómo el Festival de Málaga supo darle su lugar a las series de televisión]