Hace ahora unos días, la jefa de delegación española para el Festival de Eurovisión, Eva Mora, concedía una entrevista al portal Wiwibloggs, uno de los medios de referencia a nivel europeo sobre el festival, en la que decía que en RTVE tenían un plan para organizar el certamen en 2023.
En base a la experiencia cubriendo el Festival y habiendo podido ver todas las actuaciones de esta edición, se me ocurrió compartir la noticia en Twitter diciendo: "Spoiler: no será necesario". Está muy claro que esto es cosa de dos: Reino Unido y Ucrania. O como mucho tres, con Italia en la terna. Acto seguido, cientos de cuentas empezaron a hacer eso que tanto se criticó después del Benidorm Fest: expulsar su odio.
Entre tantos insultos y faltas de descalificación, e incluso alguna que otra amenaza -"Es que tiene una hostia con la mano abierta que íbamos a morir los dos. Él de la hostia y yo de la onda expansiva"-, muchos me reprochaban que por qué no podían ser felices y que quien era yo para romperles la ilusión.
Y fue entonces cuando me acordé de Rosa López y lo mal que lo pasó después de conseguir una séptima posición, algo que para muchos fue considerado como un fracaso. "Sentía que España iba a ganar y no podía decepcionar. Una presión absurda. Bonita, pero ridícula. Quedamos en un séptimo lugar y me tiré tantos años escuchando que todo es política y que vaya mierda de puesto. Esos comentarios se quedan obsoletos con las posiciones que hemos quedado".
Chanel Terrero nos contaba que no está sintiendo presión "porque me lo estoy tomando como algo bonito. Me hace ilusión vivir esto así (...) No pienso mucho en la posición. Obviamente en nuestra energía está ganar. El no ya lo tenemos, pero vamos a por el sí".
Pero, ¿qué pasará si no tenemos ese sí? ¿y si incluso España pudiera caer más allá del ansiado top cinco o se quedara fuera del top ten? Pues lo mismo que todos los años. Quedaría instalado el manido mensaje en la población de que Europa no nos comprende, que no vamos a ganar nunca o que para qué vamos a Eurovisión si no nos quieren.
Y ese ha sido justo el mensaje contra el que hemos estado luchando los medios de comunicación españoles durante los últimos años después de tanto desprecio y mofa. Sólo hacía falta cubrir el certamen desde dentro para entender por qué quedábamos siempre tan mal y por qué en otros países se volcaban tanto.
Fue así cómo hace ya más de nueve años explicamos por qué España no iba a ganar nunca Eurovisión si no había cambios en la delegación española, si no se cesaba a Federico Llano, un directivo que siempre ponía impedimentos a nuestras candidatas. Tanto, que Soraya Arnelas o Pastora Soler amenazaron en su día con volverse a España de no aceptarse los cambios que planteaban.
No sería hasta 2017, tras la bochonorsa preselección de Objetivo Eurovisión y la presión de redes sociales y medios de comunicación, cuando Llano se vio obligado a abandonar, tal y como reveló en exclusiva entonces este medio.
No obstante, aún quedaba otra piedra en el camino: la directora de Entretenimiento de RTVE, Toñi Prieto. También muy cuestionada tras aquella preselección ya que su hija estaba ligada estrechamente al equipo de Manel Navarro, su cese no llegaría hasta 2021.
Entonces, nuevamente en una noticia avanzada por BLUPER, la nueva RTVE decidió introducir cambios en Eurovisión, nombrando a un nuevo equipo liderado por Eva Mora y apartando a Prieto de la dirección de Entretenimiento. Fue así como se llegaría al exitoso Benidorm Fest.
Es entendible que desde RTVE se haya querido crear esa ilusión de que España puede ganar, primero por levantar los ánimos después de tantos años de malas posiciones y segundo porque no nos olvidemos que la cadena pública necesita levantar sus maltrechas audiencias. No obstante, ¿hasta qué punto una televisión pública puede dejar al lado su objetividad en pro del entretenimiento y la audiencia?
España no va a ganar Eurovisión este año. No pasa nada por decirlo. Es mucho mejor ser realista y prudente que alimentar falsas esperanzas para así evitar frustraciones innecesarias y hasta peligrosas. ¿Qué más da que sea primera, segunda o séptima si llevamos años sin conseguir salir de los últimso puestos?
Chanel va a conseguir el mejor puesto para España en varios años. Va a demostrar que tiene talento a raudales y que ya ha conseguido el cariño de los españoles. Ahora la pelota está en nuestro tejado para hacerle ver que esto sólo es el comienzo de una gran carrera. Esa será nuestra verdadera victoria.
[Más información: “No va a ganar, pero cuidado con ella”: así ven otros países las opciones de Chanel en Eurovisión]