La gran final de Drag Race España llegó este domingo hasta ATRESplayer Premium, y como ya se analizó en estas páginas, Sharonne se alzaba como la gran favorita para ganar. La drag catalana había conseguido más victorias que Marina, Estrella Xtravaganza y Veneditta Von Däsh, sus rivales, y nunca había quedado entre las dos peores de ninguno de los capítulos. Sin embargo, la forma de disputar la final puede variar de un año a otro, y eso deje de garantizar su corona.
La gran final empezó con las reinas teniendo que escribir un verso para la canción ‘Llévame al cielo’ de Supremme Deluxe, grabarlo y luego protatonizar un videoclip donde lo presenten. La idea fue muy buena, y el resultado fue más interesante que, cuando el año pasado, hicieron a las finalistas cantar en playback un tema de RuPaul.
Fue muy bonito ver a las cuatro finalistas darse cariño y apoyo a la hora de escribir sus versos, bromeando, mejorando las propuestas de sus compañeras. La cosa quedó bastante bien, y el resultado del vídeo, que terminó en directo en el escenario final, fue muy resultón.
Como era de esperar, la categoría final era tu mejor drag. Veneditta lució un traje con mucho volumen en tonos negros azulados que dejaban muy claro quién es ella y el rollo que nos venden. Sin duda, fue su mejor traje hasta la fecha, y quizá la más bella de la noche.
Marina lució un traje negro que, en principio, parecía bastante sencillo, sobre todo, para alguien que nos solía contar grandes historias a través de sus vestidos. Alrededor de la cara llevaba un encaje que no terminaba de entenderse. La diosa no binaria de Barcelona ha tenido un concurso muy interesante, pero como seguidor del formato, considero que no ha sido su mejor drag, pues nos ha ofrecido grandísimos looks, y este se quedaba entre dos tierras.
La gaditana Estrella Xtravaganza vendió un drag, según ella, inspirado en las Meninas, aunque mi primera sensación fue estar viendo a Cenicienta de Disney. Al llegar al escenario hacía una revelación, que mostraba la estructura del cancán y tenía unas cestas. Era divertido, pero no esperaba tampoco que ese fuese el mejor drag de Estrella, no la asociaba yo a una estética de ese tipo. Ella, que nos vendió un Teleñeco en el Meet the queens y que entró al taller vestida como una versión drag del muñeco del vino de Tío Pepe con labios abultados.
Cerró la pasarela Sharonne, con un traje de textura reflectante, que daba un rollo como de plumas, y con un tocado a juego. Estaba realmente bella, y encajaba muy bien en su estética.
Tras una primera ronda de valoraciones sucedió algo que quedó, televisivamente, de lo más extraño. Los jueces, a solas, hablaron e hicieron un análisis de todo el concurso de cada una de ellas, y a todas les sacaban un pero, excepto a Sharonne, que lo más duro que pudieron apuntarle es que viniese ya tan curtida de casa que todo le haya resultado fácil. En ese punto, costaba imaginarse que al final de la noche se pronunciase el nombre de Veneditta, Estrella o Marina como ganadora. Estas críticas hicieron que el resto de la gala tuviese menos emoción, la verdad.
Antes de iniciar el playback final, los jueces decidieron que el concurso de Marina acababa allí. En las redes sociales muchos vieron esta decisión injusta, pero lo cierto es que, como seguidor del formato, me esperaba un lipsync final como máximo de tres. A Marina le fastidió irse porque su traje estaba lleno de ruveals para mostrar durante el playback, y ojalá nos lo descubra a través de las redes sociales en el futuro.
El tema elegido para la gran final fue ‘Ni tú ni nadie’ de Alaska y Dinarama, un clásico del transformismo que potencia ese aire ibérico que ha tenido toda la temporada y que ha venido de perlas al formato. Veneditta estuvo muy bien, y Sharonne se sacó algunos trucos como lanzar purpurina de sus guantes y del corazón que llevaba en mitad del pecho (y que se cayó al suelo al arrancar la canción). Por su parte, Estrella se convirtió en un bazar chino y empezó a sacar complementos según lo dijese la canción: un bote de sal para “haces muy mal en elevar mi tensión”, un reloj para “miro el reloj”, un cuadro con Carmen Farala para “vete de aquí, no me supiste entender...”. Estaba graciosa y teatral.
Lo más bonito de todo era que entre las tres reinas había un buen rollo enorme, se apreciaba el respeto y el cariño que se sentían, interactuando las unas con las otras sin entorpecerse, y hasta Sharonne y Veneditta acabaron el show con un beso.
Y ahí fue cuando los jueces pronunciaron el nombre de Sharonne como la nueva drag superstar española, y recibió la corona de manos de Carmen Farala. Con relativa emoción (recordemos: para evitar filtraciones se graba la coronación de todas las finalistas y se emite solo la buena), Sharonne agradeció a las mujeres de su vida, su madre y sus hermanas, la inspiración que ha sido para ella, y aplaudió haber podido, al fin, ganar un concurso. Y así validar, en cierto modo, sus más de dos décadas dedicadas al mundo del transformismo.
Realmente, no podía no ganar Sharonne; ha sido una clara favorita como las que pocas veces se ven, como Envy Perú o Bianca del Río. Ha sido elegancia pura, diversión, versatilidad. Fue muy buena en todas las pruebas sin perder la humildad ni la sensatez, ha dejado looks icónicos, y además, demuestra que la experiencia es un grado. Y es que a sus 45 años se ha convertido en la ganadora de más edad de toda la franquicia, lo cual también supone una importante inspiración para todas las reinas que no acaban de salir del cascarón precisamente. Porque Sharonne ha demostrado que, con talento, cualquiera puede llevarse la corona y cumplir sus sueños, sin importar la fecha de nacimiento.
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