Noemí Ungría, concursante la tercera edición de Gran Hermano, ha vuelto a la televisión para sentarse en el plató de Fiesta, donde volvieron a surgir preguntas sobre su tormentosa relación con Raquel Morillas, quien fue compañera suya en el reality-show y con la que se convirtió en uno de los rostros más mediáticos de Telecinco en los años 2000. La exconcursante no solo recuerda ese momento de su vida como algo que no busca repetir, sino que rechaza cualquier reencuentro con su exmujer. “No quiero remover cosas del pasado”, señalaba.
A pesar de haber sido la primera expulsada de la tercera edición, de la que salió también Kiko Hernández, convertido actualmente en uno los rostros imprescindibles tanto de Telecinco como de La Fábrica de la Tele, Ungría fue una de las exconcursantes del reality que más juego dio y que más presencia tuvo en los programas de la cadena en los 2000, especialmente por la relación que tuvo con Morillas, excompañera también de GH.
Una relación que surgió en los platós tras el paso de ambas por el reality y que se convirtió en una de las más mediáticas de la década, en un momento en el que las redes sociales no existían y en el que se veían muy pocas parejas lésbicas en los medios de comunicación. Un amor que se truncó con el horrible accidente automovilístico que sufrieron en 2003 y que dejó a Morillas que terribles secuelas, que le obligaron a someterse a varias operaciones.
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Actualmente, la vida de Ungría es muy diferente. Tras haber mantenido una relación con David Vilardell en 2007; desde 2009, la exconcursante de Gran Hermano está casada con el paparazzi y fotógrafo Enric Bayón, con el que tiene dos hijos. La agente comercial comenzó hablando de su etapa en la televisión y cómo sintió que esta le dio la espalda.
“Yo desconocía lo que decían de mí, pero claro, lo que se veía de mí era bronca. Yo no he dejado a la tele, la tele me dejo a mí. No borraría nada. Lo pasas mal y bien y aprendes. Nos merecemos lo que nos pasa porque nos enseña”, explicó en el programa presentado por Emma García.
El momento más espinoso fue cuando en el magacín se abordó el tema de su relación y divorcio con Raquel Morillas, de la que se negó a hablar, a pesar de que, desde el programa, se llamó a su exmujer, quien no dudó en hablar.
“Siempre que se ha acercado a mí, ha sido para algo malo. Nada se me remueve, cero, me da igual, como si me dices que está muerta. No creo que haya un reencuentro, porque la última vez fue en un Deluxe y se tomó un Trankimazin", señaló, destacando que Ungría "siempre miente" y que no tiene el coraje de “tener un cara a cara” con ella.
A pesar de que Miguel Ángel Nicolás señalase que Ungría se negó a ver el vídeo, pues cuando se puso, esta optó por mirar hacia abajo y solo escuchar el sonido, la exconcursante no dudó en pronunciarse al respecto. “No quiero saber nada de este tema, no tengo la necesidad de remover cosas de hace años. Ni me duele ni no me duele, es parte del pasado”, zanjó.