El pasado invierno, Patricia Conde dinamitó MasterChef Celebrity. La actriz contó en varias pinceladas cómo el programa no es tan blanco como lo percibimos desde casa. “Lo que insinúo es que contratéis a algún psicólogo para el programa para que nos explique el porqué de las cosas. En plan 'no estás loco, te han apagado el horno', por ejemplo”, escribió en sus redes sociales, mensaje que terminó borrando.
Eso puso en el ojo del huracán tanto a la productora como al programa en sí, que ya había recibido críticas en otras ocasiones por poner por delante el factor reality, con roces de convivencias o amoríos por delante de unos buenos cocinados. Y poco a poco, más voces de antiguos concursantes, anónimos y famosos, relataban su mal recuerdo del concurso, algunos mojándose más que otros.
El tema resultaba más complicado porque un año atrás, en diciembre de 2021, tras el suicidio de Verónica Forqué, el entonces presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, aseguró en la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades que reflexionarían “profundamente” sobre este asunto. “MasterChef no es un reality, sino un concurso de habilidades. A veces los matices entre uno y otro son discutibles. Es importante que, de ahora en adelante, tengamos estos valores muy presentes, que los datos de audiencia no sean el único razonamiento”, afirmó.
[Jordi Cruz acuerda con Fray Marcos de ‘MasterChef’ que sea él quien le case con Rebecca Lima]
Sin embargo, aquel compromiso es historia, y más desde que el propio Pérez Tornero no está ya en RTVE. En la actual edición de concursantes anónimos, de hecho, se nota mucho que hay perfiles que interesan más por cómo agitan el avispero que por lo que aprenden y lo que dan de sí en las cocinas. Y el ejemplo más claro es el tiktoker Luca, quien parece contar con una protección oficial. Hay días en los que casi no se le ve cocinar, y está más preocupado de posar y de tener buena apariencia que de sacar platos adelante. A veces hasta ha sido el mejor de alguna prueba, para estupefacción de quienes lo están viendo todo desde casa.
El último expulsado de la semana pasada fue Fray Marcos, quien por momentos nos dibujaron como el villano de la edición. Y en una entrevista para la revista Dominicos el religioso ha contado que estaba bajo de ánimos el día de su salida. Que tenía problemas de salud por una hernia que le causa dolores, pero que también era complicado “soportar, a veces, conductas que no vienen dentro del programa”, porque “hay gente que a lo mejor cree que está en un reality show distinto a MasterChef”. Que para él es un formato “para cocinar, para divertirnos”, y se ve que algunos de sus compañeros lo veían de otra manera.
Volviendo al caso de Patricia Conde, muchos recordarán cómo el día de su salida parecía haber tirado la toalla, e incluso ella misma contó en Instagram que había preferido “reírme de mí misma e inmolarme con un divertido show para quitarle hierro al asunto”. Pues con Fray Marcos parece que ha pasado algo similar. Él tenía el pin de la inmunidad, y prefirió no usarlo para también irse a casa con mucho gusto. “Me recomendaban que lo entregara, pero ya estaban ocurriendo cosas dentro de mí, muy personales, muy íntimas... Y la convivencia también fue desgastándome, desanimándome”, ha explicado en el citado medio religioso.
Así pues, MasterChef debería hacer algo de autocrítica cuando hay más de un concursante que prefiere volverse a su casa que seguir peleando porque no puede con las condiciones de su alrededor. Cuando es evidente que se premia o protege, o ambas cosas a la vez, a quien más ruido hace por encima del que ha ido allí a darle pasión a su vena cocinera.
Eso sí, Fray Marcos ha sido mucho más moderado en sus críticas que Patricia Conde. Hay que leer entre líneas para saber a qué se refiere, y no ha hecho fuertes acusaciones hacia sus compañeros como sí que hizo la humorista. Que hasta dijo que había dos personas que se drogaban en las pruebas.
Por otro lado, hay que seguir haciendo hincapié en cómo no han cumplido ni TVE ni MasterChef con el compromiso de hacer programas más cortos para que el público se pueda ir antes a la cama. Las galas siguen siendo largas a pesar de contar con solo dos pruebas, y acaban alrededor de la una y media de la madrugada. El hecho de que tenga como telonera la serie 4 estrellas tampoco ayuda a visionar con gusto esas galas de más de dos horas y media.