Cada miércoles, los espectadores de La 2 tienen una cita con el teatro gracias a A este paso (no) estrenamos. El formato producido por Zeppelin continúa invitando a tres famosos en cada entrega a convertirse en un auténtico actor de teatro clásico español. Aplaudido por los seguidores del canal de TVE y convertido en ejemplo didáctico para enseñar cómo funciona el teatro en las escuelas, el talent show pasa el ecuador de su emisión, con la emisión de Obra de la semana que viene, de Autor de la semana que viene. Un desafío al que se ha enfrentado Juanma Iturriaga, quien se subió sobre las tablas para encarnar a Calisto, de la célebre La Celestina de Fernando de Rojas.

Jugador de baloncesto entre 1975 y 1990 y reconvertido en uno de los presentadores y figuras más reconocidas de la televisión española, Iturriaga decidió enfrentarse a un nuevo reto, el de subirse a las tablas y recitarse prosa en castellano antiguo. "Me gusta hacer cosas diferentes. Siempre lo he intentado hacer en mi vida. Pero también es verdad que tiendo más a rechazar rápidamente a aquello que no me llama la atención. En esta ocasión, pedí que me dejasen meditarlo durante un día entero. El teatro me da mucho respeto", explica en una entrevista concedida a BLUPER.

Para Iturriaga, lo que más impresión le causó fue el riesgo de hacerlo mal. "Sobre todo, por ese miedo a hacerlo mal. Pero bueno, a mí me suele pasar también que digo que sí y según se va acercando la fecha, me preguntó por qué acepté. Pero en cuanto vine el primer día, todo fantástico. Sentí que acerté. Aunque la semana que pasó entre los ensayos y la grabación, pasé por estados emocionales muy diferentes", comparte. Eso sí, destacando que el meterse en el teatro no le ha descubierto otra faceta de su vida. "El querer hacer algo y tenerlo todo bien atado forma parte de mi propio carácter", señala.

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La gran diferencia que ha tenido su participación en A este paso (no) estrenamos ha sido que el teatro le ha hecho revivir esos nervios que sintió durante su etapa jugando al baloncesto. "La mayoría de las que cosas que he hecho en televisión tiene varios puntos en común. Esto no se parece en nada a presentar o a ir de concursante a un formato. Esto es muy especial. Quizás lo relaciono más en mi etapa deportiva. Ahí es donde veo similitudes. Es decir, se parte de una idea, se entrena, lo trabajas y hay un momento dado en el que tú sales al campo y juegas un partido y, a veces juegas bien y a veces juegas mal", argumenta.

Es más, Iturriaga ha defendido cómo vocaciones tan diferentes como es la del actor en el teatro con la de jugar al baloncesto. "Sí, al final cuando sales a la cancha, te la juegas a un solo partido, no hay opción a repetir una jugada, como en el teatro", explica, recordando que el tiempo de preparación para su escena de La Celestina fue muy breve. "En este caso, está mucho más reducido porque no tienes tiempo, son sólo dos días. Pero el proceso sí es parecido, de interiorización de lo que vas a hacer, de pensarlo, de aprenderlo, de repetirlo un millón de veces. Es lo mismo que hace un deportista", compara.

"Como pasa en los deportes en equipo, en el teatro tienes que estar pendiente tanto de tu trabajo como en el del otro"

Eso sí, el presentador considera que esas comparaciones son mucho más evidentes cuando se trata de un deporte en equipo, como el baloncesto o el fútbol. "En ambos casos, tienes que enfrentarte al público, lo que has entrenado, lo tienes que mostrar delante de un buen número de personas. Además, en el teatro pasa algo similar que en los deportes de equipo, tienes que estar pendiente tanto de tu trabajo como en el del otro. Hay una interdependencia que es propio de los deportes colectivos. Tú sales a escena junto con una persona o más y todos tenemos que coordinarnos es un oficio muy trabajado", argumenta.

Iturriaga confiesa que se volvió "a comprar el libro" de Rojas cuando supo que iba a meterse en la piel de Calisto. "No lo llegué a terminar. Me resultó más árido el texto de lo que tenía en mente. La escena que yo debía hacer era más ligera, casi rozando la comedia. Hay partes de la obra que hay que leerlas más de dos veces. Me vi la película, pero lo que más me sirvió fue todo lo que entrené con Ángel [Ruiz] sobre la escena que debía hacer", detalla.

En este proceso, la presencia de los mentores se ha antojado fundamental. Mientras que Inma Cuevas y Cristina Castaño se encargaban de Espido Freire y José Manuel Zapata, el encargado de ayudarle al exjugador de baloncesto fue Ángel Ruiz. "No le conocía personalmente, pero he aprendido mucho. Supo comprenderme. Creo que están tan acostumbrados a estudiar personajes, que supo cómo analizarme y entendió muy bien cómo ayudarme. Al fin y al cabo, su función era esa. Tiró mucho de vis cómica, donde yo me siento cómodo. Estuvo muy bien", manifiesta.

"Hubo una época en la que el teatro estuvo muy presente en la televisión"

A pesar de prepararse mentalmente, de revivir esa adrenalina que sintió cuando jugaba al baloncesto, Iturriaga también revela que sintió un "terror atroz" en el momento en el que el telón iba a subirse y el público iba a presenciar la obra. "Los cinco minutos antes de empezar fueron los que me pusieron más nervioso. La escena, encima empezaba conmigo tumbado, las luces estaban apagadas. Hubo unos 15 segundos a solas hasta que empezó la escena. Lo que más agobio me producía era poder quedarme en blanco, estar ahí arriba y que las luces de la cabeza se apagasen y no saber dónde tirar. Pero, una vez sueltas la primera frase pues todo viene rodado. El mecanismo que ensayamos se puso en marcha", comparte.

'A este paso (no) estrenamos'.

Iturriaga se muestra encantado con que RTVE apueste por formatos como A este paso (no) estrenamos, en los que se tiene más en cuenta otros factores ajenos a los índices de audiencia. "Creo que hay que ser consciente de lo que quieres hacer y a quién te quieres dirigir. Ojalá fuese un formato de consumo masivo, pero el teatro, desgraciadamente, no lo es. Al final, yo creo que es ir pasito a pasito, ir incentivando. Hubo una época que el teatro estuvo muy presente gracias a Estudio 1", expone.

"Han cambiado las cosas, no hay motivos para ponernos nostálgicos. Pero yo creo que el teatro, de una forma u otra, es un arte escénico de una importancia en nuestra cultura que tiene que tener una representación y un espacio. La 2 es un canal ideal para ello. La gente que le guste puede verlo y los que no, pueden descubrirlo. Hay que aspirar a hacer buenos productos y luego darles una cierta continuidad para saber hasta dónde llega. Este programa puede tener un futuro infinito", prosigue.

De ahí, que el presentador reivindique que existan formatos pensados para el servicio público. "Hay que apostar por la diversidad y la calidad. Lo que se haga, del tema que sea. La privada puede permitirse otras jerarquías, pero en la pública, el primer mandamiento debe ser la calidad, hay que hacer cosas buenas. A veces las claves del éxito no están en la calidad del producto sino en otro lado, a ese juego, las cadenas públicas no deben jugar. Ellas deben apostar por la calidad. Al final, lo bueno es lo que queda en la memoria, sobrevive", sentencia.