Tras una dura y larga final, que se ha emitido en una única noche, MasterChef 11 ya tiene vencedor: el zaragozano Eneko Fernández, quien ha hecho un gran concurso y era uno de los claros favoritos para alzarse con la victoria. Para su último cocinado, Eneko se decantó por preparar Eneko elaborará un tartar de carabinero como primero. Luego un pichón a baja temperatura, y de postre un helado de chocolate blanco con pimienta, y algodón de azúcar, entre otras elaboraciones. 'El amor', 'La familia' y 'El futuro' fueron los nombres que eligió para sus platos.
La historia de Eneko con la cocina resulta de lo más particular, y es que, hasta hace siete años, cuando se retiró, lo conocíamos como futbolista. Como jugador de balompié juegó en el Alavés, el Real Oviedo o los equipos filiales del Zaragoza y del Fútbol Club Barcelona. El Ejea, el Sabadell o el Tudelano fueron otras de las formaciones en las que jugó. Como profesional del balón disputó hasta 141, en los que marcó diez goles y repartió cuatro asistencias. Tras colgar las botas, también ejerció de modelo.
Nacido en Garayalde, Zaragoza, en 1984, Eneko se presentó al casting final de Masterchef con un secreto ibérico que fue muy bien valorado por Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz. “Está muy bien hecho, una salsa muy rica que te transporta a otros sitios”, le dijeron en aquel primer programa. Poco a poco, su forma de cocinar y su forma de ser le fueron convirtiendo en uno de los aspirantes más queridos.
Su humanidad quedó patente cuando su esposa Cristina y sus hijas Ona y Martina le visitaron poco antes de que arrancase las semifinales. Con ellas reside en Terrassa, y allí trabaja en una boutique de café, y la familia se ampliará en breve porque espera su tercer hijo. Su estilo de cocina tiene un toque oriental, y en la web oficial del concurso avanzaron en su presentación que su especialidad eran los arroces en su punto. La crema de espárragos blancos o el secreto ibérico con un toque asiático han sido de sus platos más aclamados.
Si tiene un punto flaco, ese podría ser su propia exigencia. De hecho, aunque se ha llevado muchas felicitaciones a lo largo de la competición, en ocasiones el trío de jueces le ha tirado de la oreja por complicar las elaboraciones, o mostrar más conocimientos de lo que algunos platos necesitarían.
De su historia más reciente en el formato, hay que destacar cómo la pasada semana se enfrentó a una dura doble capitanía que resolvió muy bien. “Eneko, hoy has hecho una de las mejores dobles capitanías de la historia de MasterChef. Llevamos 10 años poniendo en práctica esto y casi siempre sucede lo mismo: capitanes sobrepasados que además dan órdenes contradictorias, que pasan más tiempo en una cocina que en la otra, que provocan el caos. Me pone muy contento que lo hayas hecho tan bien”. “Estoy muy contento. En ningún momento se me había pasado por la cabeza renunciar a la doble capitanía. Sé que asumía un riesgo. Pero quería mostrar todo lo que he aprendido en estos tres meses para que me valoren y vean que tengo que estar en esta final”, respondía Eneko entonces, sin imaginar que no solo estaría en la gran final, sino que la ganaría.