Desde el 26 de noviembre, Dani Rovira muestra el lado más entrañable de diferentes rostros conocidos con Un día de perros, un videopódcast para RTVE Play. Cada domingo, el programa ofrece un nuevo episodio que cuenta con invitados especiales que narran sus experiencias al lado de sus compañeros caninos. Mercedes Milá, Blanca Portillo, Fernando Grande-Marlaska, Juan Gómez-Jurado y Bárbara Montes han sido los famosos que se han dejado caer en los cuatro primeros episodios.
Un programa de divulgación que se enfoca en el cuidado, la educación y la convivencia con los perros y que busca diferenciarse de otros formatos similares. “Lo básico de este programa, más allá del entretenimiento y que busca divertir al público, que nos da una visión más sensible, consciente y moderna de nuestra relación con los perros. A través de charlas y de la presencia de rostros conocidos, que no deja de ser una excusa para que la gente comprenda que hay una forma nueva, muchísimo más sensible, empática y amorosa de convivir con los perros”, señala en una entrevista concedida a BLUPER.
“Rompemos lo de denostar, que es algo cultural. El castigo, la orden, la sumisión, el estatus. A ver, por un lado está el perro, que tiene sus propias necesidades y, por otra, está el humano, que tiene las suyas. Algunas son comunes. Por ello, nos vamos a tratar de igual a igual”, agrega, recordando que el programa cuenta con especialistas y profesionales sobre el tema, como Eli Hinojosa, terapeuta del comportamiento canino, o Santi Vidal, entrenador de perros especialistas.
“Gracias a Santi [Vidal], podemos desmontar un montón de patrones que tenemos de comportamiento hacia ellos, aludiendo que [a los perros] les queremos un montón y que hay que aprenderlos a saber querer bien”, señala el actor y humorista, quien cree que, quizás, fue “perro en otra vida”, por la fascinación que tiene hacia ellos.
“Es verdad que es uno de los animales a los que más posibilidad de acceso tenemos”, reconoce, relacionándolo también con su veganismo. “Como vegano, considero que no es una ideología, sino una manera de entender la vida. O sea, amo tanto a los animales que renuncio a ellos. Renuncio a comérmelos, a vestirme con ellos, a divertirme a su costa. Vamos, a aprovecharme de ellos. A todo eso, porque los amo”, manifiesta.
“Ser vegano no es una ideología”
“Por supuesto, claro que me encantaría poder ver una jirafa, pero prefiero no verla si eso conlleva ir a un zoo. En lugar de eso, prefiero gastarme un dinero e irme a África y verla en su hábitat natural. Por eso, los perros, a día de hoy, es el animal al que más acceso tenemos de manera ética, junto con los gatos. A no ser que vivas en el campo, donde, entonces, puedes tener un burro o un caballo, siempre que no forme parte de una explotación”, prosigue.
“Además, el perro es un animal que lleva miles y miles de años conviviendo con el ser humano. Entonces, hay un lazo muy fuerte con ellos. El perro adora al ser humano. Tú puedes tener una enorme casa, con una parcela de mil hectáreas para que tu perro corra y se lo pase bien. Sin embargo, seguramente, tú estés sentado en un porche y el perro esté al lado tuyo. Por eso, creo que Un día de perros es un programa que le hace justicia a ellos, que nos enseña a quererlos de una manera tan genuina como ellos nos quieren a nosotros”, reconoce.
Rovira reconoce que fue su relación con los perros lo que le hizo valorar “las cosas esenciales de la vida”. “No sé si ayudan a reconectar con la tierra, pero sí que creo que nos conectan más con las cosas esenciales de la vida. No es una cosa que me haya inventado, sino que ha sido algo que me ha pasado. Eso ya pudo verse en mi especial de Netflix, Odio. Es más, se hizo muy viral ese mensaje. Fue un momento en el que yo vivía con mucho estrés y ansiedad. Vivía con prisa y la vida me atropellaba. De repente, tenía que bajar a pasear a la perra y ella, en el camino, se paró para oler una flor”, argumenta.
“Fue, en ese momento, cuando me dije: ‘¡Hostia! ¡Cuánto hace que no me he parado yo en un banco para ver el paisaje o para que me dé la brisa debajo de un árbol!’ Por ese lado, sí que creo que los perros nos hacen tocar tierra. Estamos en una vorágine de cosas que nos obligan a ser más productivos, de tener muchas reuniones, citas de arriba y abajo. Para un perro esto sería en plan: ‘Vale, Dani, me parece estupendo. ¿Pero te has parado a leer esto o mirar tal cosa?’ Ellos son el romanticismo y, por eso, te ayudan”, continúa.
“Los perros nos reconectan con las cosas esenciales”
“A mí me han ayudado a estar en una alfombra roja en un estreno con cientos de personas, selfis, prensa y vestido de esmoquin. En ese momento, te siente la persona más especial del mundo… pero yo, a las dos de la madrugada, estoy en mi barrio recogiendo las cacas de mis perros, que eso es dándoles un paseo, que eso es lo que a mí me hace tocar tierra. En mi caso, con mi profesión, entiendo que cada uno de cada uno a su manera”, señala.
Un día de perros cuenta con la presencia de invitados como Mercedes Milá, Fernando Grande-Marlaska o Juan Gómez-Jurado. Rovira reconoce que cada uno de ellos ha mostrado una forma de ser distinta al relacionarse con sus animales. “Creo que es algo digno de destacar. Todos han sido personas maravillosas, pero, al fin y al cabo, todos tienen sus profesiones y cada uno tiene su forma de ser. Cada uno tiene sus escudos, sus barreras y sus armaduras”, declara.
“Lo que ha pasado es que este programa ha tenido una temática diferente, relacionada siempre con los perros, y eso le ha hecho a cada invitado a enfrentarse a algo diferente. Han venido, metafóricamente hablando, desnudos y con una capacidad generosa y preciosa. Cuando hablan de alguien a quien aman, se muestran sin barreras, frágiles. Por ello, les veremos de una manera muy distinta a estar presentando una novela, en un proyecto cinematográfico o en el Congreso de los Diputados”, prosigue.
“Estoy muy agradecido de que nos hayan abierto las puertas de su corazón. Ha habido momentos de las entrevistas donde se ve que les brillan los ojos porque se han tocado un tema que les ha tocado de diversas formas”, detalla Rovira, quien ha visto en la fama que tiene una manera también de implicarse en proyectos y dar visibilidad a causas solidarios y sociales.
“A mí, la fama es algo que no es que me haga mucha ilusión, especialmente. Entiendo que la fama te lleva a ser conocido y que te ofrezcan guiones, proyectos distintos. Ayuda a llenar un teatro. Por ese lado, esto muy agradecido. Pero luego, hay otra parte. Esa justo, aprovecho a poner el foco, el altavoz de ese escaparate constante para que se hablen de temas que importan. Es algo que llevo ya haciendo muchos años”, explica el actor, quien considera que no sienta “cátedra”, pero que ve necesario implicarse socialmente.
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“No dormiría tranquilo si usara la fama solamente para mi lucro personal. Por supuesto, es un trabajo y me pagan por ello y eso hace que viva bien. Estoy muy agradecido, es mi pasión y soy feliz encima de un escenario, rodando películas y series. Pero intento también echar una mano en lo que puedo, tengo la necesidad de devolverle a la vida lo que me ha dado. Por ello, pongo el altavoz a aquellos que han nacido con unas cartas más complicadas. No sólo en materia de defensa animal, hablo también de derechos humanos, del cuidado del medio ambiente”, reconoce.
De ahí, que considere que la actual ley de bienestar animal, aunque “bienintencionada”, se “ha quedado corta” en “varios aspectos”. “Es algo tan amplio que, obviamente, no voy a decir que no tenga cosas buenas, porque las tiene. Sin embargo, sí que creo que ha habido ciertos retrocesos en algunos aspectos. No entiendo que mi perro, sea de la raza que sea, esté más amparado por la ley que un galgo, que forma parte de una rehala de un cazador”, explica.
“Al final, ¿no es el mismo animal? Entonces, ¿por qué esa distinción? ¿Acaso un galgo merece menos que un caniche, un Beagle o un pastor alemán? Queda mucho por hacer. O sea, con la ley de bienestar animal se han quedado cortos, a pesar de que haya habido intenciones buenas. Se han quedado tan cortos que, algunos aspectos, ha habido un poco de retroceso”, concluye.