Había mucha expectación por cómo iba a ser la 38ª edición de los Premios Goya. Los Javis presentaban por primera vez el certamen, junto con Ana Belén. Los directores de moda de la industria audiovisual española se enfrentaban a uno de los mayores retos que existe: lidiar con una gala que pocas figuras han querido presentar de nuevo. Una velada en la que, además, la atmósfera reivindicativa iba a estar más presente de lo habitual, dado los presuntos casos de abusos sexuales que han surgido relacionados con cineastas.
La gala comenzó con un momento digno de Paquita Salas, con los Javis en pijama ‘soñando’ que presentaban la gala con una gran “diva” como Ana Belén. Con la actriz y cantante entrando como un torrente. Tras ello, surgió justo lo que los propios directores y actores avisaban: Amaia Romero realizando una versión personal de la emblemática Mi gran noche de Raphael, seguida de David Bisbal. El artista almeriense ofreció una contraposición al intimismo de la cantante pamplonesa.
A diferencia del año pasado, con la que Antonio de la Torre y Clara Lago apostaron por un ritmo clásico y académico, los Javis han querido darle dinamismo. Es más, ambos junto con Ana Belén han tirado de nostalgia televisiva para los gags. Los guiones de la gala, que han corrido a cargo de Paloma Rando y Pilar de Francisco, han optado por ser mucho más dinámicos, evocando a los momentos de Isabel Gemio o Concha Velasco en Sorpresa, Sorpresa.
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Por supuesto, no podían faltar los momentos en los que los Goya buscan replicar a los Oscar. Este año, tocó emular el momento selfi de Ellen DeGeneres, con los Javis y Ana Belén reuniendo a todos aquellos actores que han sido nominados alguna vez al ‘Cabezón’ pero nunca se han alzado con él. Mención aparte al momento en el que Malena Alterio se alzaba con el Goya a la mejor actriz por Que nadie duerma, provocando que en redes sociales se recordara que 'Belén' le ha 'arrebatado' el Goya a Alicia, en clara referencia a su mítico personaje en Aquí no hay quien viva.
Ahora bien, aunque el humor ha estado bien ensamblado (especialmente en la primera parte de la gala), eso no ha implicado que se haya evadido uno de los temas candentes que el público esperaba que se tocase. Tras el enérgico número musical, Ana Belén habló directamente sobre los casos de abusos sexuales en la industria. Javier Calvo y Javier Ambrossi le apoyaron también, reivindicando el movimiento Se Acabó. La gala mostraba así el compromiso anunciado con las víctimas. De hecho, el mensaje volvió a tocarse cuando uno o varios de los galardones aprovecha su discurso para alzar la voz.
Aunque la gala estuvo a la altura en lo referente a las reivindicaciones contra los abusos, sí que optaron por omitir cualquier referencia a las manifestaciones de los agricultores. A pesar de haber tenido a las puertas de la Feria de Valladolid a varios manifestantes, muchos de ellos pidiendo la dimisión del presidente del Gobierno (quien estuvo presente en la gala, junto con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y tres ministros más), la gala optó porque las reivindicaciones estuvieran tanto enfocadas en el cine como en reivindicaciones sociales e internacionales.
Los discursos que destacan gracias a la emoción
En ese sentido, la gala emocionó especialmente en aquellos discursos que salieron del propio sentimiento. Fue el caso de Rigoberta Bandini ganadora del Goya a la mejor canción original por Te estoy amando locamente. La cantante y actriz de doblaje no dudó en defender a la comunidad LGBT, en plena sintonía con el alma de la cinta. Lo mismo sucedió cuando Estíbaliz Urresola Solaguren y Ane Garabain subieron a recoger sus premios por 20.000 especies de abeja, quienes dedicaron el premio a las personas trans y reivindicaron la visibilización de la diversidad. De la misma forma, estuvo el potente alegato de Pablo Berger, ganador del Goya al mejor film de animación por Robot Dreams, quien recordaba que es la sala de cine el hogar natural de un largometraje y donde debe verse primero.
Tampoco faltaron los homenajes. La muerte de Concha Velasco obligaba a ello, máxime cuando la gala se celebra en su ciudad natal. Para ello, Ana Belén y los Javis versionaron los temas más reconocidos de la mítica actriz. El potente discurso de Claudia Pinto, ganadora del Goya al mejor largometraje documental por Mientras seas tú, quien no dudó en dedicar enteramente el galardón a Carme Elías, protagonista de la cinta y que ha visibilizado al Alzheimer. O el que se hizo a María Jiménez y su tema Se acabó.
A pesar del dinamismo inicial, los problemas técnicos volvieron a demostrar que siguen siendo una asignatura pendiente en estos premios. Este año, ha sido el micrófono de los ganadores el que no lograba situarse a la altura de los premiados, algo que comentó J.A. Bayona cuando recogió el premio de Michael Giacchino a la mejor música.
Por otro lado, un problema que tienen las galas es que se alargan en exceso, lo que deriva en que los presentadores terminen estando ausente en la segunda parte, justo en la que se entregan los galardones más importantes. A pesar de ello, Pedro Almodóvar logró poner el broche de oro justo en la última parte.
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El cineasta manchego consiguió aumentar la expectación a la hora de nombrar el título a la mejor película. No sólo eso, sino que le dio un sonoro zasca a Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León y líder de Vox en la comunidad autónoma, quien llamó “señoritos” a los productores de cine que crean películas “que luego no ve nadie”. El manchego le recordó que el cine español es laureado a nivel internacional y que los cineastas “devuelven el dinero que el Estado les ha dado”, además de crear “miles de puestos de trabajo”.
En lo referente al palmarés, La sociedad de la nieve ha arrasado. Ha logrado 12 de los 13 premios a los que optaba, incluyendo el de mejor película y mejor dirección. Le sigue, muy de lejos, 20.000 especies de abeja, con 3 galardones, destacando el de mejor dirección novel y el de mejor guion original. Robot Dreams se queda con la medalla de bronce, al lograr dos ‘Cabezones’, mejor película de animación y mejor guion adaptado.
Aunque los Javis y Ana Belén han brillado en lo referente a traer un toque de humor con una pizca de nostalgia, sigue siendo una gala que vuelve a cometer los mismos fallos técnicos y que peca de durar en exceso, a pesar de contar con momentos musicales bastante vistosos, como el de Estopa. Eso sí, se agradece el querer romper con lo clásico y convencional que propusieron Antonio de la Torre y Clara Lago el año anterior.