Este 14 de febrero, por primera vez, First Dates no se ha emitido en Cuatro, sino en Telecinco, coincidiendo con la festividad del día de San Valentín. Y en esta entrega especial del día de los enamorados el programa ha presentado a José, un hombre que desde el primer momento habló de sexo. “Lo necesito a diario”, aseguraba este venezolano de 34 años a Carlos Sobera, y presumía ante el presentador de haber estado con “unos mil hombres, y espero estar con unos cuantos más”.
Para él, la producción eligió a Sergio, a quien suelen llamar Copón, y que se definía como alguien muy bonachón. “Soy la polla, me considero muy buena persona, simpático, siempre a favor de obra, amable, cariñoso…”, decía de sí mismo.
En el primer cara a cara ha habido química. Al menos por parte de José, que definía a su acompañante como alguien “apetecible”. Ya juntos comenzaron hablando de cómo les había ido en el amor, y en ese sentido, José aseguraba que todavía disponía de mucho tiempo para encontrarlo.
Los dos se mostraban como personas románticas, que creen que el día de los enamorados no debería ser solo el 14 de febrero. Para Sergio, un gesto romántico puede ser que el domingo su pareja baje a comprar churros y porras para desayunar, y por el tema de los churros pasaron al sexo.
José quiso saber entonces si para su cita “el tamaño importa”, pero Sergio salió por peteneras preguntando que a qué tamaño se refería, si del corazón, del hipotálamo o de qué. Ya en el tema las partes íntimas, Sergio apuntaba que si es grande “qué exageración y muy pequeña, qué lástima”. Una pregunta que iba muy relacionada con un asunto que sacaría a relucir más tarde, cuando se encontraron a solas en el reservado del programa.
Allí, los dos hombres se tomaron el postre, y como Sergio no sabía si elegir si de vainilla o de chocolate, José le ha dicho que prefería empezar suave con la vainilla “para ir abriendo”. “Madre mía, qué fogosidad”, exclamaba su compañero. “Me he puesto tímido”, reconocía Sergio. “Yo te habría puesto a mamar”, saltaba su acompañante, que le abrazaba en tono de broma. “Pues ojalá”, soltaba Sergio, llevándose la mano a la boca y a la cara de la vergüenza. Después se dieron un beso, y brindaron “por los besos húmedos y por la vida”.
Ya lanzado, Sergio le preguntó por el tamaño de sus partes íntimas. “20 por 5”, le respondía José. Alucinado, Sergio opinaba que su cita tenía “un misil”. El venezolano aseguraba que no es “misil, misil”, pero para su compañero, cualquier atributo por encima de los 16 centímetros ya es un misil. A la hora de decidir si pasarían el próximo San Valentín con su compañero de cena, los dos respondieron que sí, y que tenían que “poner en práctica” algunas de las cosas que han hablado, incluso esa misma noche.