En el programa de First Dates de este lunes, el programa de Cuatro ha recibido a Pilar, una mujer de 63 años que no ha tenido mucha suerte en el amor hasta la fecha. Ha encontrado alguien que parecía haberse enamorado de ella, pero resultó que le engañaba. Ella, sin embargo, sigue siendo enamoradiza, y le gusta que le envíen temas de amor al teléfono móvil. Además, le gusta dar el do de pecho, emulando a artistas como Rocío Jurado y Rocío Dúrcal.
Para ella, la organización eligió a Ricardo, un hombre de 64 años que no tiene problemas en hablar de sexo. Tanto es así que una de las primeras frases que le escuchamos fue: “machaco una pastilla azul y se pone como una piedra, hago un festival que flipas”.
En el primer encuentro entre los dos solteros no faltó la música: Pilar se puso a cantarle con mucho cariño. Sin embargo, para Ricardo su acompañante no era la belleza que él había esperado, y ya apuntaba maneras para saber que, por él, no habría segunda cita.
En la cena en cuestión, aunque a Ricardo le faltaba algo, la cordialidad estuvo sobre la mesa, y así, él le pidió a Pilar que hablase más de sí. Ella explicó entonces que no estudia ni trabaja, y que es muy romántica. Él, sin embargo, no parecía temer su misma visión de las relaciones personales. A pesar de ello, por su profesión de camionero pasa bastantes noches fuera de casa, y le gusta volver y ver a su mujer, cuando la tenía, pues ahora es viudo.
La conversación entre ellos continuó por esos derroteros; Ricardo se sinceró sobre cómo sus tres hijos le ayudaron a levantar la cabeza cuando perdió a su esposa, y luego tiene otro hijo más de otra relación.
Ricardo quiso saber si Pilar había sido infiel alguna vez. “No, nunca, de verdad te lo digo”, aseguraba la soltera. Él apuntaba entonces que tampoco. “No me ha hecho falta”, le aseguraba a su compañera. En el confesionario, Ricardo explicó que para él su relación de pareja ideal consiste en “jugar como niños, hablar como amigos, quererse como hermanos y después follar como estrellas porno. Para mí, eso es una relación”.
En la manera de entender las relaciones, ambos se calificaban como tradicionales y sencillos. “Los tríos no me van”, aseguraba Pilar en su confesionario. “Yo, una pareja de dos, nada más”, añadía. “Yo no soy de comer en el plato que come otra gente”, aseguraba él. A pesar de que ahí tenían puntos de vista similares, ninguno de los dos quiso volver a tener una segunda cita, y se despidieron deseándose mutua suerte en el amor.