Cifras y Letras ha regresado a La 2 por todo lo alto. El mítico concurso presentado ahora por Aitor Albizua se ha convertido en uno de los grandes aciertos de la temporada televisiva, mejorando en más de un punto la media de la segunda cadena pública y haciéndose un hueco en el difícil access prime time. Sin ir más lejos, este jueves promedió un 3,7% de cuota de pantalla y 506.000 espectadores.

"Es verdad que es una hora extraña en el sentido que tenemos las segundas partes de los informativos de las teles generalistas, First Dates ya ha empezado en Cuatro y El Intermedio en laSexta... Pero ha habido hueco para meter un producto amable, didáctico, y además que en media hora te lo comes rapidísimo antes del prime time", Albizua.

Natural, cercano y con un punto de gamberrismo, el vasco se ha convertido en uno de los profesionales con más proyección en la televisión pública. Comenzó con El Comodín, donde supo darle su imprenta al concurso, y después hemos podido verle en el Benidorm Fest o en Telepasión junto a Patricia Conde y Rodrigo Vázquez. 

¿Habías visto alguna vez el programa?

Yo no había visto nunca Cifras y letras. Yo soy del 92 y Cifras y letras se emitió del 91 al 96. Al principio sí sabía lo que era Cifras y letras porque también se emitió en autonómicas. Sin embargo, en ETB no y, como yo soy vasco, nunca lo había visto. Un día en RTVE Play vi algún programa de los antiguos, pero cuando ya se anunció y vi la reacción de la gente...

Había que volver a reenganchar a la gente y decirle que ya estamos en 2024 y la sociedad de 1990 no es la misma de ahora y ni la tele no.

Vamos que tampoco has tenido ocasión de jugar a aquellos juegos que salieron... 

No sabía que era 'La palabra más larga', no sabía que era 'La cifra exacta'. Bueno, sí sabía sumar y restar (risas), pero me refiero que no había jugado porque yo no había tenido la oportunidad. Pero cuando salió me di cuenta de que tenía un gran componente nostálgico y de cariño. Pero creo que antes era después de comer. 

¿Da respeto presentar un programa que está en la memoria de tanta gente?

Lo asumo en el sentido de que normal que cuando tienes una referencia de un programa de un estilo, si te lo renuevan y meten a otro presentador, por mucho que sonría si no le caigo bien... Da esa presión, pero también es un revulsivo. No partimos de cero, partimos ya con buena crítica del formato. Había que volver a reenganchar a la gente y decirle que ya estamos en 2024 y la sociedad de 1990 no es la misma de ahora y ni la tele no.

La calma con la que se lo tomaban entonces ahora sería perjudicial... 

Ahora vamos muy rápido, muy rápido. Hay que tener en cuenta que empezamos presentación, pim, pam, pum, dos preguntas con los concursantes y empezamos ya a jugar. Luego cinco pruebas de la palabra más larga, cinco de cifra exacta, cuatro duelos... Y ya pasamos a la ronda final. Es solo media hora.

Elena Herráiz, Aitor Albizua y David Calle.

¿Hay mayor nivel en los concursantes? 

La diferencia está en el formato como tal. Es decir, en El Comodín jugábamos con preguntas de cultura general que podía ser una de Britney Spears, Dua Lipa o ciencia, y aquí es que son cifras y palabras. Si no tienes mucho vocabulario y si no se te da bien el cálculo mental, mal vamos. Ahí se marca la criba. Aún así, a mí me han sorprendido que han venido desde estudiantes de una universidad de matemáticas de 20 años hasta señores de 60 y de todo tipo de profesiones. Es verdad que vienen muchos ingenieros, matemáticos y tal, porque saben que las cifras se les da muy bien, pero muchas veces igual las letras tampoco se les da tan bien. La clave está en el completo. Pero sí es verdad que hay que venir con un mínimo porque si no en dos rondas te vas. 

El tema de los concursantes es como una secta: entre ellos se conocen todos y se mandan los castings

¿Viene gente de El Comodín?

Ha venido gente de El Comodín y de otros concursos, incluso del de Roberto Leal. Todos nos retroalimentamos. Lo digo con cariño, pero es como una secta. Entre ellos se conocen todos, se mandan los castings y yo voy conociendo también a todo ese colectivo de concursantes. Y es un placer.

¿Tuviste un momento de travesía en el desierto entre que cancelan El Comodín y te confirman para Cifras y letras?

Ya sabes cómo funciona esto, que muchas veces es justo o injusto. A mí me dicen que se va a cancelar El Comodín. Me entra una tristeza y una pena absoluta, pero seguido la cadena me ofrece diferentes posibilidades y diferentes opciones. Y la única que sale es Cifras y letras. Entonces, yo sí tenía un seguro, pero también estaba pendiente. Al final estamos un poco pendiente de las decisiones que toma la cadena. Per prácticamente desde el primer momento, después de saber que El Comodín se cancelaba, ya me plantean la posibilidad de presentar Cifras y letras. Yo la decisión no la tomo en el momento, dejé que pasara el verano, pero luego dije: '¡A por todas!' 

¿Cómo te tomas el haber pasado de La 1 a La 2?

Me lo tomo que sigo teniendo trabajo para pagarme alquiler. Yo hace dos años, si me llegas a preguntar si yo me hubiese dedicado a la tele, te hubiese dicho que no. No es algo ni que yo haya buscado ni ha surgido de la nada. Yo estaba en la radio en la madrugada, me llamaron de ETB, de ETB a La 1... Recuerdo que me dijiste que una vez que empiezas a presentar en autonómicas, la gente se fija en ti. Y muchas veces es casualidad de tiempos, de estar en el momento adecuado con las personas adecuadas y demás. Me lo tomo como que sigo teniendo trabajo y como que esta casa sigue contando conmigo para ponerme al frente de un proyecto. Y además que no es cualquier proyecto. Claro que me dio pena por El Comodín porque creo que lo había hecho mío y le había dado un tono un poco más desencorsetado, el rollo con los concursantes, el reírme de mí mismo... Yo me lo pasaba en grande mamarracheando en El Comodín. 

Porque aquí hay otro tono...

Sí, claro. Este tiene otro tono. Aquí no me vas a perrear. ¡Oh, qué pena! Pero sí que me encantaría hacer versiones con drags queen y tal. ¿Os acordáis de El rival más débil? Esos momentos no solo dan para memes sino para la fucking historia de la tele. Ojalá que poco a poco nos vayamos desencorsetando. Evidentemente el formato requiere lo que requiere, pero creo que mi manera de presentar es naturalizar, quitar solemnidad y ser yo mismo. O esa, un chaval de 32 años presentando un programa. No voy a intentar hacer algo que no soy. 

Aitor Albizua e Inés Hernand.

Para eso ya tienes el Benidorm Fest... 

Sí, me han dado la oportunidad de combinar ambas cosas, de tener Cifras y letras y de repente enseñar una faceta completamente diferente mía, más mamarracha, que se corresponde probablemente más con mi día a día, es un lujo. Me siento un privilegiado.

La gente que salimos en la tele ahora, no somos la gente súper hiper mega famosa de antes. Somos gente normal. Yo vivo en un piso normal de Tirso de Molina.

Y con Inés Hernand, de la que te declaras admirador... 

Y luego que Inés es una fucking diva. Es una referente no solo a nivel de comunicación, sino que es un referente en la vida. Yo soy de los que piensa que hace falta un poco de gamberrismo, que hace falta un poco de naturalidad. Hay que desmitificarlo todo. La gente que salimos en la tele ahora, no somos la gente súper hiper mega famosa de antes. Somos gente normal. Yo vivo en un piso normal de Tirso de Molina. Transmitir eso, esa naturalidad, creo que es lo lo esencial y lo que conecta ahora con la gente. 

¿Hay que tener más cuidado con lo que se dice al estar en una televisión pública?

Sí, probablemente. No tanto por el gamberrismo, sino porque soy consciente de que es dinero público, que es una cadena pública, y yo soy fiel y férreo defensor de las teles públicas, tanto nacionales como autonómicas, y sí que es verdad que hay que tener esa conciencia de saber dónde estás. Pero no voy a decir otras cosas que no dijese en la madrugada de la Cadena SER. No me limita. No estoy pensando constantemente en ello.