Si hay una ficción que puede presumir de un público fiel, esa es Sueños de libertad. A pesar de enfrentarse a pesos pesados como han sido la Eurocopa y los Juegos Olímpicos de París 2024, Antena 3 siguió apostando por su emisión en la franja de sobremesa, logrando lidiar con semejantes titanes. El resultado ha sido más que positivo, al seguir siendo la ficción española más vista de la televisión actual.
Una historia que sigue teniendo de protagonista un triángulo amoroso, el de Jesús, Begoña y Andrés, encarnado por Alain Hernández, Natalia Sánchez y Dani Tatay. Heredera de la franja de Amar es para siempre, Sueños de libertad ha logrado consolidarse y convertirse en uno de los grandes éxitos de la cadena, superando en audiencias a otros títulos como La Moderna o La Promesa.
“Hay mucho trabajo detrás de este tipo de producciones”, defiende Alain Hernández en una entrevista concedida a BLUPER durante el rodaje de la primera temporada. “No hay que menospreciar ni mucho menos el trabajo de todos los profesionales que hay en una ficción diaria currando cada día tantas horas y a un nivel estupendo. Esta es una producción de muy buen nivel”, prosigue.
Hernández encarna uno de los papeles antagonistas de la historia, dejando así de lado su imagen de bueno que tuvo en La caza, en la que encarnó a Víctor Gamero, o Madres. Amor y vida. El actor barcelonés se enfrenta a su primera serie diaria como protagonista, dado que previamente sólo se vio en papeles episódicos en El secreto de Puente Viejo o La Riera.
- ¿Cómo llevas estar en una producción diaria? Llevabas ya un tiempo sin estar en un proyecto de estas características y es tu primer gran trabajo en ese sentido.
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Lo estoy llevando con mucha ilusión. Realmente es un halago y un privilegio que confíen en mí. Es un personaje muy importante con mucho peso. En una serie de este formato estás expuesto cada día a muchas secuencias, dado que tienes al personaje en todo momento. Jesús es un papel muy intenso. Hay días en los que llego agotado a casa tras tantas escenas donde está enfadado o tiene mucha intensidad a la hora de hacer o decir ciertas cosas. Es mucho volumen de trabajo, son jornadas muy largas en las que estás entre 10 y 11 horas en plató y en casa te metes otras 3 de estudio. Pero estoy muy feliz.
- Tienes una gran experiencia en grandes producciones para el cine o las plataformas. ¿Has visto una revalorización a nivel técnico en las series diarias en los últimos años?
- Creo que el público tiene más entrenado el ojo. Cada vez demandan un lenguaje visual más exigente y lo hacen también con las propias producciones españolas. Muchísimas ficciones estadounidenses, de plataformas como Netflix o Prime Video. El saber que, en varios momentos, estamos al nivel de estas producciones es también un orgullo y una realidad. Por supuesto, esto no surge de la nada. Hay muchísimo trabajo detrás y hay que ponerlo en valor.
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"No hay que menospreciar la labor que hay detrás de las series diarias"
- ¿Cómo es encarnar a un personaje como Jesús?
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No es el clásico malo malísimo, tiene una parte humana. Hay toda una gama de grises, quizás veremos una parte de antihéroe a lo largo de la serie, quién sabe. Pero no me hubiera atraído interpretarlo de no tener esos claroscuros. Al comenzar la historia, sí que se le presenta directamente como el villano y que ejerce un papel antagónico respecto a Andrés, su hermano pequeño.
Pero poco a poco ha ido viéndose que hay más matices, que todo no es blanco ni negro. Eso es lo interesante y una de las razones por las que también me apetecía hacer este personaje, me permite jugar, darle una mayor profundidad e ir más allá del cliché del malo malísimo. - ¿No notas que al público le gusta mucho también verte como el bueno?
- Cuando has hecho otros trabajos en los que defiendes a un personaje bueno y logras que el público lo quiera tanto, cuesta a veces cambiar de rumbo y que los espectadores lo puedan entender. Cuesta verse en un papel que está en las antípodas de lo que soy, pero creo que es también muy bonito ver lo que un actor es capaz de dar en un registro completamente diferente. Es lo precioso de esta profesión. Hay mucho trabajo detrás.
- Sueños de libertad refleja la relación tóxica entre Jesús y Begoña, el personaje encarnado por Natalia Sánchez. El público lo percibe rápido pero, ¿crees que ciertas situaciones hubieran pasado más desapercibidas de haberse rodado hace 30 o 20 años?
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A ver, si miras la serie con los ojos actuales, vas a reconocer que es claramente una situación tóxica. Hay personas que, en la actualidad, están metidas en vínculos que son así y que no son capaces de verlos hasta que alguien les advierte o les comenta que están discutiendo cada dos por tres y que hay palabras mayores. Es difícil salir de esas dinámicas cuando se está metido en ellas.
De alguna manera, yo salvo a mi personaje por el contexto histórico en el que vive. No hay que olvidar que estamos reflejando la realidad de la sociedad española de finales de los años 50, un contexto histórico muy distinto al actual. Con lo cual, ciertos tics o reacciones son claramente machistas, pero porque estaban aceptadas en ese momento y eran asumidas tanto por varones como por mujeres. La mujer callaba y sonreía con ciertas actitudes. Sí que había valientes que alzaban la voz en contra, pero eran las menos. Ese contexto está ahí y lo trabajos teniendo en cuenta el momento histórico, a sabiendas que los ojos que lo van a ver son actuales. Hay muchas situaciones de esa época que ni siquiera podía pensarse que fueran machistas, cuando claramente lo eran. -
"Mi personaje está en las antípodas de mí. Por eso me gusta interpretarlo"
- ¿Sentiste la presión de que Sueños de libertad fuera la sucesora de una ficción tan emblemática como lo fue Amar es para siempre?
- Lo que sentí es el orgullo y el privilegio de poder recoger el testigo de una serie que ha estado tantísimos años haciendo las cosas bien y, justo por eso, ha tenido la audiencia que ha tenido, tan fiel. Lo único, creo que Sueños de libertad es una historia diferente, con personajes y situaciones muy distintas. Hemos confiado en que el público tenga ganas de ver otro relato. Creo que estamos haciendo las cosas bien para fidelizar a los espectadores.