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El Dios del Trueno se ha tenido que enfrentar a una gran tormenta. Sería una de las lecturas de En el corazón del mar. Otra es que Thor y Spider-Man han pasado por Madrid como dos buenos amigos. No todos los días se tiene en el mismo filme y en el mismo hotel para atender entrevistas a dos superhéroes de Marvel encarnados. Uno, un tipo de metro noventa llamado Chris Hemsworth. El único que puede levantar a Mjolnir, el martillo del dios nórdico, al menos en la ficción. El otro, Tom Holland, un chaval que sobrevivió a Lo imposible y cuya carrera va viento en popa: será el nuevo trepamuros en Capitán América: Civil War (2016) y en el próximo filme de nuestro amigo y vecino Peter Parker, anunciado para 2017, un nuevo reboot -una reinvención con nuevo actor y líne argumental- del personaje. “Bromeamos sobre eso todo el rato”, reconoce Holland.

Ambos presentaban en Madrid el nuevo filme de Ron Howard, una aventura épica ambientada en 1820 en un ballenero que se las ve con un gigantesco cachalote. ¿Moby Dick? Casi: los hechos reales que inspiraron Herman Melville para escribir su novela y que acabaron con el Essex hundido y su tripulación subsistiendo en botes durante 95 días a la deriva comiéndose los cadáveres de los que van cayendo. Hemsworth da vida en En el corazón del mar al primer oficial del barco, Owen Chase, y Holland al joven grumete Thomas Nickerson. Ambos existieron de verdad y sobrevivieron a aquella experiencia.

Hombre de familia

“La familia es la motivación más fuerte que se puede tener”, aseguró Hemsworth (Melbourne, 1983), preguntado por los valores que defiende el filme. “Lo que es interesante es que cuando la gente lucha contra circunstancias terribles y al límite, a menudo acaban teniendo un punto de vista más filosófico”, cuenta. “Había algo romántico sobre esos viejos valores, la nobleza y la ambición. Me gusta pensar que aún hoy hay algo de eso en nosotros… Pero el mundo es hoy un lugar muy diferente”, parece lamentar.

¿Se comería el actor a alguien? “Sí, si me encontrara en la misma situación que estos hombres y alguien hubiera muerto, si para sobrevivir, para poder cuidar de mi familia tuviera que hacerlo, creo que lo haría. Aunque no me veo en la situación del otro bote, en el que llegan a matar para comer. Vi hace años aquella película, ¡Viven!, y pensé ya entonces que yo también lo habría hecho ”, asegura el actor.

Chris Hemsworth, en el filme de Ron Howard Warner Bros

Hemsworth se sometió a una dura dieta y pasó por un día de deshidratación para pasar de 97,5 kilos de peso a algo menos de 80. “Fue extenuante, tanto física como emocionalmente”, recuerda. “Aunque venía de rodar Thor. Ése no era mi peso real”, matiza.

“Me gusta la saga de Thor, me dio esta oportunidad. Es más fácil hacer películas como ésta si has hecho producciones más grandes que se mantienen. Pero, sin duda, es mucho más satisfactorio rodar algo como este filme. Tienes una relación más intima con tu personaje, te haces preguntas más profundas… Por esto me hice actor. Pero no quiero desacreditar la saga de Thor”, dice consciente de lo que le debe. Ya ha firmado para una nueva entrega, Thor: Ragnarok, en 2017, aunque de momento, asegura “no tengo el guión. No sé mucho más que tú de ella”.

Hemsworth en Thor. El Mundo Oscuro

Tom Holland (Kingston upon Thames, Reino Unido, 1996), uno de los chicos del filme de Bayona sobre el tsunami que sacudió la costa asiática en diciembre de 2004, tiene una carrera en ascenso. Y probablemente convertirse en Spider-Man suponga un salto en su carrera. ¿Está preparado para la fama? “No realmente. No te puedes preparar para eso. Miro a alguien como Cillian Murphy, un actor muy famoso, pero puede andar por la calle libre. Vive una vida normal, pese a ser uno de los mejores actores. Habrá fama sí, y puede sobrepasarte, pero también puede ser maravilloso. Hay gente que ama tu trabajo y eso es una gran recompensa”.

Dice estar “increíblemente agradecido por lo que me ha ocurrido en los últimos años”. Con Bayona le une una buena amistad. Mientras ha estado en Madrid, el director ha visto el filme de Ron Howard y asegura que le encantó. “Y él me diría si no le ha gustado”, asegura.

Durante el rodaje cumplió 18 años. “Cuando rodé Lo imposible, nunca había estado en una película. Ahora ya soy un adulto y me tratan de otra forma”, cuenta encantado de que hasta el trato con los técnicos y otros compañeros de rodaje sea más de tú a tú.

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