Javier Zurro
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“Quiero mandar un abrazo desde aquí a todos los que con gran esfuerzo y dedicación siguen manteniendo abiertos videoclubes en España”. Esta frase la dijo en los Goya el presidente de la Academia de Cine, Antonio Resines, en su primer discurso al frente de la institución. Resines vive en el pasado. En una época en la que la gente iba a alquilar un VHS a la tienda de la esquina para disfrutarlo en su casa.

Su discurso, como la gala, parecía de los años 90, porque los videoclubes desaparecen. La Asociación de Empresas de Vídeo (Aevideo) cuenta a EL ESPAÑOL que estiman que quedan menos de 500 en nuestro país. El último dato oficial que tienen es de 2014, cuando había 734. Si echamos la vista atrás vemos cómo el negocio ha ido hacia el precipicio: en septiembre de 2011 existían 1.158, y en 2009, 3.830.

Videoclub Rafael Roldán en Madrid Dani Pozo

Al recuerdo a los videoclubes se une su olvido hacia empresas como Filmin, Wuaki o Netflix, que ante el cierre de ocho de cada diez locales de alquiler de películas, han trasladado la actividad a internet. También son videoclubes, pero videoclubes online que han entendido que las formas de ver cine han cambiado. De quien sí se acordó Resines es de internet, a la que vinculó directamente con la piratería.

Su declaración llegaba la misma semana en la que el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) ha puesto a disposición de la gente un catálogo online desde el que se pueden consultar todas las películas que hay en dichas plataformas legales.

Hay que contribuir, además de con las reformas legislativas que están funcionando y dando buenos resultados, a la sensibilización social

Para el Ministerio de Cultura es importante promover “el consumo legal de cine español en todas sus variantes: en salas, videoclubes y vídeo bajo demanda en Internet”. Para luchar contra la piratería han creado un “buscador para contribuir a la visibilización de la oferta legal de cine”. “Se trata de contribuir, además de con las reformas legislativas que están funcionando y dando buenos resultados, a la sensibilización social que se ha defendido siempre por el Ministerio, porque con la piratería tolerancia cero”, cuentan a este periódico.

Una oportunidad perdida

Uno de los olvidados en el discurso de Resines fue Juan Carlos Tous, el CEO y socio fundador de Filmin y Cameo, que cree que se ha “perdido una oportunidad de oro” para dar valor a la industria delante de cuatro millones de personas. En su opinión se debería haber hablado del aumento de espectadores, de los proyectos internacionales y de la calidad de nuestros técnicos. En cuanto al comentario sobre la piratería, Tous explica a EL ESPAÑOL que sintió “vergüenza e indignación al ver que la única referencia a Internet era para seguir demonizándolo con la piratería”.

Sentí vergüenza e indignación al ver que la única referencia a Internet era para seguir demonizándola con la piratería

“Ni una sola palabra para promocionar las nuevas formas de distribución ni para hacer saber al público que en internet también se puede consumir cine de forma legal generando riqueza para nuestro cine. Nosotros en Filmin hemos empujado y promocionado los Goya haciendo pases especiales, ciclos, listas y revisiones de películas premiadas en otras ocasiones, sentimos los Goya como la fiesta de nuestro cine y se ha de aceptar que internet es para el cine una forma más de distribución”, explica, dolido.

No cree que esta demonización sea “generalizada”, pero sí que hay miembros de la industria que siguen considerando internet como una amenaza y un enemigo a abatir. “Es cierto que todavía no produce los ingresos necesarios al productor ni es todavía, en términos económicos, un sustituto del video pero a nadie escapa que hoy permite el mayor consumo de cine, tanto en ámbito doméstico como en movilidad”, añade.

Un cliente alquila una película en un videoclub Dani Pozo

Desde su plataforma ya se pueden disfrutar de muchos de los títulos nominados, pero no hubo 'abrazo' para ellos. “Cuando escuché por parte del Presidente de la Academia la referencia a los videoclubes creí que iba a hacer un juego de palabras entre el pasado y el presente y que esa referencia le servía para enlazar con algo más actual como son las plataformas de video a la demanda, los nuevos videoclubes. En cuestión de instantes, llegaba la decepción”, continúa Juan Carlos Tous, que aclara que, en alguna ocasión, ha hablado con Antonio Resines y que sabe que está a favor de los nuevos modelos de distribución.

Mientras algunos entienden que el estreno en internet ha de ser inmediatamente después de la desaparición de las copias en las salas, otros, continúan viéndolo como una amenaza

No todo es pesimismo. Desde Filmin opinan que se ha avanzado en cuanto a la confianza de los productores hacia internet, aunque no la de los exhibidores: “Mientras algunos entienden que el estreno en internet ha de ser inmediatamente después de la desaparición de las copias en las salas, otros, los principales, continúan viéndolo como una amenaza y exigen a los distribuidores unos plazos de bloqueo que sólo benefician a quienes no respetan las reglas y generan un negocio parasitario”.

Para acabar con esto sólo conoce una receta, crear leyes justas para “dejar de hablar de piratería” y centrarnos en “construir un nuevo mercado acorde a los tiempos que vivimos”. Quién sabe, lo mismo Antonio Resines se monta en un DeLorean, avanza hasta el presente y en su próximo discurso se acuerda de todos los videoclubes, no sólo de los de cintas VHS.

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