Treinta ediciones de los Premios Goya, 30 años de déjà vu en la gala y en los premiados. Los directores galardonados son hombres; la película, un drama; los intérpretes, rondando los 40 años de edad y de nacionalidad española. Y, siempre, una película derrotada a la que se le escapan las estatuíllas.
La novia, era una de las favoritas y se fue casi con las manos vacías: tan sólo consiguió un 16,6% de los premios a los que optaba. Esto la convirtió en una las perdedoras de la historia de los premios que entrega la Academia del Cine Español.
A pesar del mal resultado de La novia, conquistó dos galardones de los 12 a los que estaba nominada. En estos 30 años de Premios Goya se han dado mayores fracasos. Como en 1991, cuando Átame, dirigida por Pedro Almodóvar, tenía opciones en 15 categorías y no se llevó ninguna. O El artista y la modelo en 2013, de Fernando Trueba, que de optar a 13 estatuillas se marchó también sin nada.
Truman se alzó con el Goya a mejor película: un drama estrenado en octubre y dirigido por un hombre. Cumplía los requisitos para salir triunfante. Tras este resultado, las mujeres van a tener que seguir esperando para ganar de nuevo como directoras. Aunque Paula Ortiz por La novia e Isabel Coixet por Nadie quiere la noche estaban nominadas a mejor dirección y mejor película, Cesc Gay les arrebató los dos títulos con Truman.
Los hombres dominan en la dirección
A la Academia le gusta los directores varones. Las mujeres lo tienen difícil para llevarse una estatuilla. Ya sea dirigiendo el filme que gane la mejor película o en la categoría de mejor dirección. De los 60 premiados en estas 30 ediciones, tan sólo cinco han sido mujeres. Isabel Coixet e Iciar Bollaín han ganado ambas en una ocasión en las dos categorías y Pilar Miró lo hizo en la de mejor dirección por El perro del hortelano.
Goya a la mejor interpretación
Los mejores intérpretes protagonistas de esta edición no han seguido la norma de los últimos años. Estar entre los 30 y los 45 años y ser de nacionalidad española era la mejor combinación para hacerse con el Goya.
Natalia Molina, de 25 años y natural de Jaén se alzó con la estatuilla a mejor actriz protagonista por Techo y comida. Cuando en los años anteriores han predominado con fuerza las intérpretes nacidas en Madrid y Barcelona, rondando los 40 años.
Ricardo Darín, de 59 años y nacido en Buenos Aires, es el primer actor extranjero en romper la maldición de la bandera patria al conseguir el cabezón a la mejor interpretación por su papel en Truman. Antes lo había ganado en dos ocasiones Fernando Fernán Gómez, nacido en Perú… por casualidad.
En 1990, Jorge Sanz y Rafaela Aparicio rompieron la tendencia. Se convirtieron en el intérprete más joven y la más longeva, respectivamente, en ganar esta estatuilla. Sanz tenía 20 años; Aparicio, 83.