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Parece que fue ayer aquel 17 de julio en el que Juego de Tronos regresaba. Había pasado más de un año desde la última vez que se supo algo de Cersei, Jon Snow y compañía. Les dejamos en el punto más alto de toda la serie, con una sexta temporada espectacular que había juntado varios de los mejores episodios de su historia y dejar a los fans con la boca abierta. Cada año que pasa la expectación era mayor, y esta séptima tanda de capítulos no ha sido menos. Todo el mundo quería saber qué pasaba y comprobar si estos siete que faltaban estarían a la altura.

Si bien es cierto que la serie ha ganado en espectacularidad, también es cierto que ha perdido en profundidad y en desarrollo de personajes. Eso no ha impedido que la ficción de HBO haya tenido varios momentos para el recuerdo y unos cuantos episodios épicos. Estos han sido, a falta del último, los mejores.

La venganza de Arya

La séptima temporada empezaba a lo grande, con Arya consumando su venganza a los Frey. Si la anterior tanda acabó con Walder muerto, en esta ocasión la pequeña de los Stark envenena a todos aquellos que participaron en la boda roja dejando claro que poco queda de aquella inocente niña. Ahora es una joven sedienta de sangre.

Sansa y Aria no han tenido un reencuentro plácido.

Reencuentros Stark

Nadie lo ha pasado peor que la familia Stark en Juego de Tronos. Ned, Robb, Catelyn y hasta el pobre Ryckon han ido cayendo como moscas, así que faltaba algo de justicia poética para ellos. Ya el año pasado lo hicieron Jon y Sansa, pero esta vez hemos visto la llegada de Arya y de Bran a Invernalia. Hacía tiempo que no veíamos a tantos Stark juntos, aunque ninguno es como era cuando se despidieron.

Arya y Sansa, amor y odio de hermanas

Y ahí entra en juego otro de los grandes momentos de esta temporada, la tensión que se ha vivido entre las dos hermanas Stark ha centrado una de las tramas principales. Arya y Sansa han sobrevivido como han podido. La primera ha usado la violencia, la segunda la astucia. Dos formas contrapuestas que chocan en cuanto se reencuentran. Todo ello azuzado por las artimañas de Meñique, que ve en la pequeña de los Stark un peligro para sus intereses de gobernar en el norte junto a Sansa, que está de regente mientras Jon se encuentra fuera. El encontronazo con una daga de por medio del capítulo siete es de lo mejor de la séptima temporada.

Daenerys y Jon Snow en su esperado encuentro.

El esperado encuentro

Por fin. Los fans pedían a gritos que Jon y Daenerys se encontraran. Son dos de los personajes favoritos de la serie, y además, tras conocer en la sexta temporada que el bastardo de los Stark tiene sangre Targaryen en sus venas había más interés. El momento ha sido en Rocadragón, donde ella le pide ayuda a él para acabar con Cersei, y él a ella para enfrentarse a los caminantes blancos. La química surge pronto, aunque él se niegue a arrodillarse ante ella.

Dany, mi reina

Aunque finalmente lo haga, porque tras la batalla contra los caminantes blancos más allá del muro y ver a Daenerys subida a un dragón quemando a miles de muertos cambia de opinión. En el momento más carpetero de la serie él se rinde a “su reina”, a la que llama “Dany” y ella ve sus cicatrices que confirman lo que sospechaba, que fue muerto y resucitado por alguna razón que todavía ella desconoce.

Comienza el flirteo entre Jon y Daenerys.

Dracarys

Jon Snow acaba aceptando que la madre de dragones es una digna heredera para el trono de hierro, y que quiere lo mejor para Poniente, lo hace después de vivir uno de los momentos más intensos de la temporada, cuando ella monta a lomos de su dragón y quema todo a su paso. Mucho más espectacular fue la primera vez que la vimos en acción, en el cuarto capítulo, Botines de Guerra, donde chamusca al ejército de los Lannister y demuestra su poder, y también su intransigencia.

Dile a Cersei que quiero que sepa que fui yo

La reina de las espinas ha sido uno de los mejores personajes secundarios de la serie. Ha dejado frases y momentos para la posteridad, y su despedida no podía ser menos. Ella es asesinada por orden de Cersei para vengar su traición, pero ella no dejará este mundo sin dejarle un mensaje que la tirana no esperaba. “Quiero que sepa que fui yo”, le dice a Jaime antes de beber el veneno que acabará con su vida. Se refiere a cómo fue ella la que envenenó a Joffrey, el hijo de la Lannister y uno de los villanos más odiados de la serie.

El rey de la noche tiene un plan (y un dragón)

El sexto y espectacular episodio tenía varias sorpresas reservadas para los fans. El encuentro con los caminantes blancos demostró que Daenerys cree en Jon, certificó su unión y les salvó de una muerte segura. Lo que no contaban es que ellos les esperaban, y con una de sus lanzas fueron capaces de matar a un dragón. El ejército de Khaleesi sufría una baja muy imporante, y ella veía caer a uno de sus hijos. Con lo que no contaba es que El rey de la noche, además, fuera capaz de revivirlo como uno de sus zombies para su ejército. Un dragón de hielo que pone la situación muy complicada para los protagonistas.

El rey de la noche a punto de obtener su dragón.

Jon es el heredero al trono

Seis años pensando que Daenerys es la digna heredera al trono de hierro y que se lo merece más que nadie y resulta que no es así. Al menos por línea sanguínea. Esta gran revelación la hacen Eli y Sam desde Ciudadela en esta temporada. Ella lee un pasaje que habla de cómo el príncipe Rhaegar Targaryen pidió la nulidad de su matrimonio y se casó en secreto en otra ceremonia. Esa boda es la que le unió en matrimonio con Lyanna Stark, y tal como se vio en el flashback de la temporada seis, ellos son los padres de Jon Snow, y por tanto es el legítimo heredero al trono de hierro por encima de Daenerys.

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