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Los Festivales parecía que se habían puesto las pilas. El año de las mujeres tenían que mostrar que algo estaba cambiando, y que las clásicas Secciones Oficiales copadas por hombres eran cosa del pasado. Cannes lo hizo a medias. Incluyó a tres mujeres en competición por la Palma de Oro (dos de ellas se llevaron premio), pero centró todos sus actos en torno a la falta de figuras femeninas en la industria y el Me Too.

San Sebastián también ha mejorado. Sus dos primeras películas nominadas estaban dirigidas por mujeres: Claire Denis y Naomi Kawase. También una española, Icíar Bollaín, entraba tras muchos años de ausencia en liza por la Concha de Oro. Venecia, sin embargo, ha ido a lo suyo. Sus ansias de estar cada vez más cerca de Cannes en cuanto a prestigio, de llenar el Lido de estrellas y de convertirse en la auténtica antesala de los Oscar han hecho que se olviden de las mujeres.

En el curso del Me Too, del movimiento feminista y del cambio, sólo una cineasta podrá llevarse el León de Oro que entregará un jurado presidido por el ganador del año pasado, Guillermo del Toro. Se trata de Jennifer Kent, que revolucionó el mundo del terror hace dos cursos con Babadook y que regresa con la esperada The nightingale. Otras muchas directoras harán acto de presencia en las secciones paralelas, pero sólo ella estará en una oficial que se ha volcado con el cine hablado en EEUU y, sobre todo, con el nuevo jugador que está cambiando la partida por completo, Netflix.

Fotograma de The nightingale.

La plataforma de contenido se ha volcado en la producción de películas originales, y muchos de los mejores realizadores del momento han levantados su filmes gracias al gigante. Esto, que es bueno para la industria, se ha visto con diferentes ojos en los festivales internacionales. Cannes incluyó en 2017 dos fimes de Netflix en la Sección Oficial y se lió. Los exhibidores cinematográficos clamaron porque una posible ganadora de la Palma de Oro no fuera a pasar por salas comerciales del país. Su director cedió y cambió la normativa para que cualquier título en Sección Oficial asegurara su estreno en salas, algo que en Netflix sentó como un escupitajo en la sien. Si no podían competir en igualdad de condiciones no irían.

Thierry Frémaux, consciente de que estaba perdiendo grandes títulos, intentó llegar a un término medio y dejarles acudir, pero en pases fuera de competición. Netflix se negó y decidió retirar películas ya aprobadas como Roma, 22 July o la presentación del filme inacabado de Orson Welles, The other side of the wind, que se verá por fin culminado. La principal perjudicada fue la obra de Alfonso Cuarón, uno de los títulos más esperados del año y un filme que había enamorado a Cannes, que vio como se quedaba si él.

Venecia ha aprovechado esta situación y se ha rendido al gigante del contenido en internet. Ellos no han puesto verjas al campo y ha incluido en su Sección Oficial el filme del mexicano y los otros dos títulos que iban a Cannes. También se las ha apañado para que la cacareada serie de los hermanos Coen se convierta en película y compita por el León de Oro -en una maniobra que muchos creen que tiene que ver con las ganas de Netflix de estar en los próximos Oscar-.

Lady Gaga será una de las estrellas gracias a A star is born.

Además, el festival italiano sigue siendo lanzadera para los premios de la Academia de Hollywood. Si hace dos años se inauguró con La La Land y en 2017 se vieron aquí La forma del agua y Tres anuncios en las afueras, este curso se espera con muchas ganas lo nuevo de Damien Chazelle, que vuelve a abrir la mostra con First Man, un giro en su carrera tras dos películas centradas en la música. Regresa con Ryan Gosling para contar la historia de Neil Amstrong, el primer hombre que pisó la luna. Un título que entra en competición cuando parecía reservado sólo a llenar la alfombra roja.

Los que no compiten por el León de Oro son Lady Gaga y Bradley Cooper, protagonistas (él también debuta como director) del enésimo remake de Ha nacido una estrella que muchos colocan en las prematuras quinielas de los próximos Oscar. Todavía no se sabe si Gaga aparecerá -se espera que sí-, pero los primeros comentarios de EEUU prevén un pelotazo en taquilla y un filme a tener en cuenta en los premios. La prueba de fuego llegará también para Luca Guadagnino, que tras la impecable Call me by your name ha optado por realizar un remake del clásico de Dario Argento, Suspiria.

El cine de autor es el que ha quedado en un segundo plano por el desembarco de Hollywood. Así, poco se ha hablado de la segunda película de Laszlo Nemes, que dejó a todos con la boca abierta con su debut, El hijo de Saúl, y que presenta la esperadísima Sunset, que se esperaba en Cannes pero que parece que por tiempo tuvo que ir a Venecia. Otro de los directores actuales de culto que ha cambiado La Croissette por el Lido es Yorgos Lanthimos, que presentará La favorita en Venecia con ganas de colarse también en la temporada de premios gracias a un reparto imponente comandado por Olivia Colman, Emma Stone y Rachel Weisz. Muchas actrices para paliar la falta de directoras en una mostra que ha preferido el glamour a la paridad.

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