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El Festival de Cannes se mueve una eterna contradicción. Mientras dentro se proyectan películas sobre refugiados, precariedad laboral y del cine social más comprometido, a escasos metros se produce el desfile más ostentoso de vestidos, joyas y lujo que uno se imagina. La alfombra roja es un despliegue de marcas, dinero y pomposidad que nada tiene que ver con el mensaje de las obras que se proyectan minutos después.

Cannes es una ciudad en la que se mueve mucho dinero. Las marcas más lujosas se amontonan en su paseo marítimo y los ricachones van allí de vacaciones a gastarse su dinero. Pero a pocos metros de todo ese lujo uno se puede encontrar un señor durmiendo en un parque, sin nada que comer, o a dos personas vendiendo paraguas en la calle en los pocos días de lluvia aprovechando la masiva asistencia al festival.

Una hipocresía entre lo que se enseña al mundo y lo que ocurre pocos metros más allá. Precisamente esa dualidad es la que querían mostrar los dos sin techo que decidieron dormir al lado de la alfombra roja en pleno certamen para mostrar esa incoherencia, para que la gente tomara conciencia de esas desigualdades, y también para enseñar una iniciativa que quiere acabar con ellas. Se llama Homeless Entrepreneur, y se dedica a intentar conseguir un trabajo y un hogar para aquellos sin techo que quieran conseguirlo.

Arturo y Nathan junto al Palais de Festival de Cannes. J.Z.

Para ellos les dan un teléfono móvil y les ayudan durante doce meses a “conseguir trabajos de lo que deseen, crear su empresa y conseguir un hogar digno que se puedan pagar”. Para ello también tiene que demostrar un interés, y por ello entre las condiciones se incluyen controles de drogas para que haya un compromiso real con la organización.

En ese proceso de doce meses están Arturo, Manel, Nathan, Diego y Mika, cinco personas sin hogar que no quieren serlo, y que forman parte del 20% de Homeless que quieren reinsertarse en la sociedad y que se han puesto en contacto con la asociación. Su trayecto en este año vital lo está siguiendo el director de cine Fèlix Colomer, que con su cámara capta esta evolución -que se mostrará en su documental Los hombres que soñaban con un hogar- y que junto a dos de ellos y el director de Homeless Entrepreneur han decidido hacer noche en Cannes para lograr apoyos de esas celebridades que parece que no saben lo que ocurre fuera de sus vidas de lujo.

Hay que crear conciencia y cambio. Dar voz a las personas sin hogar que quieren trabajar en esta sociedad, pero a veces no llega el mensaje

Han elegido el peor día para ello. La lluvia arrecia en Cannes, y un cartel dice que no se puede dormir al aire libre. Ellos se han pasado todo el día intentando que las estrellas pararan, pero pocas lo han hecho. No pierden la esperanza, y Colomer intentará que Pedro Almodóvar reciba una carta para apadrina este trabajo. La noche es la peor parte. Cuando el palais apaga las luces ellos intentan refugiarse en el soportal de los cines Olympia, pero a las cinco de la mañana el dueño les dice que se tienen que ir.

No es el primer acto de este estilo que organizan. Andrew Funk, creador de la organización, explica a este periódico que han estado en Davos a 20 grados bajo cero y en otros eventos de primer orden como la boda real británica, pero que cree que este es en el que ha encontrado más polarización. A un lado el lujo, al otro unos sin techo buscando que alguien les mire. Por eso le parece “absurda la distancia que hay entre las estrellas y la gente, parece que son intocables y no lo son, son personas normales”. Con esta acción buscan “crear conciencia y cambio, y también fondos y partners para convertir la asociación en una fundación. Dar voz a las personas sin hogar que quieren trabajar en esta sociedad. A veces no llega el mensaje, pero creemos en el valor de lo que hacemos”.

No se olviden de los que no hemos tenido esa suerte o han perdido lo que tiene por diversas situaciones, esas historias pasan

Funk pone como ejemplo a las personas que venden paraguas de forma ilegal los días de lluvia. “Se podría incluir a estas personas, que sean parte del festival, ellos están creando valor vendiendo esos paraguas”, explica rodeado de Fèlix Colomer y de dos homeless que les acompañan Arturo y Nathan. Sus historias rompen todos los estereotipos sobre los ‘sin techo’, que como Colomer destaca, no es sinónimo de mendigo, ni siquiera quiere decir que duerman todos en la calle. Es gente que en un mundo cada vez más insolidario y con la vivienda imposible, se ha quedado sin un sitio digno donde dormir. Pasan del sofá de un amigo a un hostal o una casa de beneficencia o instituciones que les acogen para que no se queden en la calle.

Sus historias son muy variadas y sorprendentes, como la de Arturo, un ingeniero que vive en Barcelona y que por la crisis y la subida del alquiler se vio en la calle al no poder pagarlo. Buscando soluciones para no quedarse en la calle conoció a Homeless Entrepreneur y ahora ha hecho un trayecto de un día en coche para plantarse al lado de la alfombra roja de Cannes para decirles a las estrellas que “no se olviden de los que no hemos tenido esa suerte o han perdido lo que tiene por diversas situaciones, esas historias pasan”, cuenta vestido con un poncho de plástico para protegerse de la lluvia.

Vidas que no suelen salir en la gran pantalla, pero que también merecen ser contadas para que la gente las conozca e intentar que esa hipocresía desaparezca. Ellos seguirán intentándolo, y ya preparan el próximo golpe en otro evento mundial.

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