Una de las escenas más famosas de la historia del cine es el orgasmo de Meg Ryan en la cafetería de Cuando Harry encontró a Sally, una comedia romántica que marcó un antes y un después y que mostró con total normalidad cómo una mujer fingía el clímax mientras todos miraban. Por supuesto no era el primer orgasmo del cine, aunque ha quedado como el más emblemático.
El primer orgasmo del cine es de mucho antes, exactamente de 1933, de una película checa que marcó un hito en la historia de la sexualidad en el cine. Mientras en Hollywood todavía imponían sus normas pacatas, el director Gustav Machatý mostraba en Éxtasis por primera vez el cuerpo de una mujer desnudo en una película comercial y el primer orgasmo de un personaje femenino en primer plano.
La protagonista de aquel momento único fue la actriz Hedy Lamarr, austriaca que triunfó en el mundo del cine, pero que además fue una reconocida inventora que participó en el descubrimiento del “espectro ensanchado para comunicaciones inalámbricas a larga distancia”, lo que muchos consideran uno de los precursores del actual WiFi. Su vida ha vuelto al interés público ya que Showtime prepara una serie sobre la actriz, ala que dará vida la Wonder Woman Gal Gadot.
Éxtasis cuenta la historia de Eva, una joven casada con un hombre mayor pero impotente al que pronto abandona. Decide volver a casa de su padre y pedir el divorcio. Allí es donde tendrá lugar la escena por la que pasó a la historia. Yendo con un caballo encuentra un lago y decide bañarse desnuda y dejar su ropa en el animal, que huye corriendo, provocando que ella le persiga para recuperar su vestido. Con quien se encontrará es con un obrero con el que por fin descubrirá el sexo, y por primera vez, el placer.
La cámara del director muestra su boca abierta, sus ojos entrecerrándose y sus brazos estirados y retorciéndose. No hay gemidos de placer, pero era evidente que Machatý estaba recreando el primer orgasmo del cine. Para conseguir el rostro que quería de la actriz el realizador no dudó en colocarse debajo de la cama y pinchar con un alfiler en el trasero a Hedy Lamarr. Tácticas que en aquellos momentos eran normales, y con las que el director demostraba que usaría cualquier método por conseguir el plano que quería. El dolor y el placer se fundieron en un plano que ha pasado a la historia.
La película se estrenó comercialmente el 14 de febrero de 1933, pero tuvo muchos problemas por su contenido sexual y provocador. En Alemania no se estrenó hasta dos años después y tuvo que cambiar el título de Éxtasis por el de Sinfonía de amor. EEUU la calificó como ‘moralmente cuestionable’, y hasta la iglesia la condenó a través del Papa Pío XII.
No se lo tomó mucho mejor el marido de la actriz en aquella época, Friedrich Muandl, polémico empresario de origen judío que se hizo rico vendiendo armas a los nazis. Cuando vio la película en la premiere lo consideró intolerable e intentó comprar todas las copias del filme para que no pudiera exhibirse. Lamarr no dudó en escapar de aquel matrimonio que fue una pesadilla para ella y huyó a EEUU, donde intentó continuar su carrera como actriz antes de destacar como investigadora, figura por la que muchos la reivindican para dejar claro que ella era mucho más que el primer orgasmo de la historia del cine.