Las superproducciones de cine y televisión siempre han sido reticentes a la inclusión del colectivo LGTB en sus tramas. A fuerza de presión fueron incluyendo poco a poco a personajes gays como Cameron y Mitchel en Modern Family o los protagonistas gays de Will y Grace, pero todavía había estudios que no daban el paso.
Disney era el mejor ejemplo de ello. Hasta el año pasado no dio una película de Marvel a un héroe negro, y en 2019 hemos visto a la primera mujer que lidera una película. Parece que no querían molestar a los espectadores más conservadores, que ven cesiones a la agenda progresista estos gestos. Lo que todavía falta en Marvel es tener un superhéroe del colectivo LGTB, y en ese sentido ha sido su cadena televisiva Disney Channel la que ha mostrado más atrevimiento en este sentido.
Ya había mostrado una declaración de amor entre dos hombres en la serie Gravity Falls y besos entre parejas del mismo sexo en una escena de Star vs. las fuerzas del mal, ambas series de dibujos animados para los más pequeños de la casa. Ha sido en esta serie donde se ha dado un paso más allá al presentar a un personaje como bisexual en esta última temporada. Se trata de una exnovia del protagonista, Jackie Lynn, que abandonó la serie unas temporadas pero que ha vuelto con su novia, Chloe, a la que conoció en París y con la que se va agarrada de la mano en un patinete.
Una escena de normalización de la bisexualidad sencilla, pero que por desgracia es una anomalía en la ficción para toda la familia, y mucho más en una serie de dibujos animados. Pero no es el único gesto que se ha visto en ese mismo capítulo de la serie, ya que también se ha visto un baño con el símbolo unisex, o lo que es lo mismo, un aseo inclusivo para los transexuales.
Star vs. las fuerzas del mal se está convirtiendo en un emblema para el colectivo LGTB, ya que además de estos gestos también ha derribado estereotipos de la masculinidad tóxica. Su protagonista, Marco, ha aparecido maquillado alguna ocasión y en un capítulo se disfrazó de princesa para salvar a un colegio de princesas y todas ellas le defendieron cuando vieron que era un chico porque cualquiera podía serlo y eso no importaba.
Pequeños gestos para conseguir normalizar en la ficción la presencia de personajes diversos, y que así no ocurran sucesos tan desagradables como el intento de boicot a Capitana Marvel sólo porque su protagonista era una mujer. Menos mal que, en aquella ocasión, la taquilla demostró que los intransigentes son un porcentaje menor.