Rosa María Sardá con el premio Feroz de honor.

Rosa María Sardá con el premio Feroz de honor. EFE

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Muere la actriz Rosa María Sardá a los 78 años

La actriz y ganadora de dos Goyas ha muerto en Barcelona tal como ha confirmado la Academia de Cine.

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La actriz Rosa María Sardá ha fallecido en Barcelona a los 78 años, tal y como ha confirmado la Academia de Cine. La también presentadora ganó dos Premios Goya como Mejor Actriz de Reparto por Sin vergüenza y ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, y recibió en 2010 la Medalla de Oro de la Academia. La actriz sufría un cáncer desde hace años y este mismo año publicó su primer libro con relatos cortos en los que repasaba su vida.

Sardà (Barcelona, 1941) comenzó como actriz cómica, registro que en su última etapa había combinado con el drama. Intérprete vocacional —siguiendo los pasos de su abuela— y autodidacta, arrancó su carrera en los años 70 en el teatro. Las tablas le abrieron las puertas de una larga carrera cinematográfica a las órdenes de Fernando Trueba, Fernando Colomo, Ventura Pons, Luis García Berlanga, José Luis García Sánchez o Pedro Almodóvar.

En televisión ha trabajado como presentadora de Vídeos de primera y Ahí te quiero ver, que le brindaría el TP de Oro en 1984, y actuó en la serie televisiva Abuela de verano. El pasado mes de diciembre, la actriz concedió una entrevista a EL ESPAÑOL con motivo de la publicación de un libro de relatos —su primera incursión en el universo literario— en el que entremezcla la realidad y la ficción con la historia de España. "La muerte no me da miedo, me da rabia, porque me interesa mucho lo que está pasando en el cosmos, y entonces me sabe mal no enterarme", dijo.

Moros y cristianos, Alegre ma non troppo, Airbag, La niña de tus ojos, Todo sobre mi madre, Sin vergüenza¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? y Ocho apellidos catalanes son los trabajos más destacados de la intérprete barcelonesa, que se hizo muy popular en la España de los años ochenta con su programa televisivo Ahí te quiero ver. Su fino humor y su tremenda ironía quedaron patentes en los gags que realizaba, que ya forman parte de la historia de la pequeña pantalla española.

A pesar de que los Trueba, Berlanga, Almodóvar y compañía la reclutaron principalmente para interpretar unos papeles cómicos, otros direcotres como Ventura Pons, que trabajó con ella en Actrius, Carícies, Amic/amat y la tragicomedia Anita no pierde el tren, donde Sardà interpretaba a una taquillera que se jubilaba tras tres décadas de trabajo, apostaron por sus dotes dramáticas.

Por todas estas cintas y programas, su carrera fue reconocida justamente durante esta última década. A la Medalla de Oro que la Academia de Cine le concedió en 2010, se sumó en 2016 el Premio Feroz de Honor, que conceden los informadores sobre el mundo del cine. En la gala, al recoger el galardón, abanderó una vez más su discurso combativo a nivel político y comprometido en lo social: "En la ferocidad de este mundo es emocionante que seamos capaces de hacer fiestas y seguir haciendo cine, pese a todos los palos. Somos afortunados porque no estamos cruzando el Egeo en una patera, ni en campos de refugiados", señaló.

Sardà también se opuso sin remilgos los sueños nacionalistas de su tierra, Cataluña. "Yo soy republicana, pero no soy independentista", reconocía a este periódico. La presentadora, que en 1994 recibió la Cruz de Sant Jordi por "sus méritos y servicios destacados a Cataluña en la defensa de su identidad, especialmente en el plano cívico y cultural", se la devolvió a la Generalitat en 2017, cuando el Govern inició la deriva rupturista con España de forma unilateral. "¡Basta ya! Que dejen de jugar a ver quién la tiene más larga", fue una de sus frases lapidarias.

"El cáncer siempre gana"

Entre la catarata de reconocimientos, Sardà debería haber recibido este año el premio Fotogramas de Plata especial en una ceremonia que se suspendió por la pandemia del coronavirus. La revista destacó así sus valores: "Tan capaz de mutar de personaje cómico cada diez minutos como de dejar asomar (la media sonrisa) una humanidad, una tristeza o un patetismo como únicamente las grandes, quienes han pasado de la comedia al drama, son capaces".

En una entrevista muy reciente con el periodista Jordi Évole, Sardà habló de la enfermedad que ha terminado con su vida: "Yo no lucho contra nada, no se lucha contra el cáncer, el cáncer es invencible. Es una cuestión de que los que se ocupan de ti tengan más o menos tino al programar unas ciertas medicaciones. No se trata de un match a ver quién gana. El cáncer siempre gana. Siempre", profetizó.

Además de la televisión y el cine, la polifacética actriz también destacó sobre las tablas del teatro. Formó parte del reparto de distintas obras como Esperando a Godot, Cuando la radio hablaba de Franco, ¡Rosas rojas para mí!, El balcón, Madre coraje, El hostal de GloriaShirley Valentine y Fuga. Mítica conductora de la gala de los Premios Goya (presentó las ediciones de 1993, 1998 y 2001), Sardà también ejerció de directora de montajes como Ai carai!, su debut en el Teatro Lliure, o El visitante. En el apartado de series ha salido en Villa Rosaura, Homenots, Vetesifils, y en dramas como La Rambla de les Floristes y Las amargas lágrimas de Petra von Kant.