Susana Abaitua y Álvaro Cervantes.

Susana Abaitua y Álvaro Cervantes. Netflix

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'Loco por ella': cómo crear una comedia romántica en el siglo XXI y no perder la cabeza en el intento

La primera comedia romántica española de 2021 llega a Netflix este viernes. Hablamos con su director, Dani de la Orden, y sus cuatro actores protagonistas de enfermedades mentales y de su relación con uno de los géneros por antonomasia del cine. 

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El Día de San Valentín ya ha quedado atrás pero Netflix seguirá dándonos razones para creer en el amor. Mañana se estrena en todo el mundo Loco por ella, una comedia romántica made in Spain en la que, después de una noche inolvidable, el chico (Álvaro Cervantes) entra en un centro psiquiátrico para poder seguir conociendo a la chica (Susana Abaitua). El enredo está garantizado en una comedia romántica que recuerda a los clásicos del género. No es una sorpresa: su director y guionista, Dani de la Orden, es el rey de la comedia romántica en España. Esta es su cuarta incursión en el género y después de hablar con él queda claro que no será la última.  

“Mi madre siempre me llevaba al cine de pequeño. Me tragué películas como Love Actually, Tienes un email y Pretty Woman en una etapa en la que era muy influenciable”, aclara el cineasta barcelonés a sus 32 años sobre su obsesión con el género. “Creo que viene por ahí esta patología. Pero igual me voy a Alemania a que me lo curen y así poder hacer thrillers oscuros”, bromea Dani de la Orden, “una enciclopedia de las comedias románticas” según una de las actrices de su séptima película, Aixa Villagrán.

Dani de la Orden.

Dani de la Orden. Netflix

A Susana Abaitua el último boom del género en la gran pantalla le pilló algo pequeña. La actriz estaba todavía en la barriga de su madre cuando llegó a España Cuando Harry encontró a Sally, la película que inició una edad de oro de las comedias románticas que acabaría (más o menos) una década después con un último momento de genialidad: Notting Hill. “Era una niña cuando se estrenaron, pero mis padres me las pusieron todas. ¡Las he visto tantas veces! Era un pequeño sueño hacer una buena comedia romántica y el guion de Loco por ella me hizo pensar en todas esas películas”. 

Su pareja en la película de Netflix, aspirante a un Goya por su trabajo en Adu, estaba mucho menos versado en el género. Después de hacerse un maratón en el tiempo que pasó desde que le contrataron en la película hasta que empezaron a rodar, Cervantes encontró un alter ego al que admirar: “Me resulta muy inspirador ese nuevo galán romántico llamado Seth Rogen”, dice en referencia al poco normativo protagonista de Casi imposible y Lío embarazoso. Abaitua es más clásica en sus referentes. “Yo tenía un póster de Hugh Grant en mi habitación. No es normal que una niña de 12 años tenga un póster de Hugh Grant, pero así era”, reconoce entre risas.  

Enamorarse en el siglo XXI 

“Creo que sí es más difícil contar historias sobre el amor hoy en día”, admite un director con cuatro comedias románticas en su filmografía. Antes aceptábamos mejor esos cuentos de hadas, pero ahora hemos avanzado e idealizamos menos las relaciones. Creo que nos apetece más que nos hablen más de las cosas amargas, como Fleabag, que sigue siendo una comedia romántica pero con otro punto”. Los espectadores del género en 2021 saben que lo que antes era el final de una película ahora es el principio en la vida real. “Mientras creativamente sigamos jugando con las comedias románticas, seguirán vivos. De repente hay una serie que habla del amor después de que alguien coja una ETS [Lovesick, disponible en Netflix]. Al principio odiamos a Summer y después nos dimos cuenta de que la culpa la tenía Tom”, sentencia el director en relación a uno de los mayores debates en la comedia romántica moderna: quién era el “malo” de 500 días juntos

Respetar las enfermedades mentales 

En su estreno el pasado mes de enero, la serie Los espabilados, de Albert Espinosa, fue criticada duramente por los críticos por su retrato de las enfermedades mentales, llegando a poner en duda su existencia. De la Orden tenía claro qué líneas no había que cruzar en Loco por ella. “Estoy tranquilo porque hemos trabajado mucho durante todo el proceso creativo. Yo pasé un par de días en un centro psiquiátrico ayudando a hacer actividades comunes para saber de lo que iba a hablar”. 

Abaitua también hizo los deberes para retratar la depresión maníaca de Carla. “Trabajé lo que le pasaba al personaje con mi psicólogo. Le mandé el guion y entendía el personaje a la perfección. Me recomendó un libro que él mismo usaba en las clases que daba en la universidad. Se llama Una mente inquieta. Fue como la Biblia para mí en esta película”, aclara la intérprete. “Quería hacerlo con respeto y al final la única forma de hacerlo es informarte y saber de qué estás hablando. Con la bipolaridad no es lo mismo tener un tipo 1, tipo 2, ciclador rápido… Gracias a estar preparada me sentí más libre para probar otras cosas en el set”. 

“Cuando leí el guion tuve claro que quería darle todo el respeto y la humanidad que pedía el personaje”, explica Villagrán en referencia a la mujer con síndrome de Tourette que debía interpretar. “Fui a una asociación que trabaja con pacientes que lo sufren. Allí me contaron todo. Dani me dio libertad absoluta para hacer el personaje, siempre que no me saliera de la trama. Le pedí que me limitara con los tics porque Loco por ella es una comedia, pero no quería darle un toque de parodia. Nunca he estado tan pesada viendo mis escenas durante el rodaje. No quería pasarme”, insiste la actriz andaluza. 

Amor a primera vista 

'Loco por ella'.

'Loco por ella'. Netflix

Cualquier comedia romántica que se precie empieza con un “meet cute” memorable (una situación divertida o curiosa en la que dos personas se conocen antes de empezar una relación sentimental entre ellos). Richard Gere buscando una dirección en Pretty Woman. Hugh Grant manchando a Julia Roberts en Notting Hill. Meg Ryan y Billy Crystal compartiendo un viaje en Cuando Harry encontró a Sally. En Loco por ella Adri y Carla se conocen una noche de fiesta: ella quiere tener un ligue de una noche del que olvidarse al día siguiente, él es un seductor que pretende cumplir una apuesta cuando una chica impredecible se cruza en su camino. 

En la vida real Susana Abaitua no se acuerda exactamente de cuándo vio por primera vez a su compañero de reparto. Antes de Loco por ella nunca habían trabajado juntos, pero la industria audiovisual no es tan grande y sus edades, 30 años ella y 31 él, han hecho que sigan trayectorias similares. Álvaro Cervantes sí tiene claro su primer recuerdo de la actriz de Patria. “Si hicieran una comedia romántica de cómo nos conocimos, sería una secuencia de montaje, con pildoritas aparentemente insignificantes. Hay un momento que tengo grabado. Yo estaba ensayando una obra de teatro en una sala off de Madrid porque iba a hacer una sustitución de un amigo que no podía estar ese fin de semana. Tuve que aprender la obra muy rápido. Quedé para ensayar en la casa de una de las actrices: Elisa Matilla. Fuimos a su casa. Allí estaba Susana. Fue la primera espectadora que vio ese ensayo. Fue un momento vertiginoso y emocionante para mí: era la primera vez que hacía teatro en Madrid”.

Abaitua escucha atentamente. Es fácil darse cuenta del momento en el que la historia hace click en su cabeza. “Una vez nos cogieron para la película empezamos a coincidir en un montón de sitios. Nos hacíamos fotos por si luego servía para la película”, recuerda la actriz entre risas. No sirvieron, pero eso no era lo importante. 

Historias íntimas, grandes sentimientos 

Si los primeros encuentros de una comedia romántica son un clásico del género, los gestos grandilocuentes no se quedan atrás. Dani de la Orden siente devoción por ellos, aunque sean de los más difíciles de rodar en una película. “A los actores creo que les da igual. Probablemente les gusten más porque tienen más elementos con los que jugar. Para un director son supercomplicadas de rodar”, reconoce el director de Hasta que la boda nos separe. “Lo realmente complicado es trabajar con la figuración. Tienes que conseguir que no sea empalagoso y no quede noventero en plan mal. Hay que controlar sus miradas, si hablan de fondo... Tiene que ser medio creíble. A veces hay aplausos, risas… Encima tienen que hacerlo en mímica, para que no se cuele el audio. Son escenas complicadas, pero me gustan”.

Objetivo: robar escenas 

Un reparto coral acompaña a Susana Abaitua y Álvaro Cervantes.

Un reparto coral acompaña a Susana Abaitua y Álvaro Cervantes. Netflix

Joan Cusack, la compañera de piso de Melanie Griffith en Armas de mujer que se preguntaba cómo era posible que una cazadora costara dos mil dólares en 1988 cuando ni siquiera era de cuero. Rupert Everett, el mejor amigo de la protagonista en La boda de mi mejor amigo que la salva en sus momentos más complicados. Los personajes secundarios son una parte clave de una comedia romántica. La pizca de sal que hace que un plato esté en su punto. “Tienes que intentar asegurarte de que van a robar las escenas y de que podrían tener su propio spin off”, explica de la Orden. “Les doy mucho margen para que prueben cosas y después filtro lo que funcione mejor para la película. Siempre intento que haya libertad porque a veces los secundarios en los guiones tienen una base, pero no están definidos”.

En Loco por ella esa responsabilidad recae en dos de esos secundarios que mejoran cada serie y película en la que aparecen: Aixa Villagrán y Luis Zahera. “Yo soy de Santiago de Compostela y recuerdo que cuando era pequeño me encontraba con gente muy peculiar”, recuerda el ganador del Goya por El reino. Cogí un poquito de aquí y allá para crear a Saúl, un hombre que sufre una enfermedad mental que amenaza el futuro de su relación con su exmujer y su hija. “Luis y yo teníamos un poquito frito a Dani porque improvisamos mucho y nos dejamos llevar”, admite entre risas una actriz que estrenará este año la segunda temporada de Vida perfecta. “Hubo momentos mágicos en el rodaje, que ni siquiera habíamos ensayado, y que se han quedado finalmente en la película. Me parece un regalazo”. Zahera se queda con un detalle de la película. “Me gusta que los pacientes del psiquiátrico sean una comunidad. Se comportan como una familia que quiere avanzar. Entre todos los actores que hacíamos de pacientes trabajamos para crear eso de forma divertida”.

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