El actor Enric Molina, protagonista de la película Sin techo, falleció el pasado 22 de mayo a los 54 años a consecuencia de complicaciones respiratorias, según acaban de informar fuentes vinculadas a esta película.
Las mismas fuentes han asegurado que "su delicada salud, consecuencia de años de vivir a la intemperie y agravada por la pandemia, ha acabado prematuramente con una carrera que apenas ahora arrancaba".
Molina había dedicado los últimos años de su vida a la interpretación, después de una vida muy difícil en qué tuvo que malvivir más de ocho años en la calle. Una experiencia que compartió en la gran pantalla y que llenaba de crudeza y realidad su interpretación.
Pudo evocar también esta experiencia en obras de teatro como L’últim crit, dirigida por Ivana Miño (Arrels Fundació), Sis personatges, homenatge a Tomàs Giner, en el Teatre Lliure, y sobre todo, en la película de ficción Sin techo, dirigida por Xesc Cabot y Pep Garrido (con producción de Atiende Films y Alhena Production).
"Sin techo"
Sin techo (Sense sostre, en su versión en catalán) se estrenó a finales del 2019 en el Festival de Gijón y estuvo más de dos meses en cartel en cines de toda la península. En la película, Molina encarna el personaje de Joan, un sintecho que malvive en las calles de Barcelona con su inseparable perro Tuc.
La interpretación de Enric Molina, prodigiosa y sobrecogedora, fue elogiada por la crítica, que destaco su instinto natural para la actuación. Una interpretación en la que exprimió sus sensaciones, sentimientos y experiencias vividas durante algunos de los años más duros de su vida.
Antes de encarnar el papel de Joan, Molina dormía bajo el puente de la Estació del Nord. “Cuando vi el cartel dije ‘esta es la mía’, me decidí, hice el casting, y ahí empezó todo”, explica a Crónica Global. Lo que le llevó a protagonizar la primera obra de teatro, un primer paso en su corta pero intensa trayectoria.
Siempre que tenía la ocasión, Molina decía: "No hay mal que por bien no venga; haber vivido en la calle me ha permitido poder interpretar con verosimilitud el personaje de un sintecho, y contribuir a abrir los ojos de las personas hacia esta realidad. Fue fácil, solo tuve que rebobinar un poco".
Molina nunca tuvo miedo de mostrar y compartir sus vivencias con los demás, dentro de la industria y fuera, para usar su visibilidad como altavoz de los problemas e injusticias que siguen sufriendo los que habitan en las calles.