El último brigadista internacional, Josep Almudéver, ha muerto a la edad de 101 años en su domicilio de Alcàsser, Valencia. Nacido en Marsella, de padres emigrados a Francia, obtuvo la doble nacionalidad que le permitió entrar y salir del territorio francés durante la Guerra Civil. El combatiente republicano conoció todos los horrores de la contienda: la vida en las trincheras, la represión y el exilio. Una vida que se apaga, pero una historia que nunca debe olvidarse.
A las pocas semanas del golpe de Estado, Almudéver se alistó voluntariamente en la columna Germania pero no le dejaron llegar hasta el frente. Más tarde consiguió enrolarse en la columna Pablo Iglesias, organizada por el PSOE, falsificando los documentos que acreditaban su edad: contaba en esa época con tan solo 17 años.
Fue enviado al frente de Aragón donde un obús le dejó malherido y en 1938 consiguió llegar hasta Marsella como refugiado, cuando se recuperó decidió volver a España hasta que finalizó el conflicto. A su regreso fue el momento en el que se alistó en las Brigadas Internacionales. En 1939 fue detenido y enviado a distintos campos de concentración franquistas por el Levante español.
Almudéver finalmente fue trasladado a las cárceles de La Modelo y Aranjuez donde fue condenado a muerte por "auxilio a la rebelión". Finalmente, la pena se rebajó a 30 años, quedando en tan solo 12 por buen comportamiento. En 1942 pudo reencontrase con los suyos.
A su salida de la cárcel, perteneció hasta 1946 a la Agrupación Guerrillera de Levante como enlace de la organización. Su activismo político le obligó a huir a Francia donde trabajó desde el exilio durante años contra el franquismo, dando testimonio de la represión en España y ayudando a los refugiados republicanos. En 2018 se estrenó un documental, El último brigadista, en el que se narra su vertiginosa biografía.
Guerra internacional
Hace dos años, Almudéver recibió un homenaje de la Generalitat Valenciana "por ser ejemplo de la memoria viva de una historia que hay que recordar para poder avanzar en una democracia más llena y justa", aseveró la consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo.
"Josep Almudéver fue una de las personas que luchó porque este país volviera a tener derechos democráticos y libertades, las que tenemos ahora. Representa la memoria viva de esa historia que hay que recordar y tener muy presente precisamente para poder avanzar en una democracia más llena y más justa", agregó Pérez Garijo.
En este acto de homenaje, el propio Almudéver comentó que prefería no hablar de Guerra Civil porque, en su opinión, no fue un conflicto armado entre españoles sino "internacional", una guerra con presencia de muchos países en la cual "estaba todo el mundo". El excombatiente destacó que en esta contienda participaron tropas nazis venidas de Alemania y fascistas italianas para apoyar al bando franquista. "Cómo es posible decir que esto era una guerra civil", se preguntó, al tiempo que indicó: "Nunca en la vida".
"La mentira más grande es que aquello fue una guerra civil", agregó Almudéver, que señaló que la lucha como miliciano "representa la voluntad del pueblo trabajador español". Consideraba que cuando combatió "había que defender esto fuera como fuera de los fascistas".