'La ruleta de la suerte y la fantasía'.

'La ruleta de la suerte y la fantasía'.

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El director japonés que arrasa en los festivales de cine y del que todo el mundo habla

Ryūsuke Hamaguchi triunfó en la pasada Berlinale y en Cannes con dos grandes películas. Este viernes estrena 'La ruleta de la fortuna y la fantasía'.

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¿Cuántas probabilidades hay de que un mismo director presente el mismo año en dos de los festivales de cine más importantes del mundo una película diferente? Más difícil todavía, ¿cuáles son las opciones de que su título compita dentro de la sección oficial y sea uno de los mejores de toda la competición y se lleve premio en ambos? Pues eso es lo que ha conseguido el japonés Ryūsuke Hamaguchi, que en 2021 se ha convertido en el director del que todos los cinéfilos hablan.

Lo hacen desde el pasado festival de Berlín, donde ganó el Oso de Plata -segundo premio- por La ruleta de la fortuna y la fantasía -que llega a los cines este viernes-. Una película maravillosa que junta tres relatos en los que el azar, la ficción dentro de la ficción y los juegos de apariencias guían sus historias. Una obra que va calando poco a poco al espectador y que sólo es el comienzo de lo que está por venir. Unos meses después de presentar su filme en Berlín competía en el Festival de Cannes con Drive my car, una personal adaptación de un relato de Murakami que se convirtió en la favorita de la crítica y se hizo con el premio al Mejor guion.

No se puede decir que Hamaguchi sea un novato. Ya había demostrado su solidez narrativa en su saga Happy Hour, donde demostraba su habilidad para sacar emoción y pulso dramático de momentos tan cotidianos como una clase de yoga donde las cuatro amigas iban desvelando sus dinámicas en una escena donde el director mostraba su maestría. Tampoco era la primera vez que competía en Cannes, ya que hace años estuvo con Asako I y II. Pero ha sido ahora cuando todos se han quedado con la boca abierta gracias a estas dos maravillas.

Hamaguchi visitó el pasado Festival de San Sebastián para presentar sus dos películas, y con una humildad desarmante quitaba importancia a todo lo que estaba ocurriendo en su carrera este año. “El tema de premios es un poco casual. Depende del jurado, de tu película, de que coincidan. En este sentido, estoy muy contento del reconocimiento pero no eso mi principal objetivo, para mí es suficiente con que la vea el público y gente de otros países. Es verdad que estoy en una fase en la que estoy recibiendo muchos reconocimientos, pero para mí lo importante es el proceso de prueba y error, ir mejorando cosas para llegar más lejos aún. No siento que haya llegado a un momento culmen de mi carrera, me queda camino por recorrer”, contaba el realizador a EL ESPAÑOL.

De hecho, ya prepara su nueva obra, The aprentice, donde seguro que aplica su singular método: “Mi manera de trabajar a la hora de empezar un guion siempre comienza por los diálogos entre los personajes. A partir de los diálogos, me imagino cómo se caracterizan estos personajes y qué piensan. Una vez creada la historia, se trata de darle esa vida a los actores y que llegue al público. Es una forma muy natural de trabajar, por eso la palabra y el diálogo son una forma esencial de mi cine”.

Además de la palabra, uno de los elementos fundamentales de sus historias es el azar, “un tema que me ha fascinado desde siempre, desde que empecé como director”. “Siempre he ido recuperando y acumulando historias fortuitas porque es un elemento que existe en la vida cotidiana. A todo el mundo le ha pasado algo por azar ha pasado, ha actuado en función a eso y ahora su vida es de una forma determinada. Estas cosas ocurren en la vida real, pero cuando hablamos de meter un elemento de azar en una película cuesta mucho. Yo he encontrado la forma de crear azar en estas historias cortas y queda muy bien, no molesta, incluso proponiendo ya el azar en el título”, explica.

Para lo que no encuentra una explicación es para su afán de introducir una ficción dentro de su propia historia. En uno de los relatos de La ruleta de la fortuna y la fantasía dos mujeres juegan a ser dos amigas que se conocen desde niñas dando lugar a un divertido enredo que mezcla lo que es verdad y lo que es representación. En Drive my car hay, directamente, una representación de una obra de teatro de Chejov que tiene una vital importancia en la historia, pero para él, simplemente hay un motivo de placer estético: “No sé por qué pero me gusta mucho la ficción dentro de la ficción. Haciéndolo de esta manera la historia tiene más ritmo, me gusta y queda bien”.

En Drive my Car se enfrentaba al reto de adaptar a Murakami, algo que el mismo Hamaguchi reconoce que “cuesta mucho”, porque “el secreto de su éxito es describir la realidad interna de los personajes y plasmar esto en el cine cuesta mucho, es algo no tangible. Lo que he hecho es seleccionar los elementos más visibles para el cine y describir las realidades sin mezclar la irrealidad. Esa ha sido mi manera de abordar a Murakami”.

En sus dos nuevas películas, pero especialmente en La ruleta de la fortuna y la fantasía, el director japonés vuelve a demostrar un talento único para los personajes femeninos, algo que explica cómo consigue: “Para entender bien a los personajes femeninos, ya que no soy mujer y no estoy en la misma posición en la sociedad, es informarme a través de amigas y conocidas. No hacer entrevistas, pero sí preguntarles ciertas cosas y a partir de ahí añadir mi imaginación para crear esos personajes. Cuando hablamos de la palabra dentro de una sociedad, cada uno puede decir cosas socialmente aceptadas pero otras no, porque son políticamente incorrectas. En el caso de las mujeres en la sociedad japonesa, hay que entender las cosas que no pueden decir y entender su personaje a través de esas cosas. Este es el proceso que sigo para crear a los personajes”. Apunten su nombre, Ryūsuke Hamaguchi, porque el futuro del cine de autor pasa por su mirada.