Crítica: 'Red', una estupenda historia de madurez de Pixar contra los tabús del cuerpo femenino y la pubertad
Disney+ estrena en exclusiva el 11 de marzo el excelente debut de Domee Shi, la ganadora del Oscar por el corto 'Bao'.
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“A las mujeres nos han lavado el cerebro toda la vida para que odiemos nuestros cuerpos. Eso es un hecho. Todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos”, lamentaba Emma Thompson durante una rueda de prensa que se hizo viral en la última edición del Festival de Berlín. Nadie esperaba que Red, la nueva película de Pixar, tuviera algo que ver con Good luck to you, Leo Grande, la historia de una profesora jubilada que decide contratar a un trabajador sexual al darse cuenta de que nunca es demasiado tarde para descubrir su sexualidad. A pesar de tener personajes, viajes y estilos radicalmente opuestos, las dos películas comparten los mismos objetivos: derribar los tabús que persiguen al cuerpo y la experiencia femenina desde que el tiempo es tiempo. Red llega en exclusiva a Disney+ este viernes 11 de marzo.
La tercera película de Pixar en estrenarse directamente en la plataforma de Disney (siguiendo los pasos de Soul y Luca) cuenta la historia Mei Lee, una niña de 13 años un poco rara pero segura de sí misma que se debate entre ser la hija obediente que su madre quiere que sea y el caos propio de la adolescencia. Ming, su protectora y a menudo exigente madre, no se separa nunca de ella ni le permite hacer cosas que para las amigas de su hija no suponen ningún conflicto familiar, como ir al concierto de su boyband favorita. Por si los cambios en su vida y en su cuerpo no fueran suficientes, cada vez que la niña se emociona demasiado, se convierte en un panda rojo gigante.
En un giro de los acontecimientos radical y digno de aplaudir para una película dirigida a todos los públicos que será vista una y otra vez por millones de niños en todo el mundo, los problemas de Mei Lee empiezan el día que la niña tiene la regla por primera vez (la película no lo verbaliza, pero queda claro en todo momento que es lo que ha sucedido). “Problemas”, por supuesto, según el opresivo punto de vista de todas las mujeres de una familia -y de la sociedad en general- que consideran que este salto a la pubertad es un obstáculo con el que las niñas deben acabar cuanto antes.
En el mundo a medio camino de lo mágico y lo reconocible de Red, las mujeres de la familia son víctimas de una especie de maldición que las hace convertirse en pandas cada vez que pierden el control de las emociones. Por suerte (o por desgracia), eso tiene solución… o no. Mei Lee debe decidir si quiere ser la primera mujer de su familia que acepta esta particularidad como un regalo de su existencia, y no como un castigo que debe ser enterrado.
Desde el estreno de su primer largometraje en 1995, Pixar ha abordado en sus historias todo tipo de conflictos que rara vez aparecían en las películas de su hermana mayor. Los clásicos cuentos de hadas de Disney dejaron paso a los relatos sobre la identidad que hablaban de temas como el lugar que ocupaba la muerte en la vida (Coco) o el propio existencialismo (la historia del vaquero Woody en la saga Toy Story, Soul). Red va un paso más allá. El debut de Domee Shi, ganadora de un Oscar por el cortometraje Bao, habla de la pubertad como nunca antes se había hecho en una historia para todos los públicos. Literalmente todos los seres humanos pasan por una complicada fase vital que, sin embargo, siempre es ignorada en las historias de madurez. Hasta ahora.
La última película del estudio que dirige ahora Pete Docter es también la primera en la que los principales puestos de responsabilidad (dirección, guion, producción) son ocupados en su totalidad por mujeres, pero lo relevante no es el titular (la campaña no ha hecho hincapié en ese detalle) sino las consecuencias que eso tiene el viaje de Mei Lee. Sin renunciar en ningún momento al humor y la aventura (incluyendo el ya inevitable y bombástico final de acción que tiende a aparecer en las películas de Pixar, lo necesiten o no, y esta no lo necesitaba), Red construye un encantador, reconocible y trascendental viaje de descubrimiento y aceptación personal en el que se habla de temas como la vergüenza, el odio a nuestros cuerpos y la confusión hormonal.
La naturalidad y autenticidad que desprende la película de Disney+ empieza por la cuidada construcción del universo que hace Shi. A pesar de partir de una premisa mágica, la directora ambienta su ópera prima en el Toronto de 2002, la ciudad y el momento en que ella misma se enfrentó a su adolescencia. Todos los detalles (incluyendo la reconstrucción de la ciudad canadiense, los desajustes emocionales provocados por los primeros cuelgues hormonales, la influencia de ser una familia con raíces inmigrantes y la obsesión de la generación de esa época por las bandas de pop como Backstreet Boys y N’Sync) ayudan a hacer de un relato muy concreto algo universal.
La producción de Pixar ha contado con Billie Eilish y su hermano Phineas para crear las canciones de 4*Town, la boyband ficticia que obsesiona a Mei Lee y sus amigas. Contar con uno de los mayores referentes de la generación Z, una joven que se ha caracterizado por un discurso honesto que ha abrazado en sus canciones los altibajos de la adolescencia, para encargarse de crear el sonido de un grupo adorado por las adolescentes es otra decisión inspirada por parte de Red. Otra más, igual que el fichaje del compositor sueco Ludwig Göransson (Black Panther, The Mandalorian, Tenet) para encargarse de una banda sonora más ambiental de lo que suele acostumbrar el estudio.
En las últimas semanas había surgido en las redes sociales una ola de críticas contra el estilo aparentemente infantil y excesivamente femenino (signifique lo que eso signifique) de la animación de la película. Una vez vista, queda claro que era otra de esas inertes polémicas de internet como las que surgieron porque Lola no era “suficientemente sexy” en la secuela de Space Jam o porque Ellie era “demasiado masculina” en el videojuego The Last of Us. El eléctrico y vivo uso de los colores, el diseño de los personajes inspirado en el anime japonés y el diseño del panda rojo nos recuerdan lo desolador es que llevemos más de dos años sin poder ver una película en las salas de cine.
Detrás de esa aparentemente intrascendente aventura adolescente (la peripecia narrativa es muy sencilla y puede parecer sacada de muchas películas de la competencia), la película nº25 del estudio va a permitir que las nuevas generaciones escuchen un mensaje rabiosamente necesario que nunca cae en lo aleccionador o lo cursi. Con Red, Pixar sigue reivindicándose como el estudio que nunca falla a su público.
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