En 'Adán y Eva', la moda -como el tamaño- sí que importa
El mercado del amor en los realities está muy muy complicado. Casi tanto como el de la vida real. Y quién no me crea que le pregunte a Paula de Gran Hermano, que pasó en un minuto de ser la otra a ser la ex. Para rizar el rizo en esto de encontrar a tu media naranja delante de las cámaras llegó -sin píxeles, ni ropa-, Adán y Eva.
Imagina que encuentras a un hombre aparentemente normal –o todo lo normal que puede ser alguien que va a un programa televisivo como este-. Esto de por sí ya es un éxito y muchos de los lectores comprenderán a lo que me refiero y si no que se lean el libro de Alena KH, la que se esconde tras el blog Intersexciones.
Durante los días que pasáis juntos en una idílica playa te demuestra que junto a él la vida es color de rosa, que tiene todas (cuando digo todas es todas) las armas necesarias para hacerte feliz, que sabe que la Alhambra está en Granada e incluso os sorprendéis hablando de los nombres de vuestros futuros hipotéticos hijos.
Hay algo que no sabes de él. ¿Algo más? Sí. Tras los días de convivencia naturista toca verle vestido
Pero no dejes que tus amigas empiecen a buscar coronitas de flores todavía. Aún hay algo que no sabes de él. ¿Algo más? Sí, un ínfimo detalle que aporta la gracia final al concurso. Tras los días de convivencia naturista toca verle vestido. Y es entonces, no cuando os disteis el primer beso (con el que se supone que debes ayudarle a mutar de rana a príncipe), cuando te enfrentas a la dura realidad: la moda, como el tamaño, sí que importa.
Ese chico con el que hace un rato te revolcabas en la arena de la playa viste como el cuarto integrante de Camela o se ha equivocado de reality y encaja mejor en Hermano Mayor o en Jersey Shore. Démosle la vuelta a la historia, podría ser al revés, esa chica que tienes delante viste como Phoebe de Friends en las primeras temporadas o es la hermana pequeña de Helena Bonham Carter.
Referencia de nuestra personalidad
Estos Adanes y estas Evas son del siglo XXI, en el que la hoja de parra ha evolucionado hasta convertirse en miles de prendas y tendencias que no solo nos protegen del frío y del pudor (para los que aún tengan), sino que convierten su combinación en nuestro estilo, como referencia de personalidad, de la imagen que queremos proyectar, de nuestras intenciones, de lo que nos importa y hasta de nuestro estado de ánimo.
El vestir es un hecho básico de la vida social común a todas las culturas
Flügel, teórico de la Psicología del vestido (1964), aseguraba que las prendas, aunque sean apéndices externos, penetran en el núcleo mismo de nuestra experiencia como seres humanos. El vestir es un hecho básico de la vida social común a todas las culturas, son las diferencias en la forma de hacerlo, ya sea como grupo o como individuo, las que permiten la producción de diferentes significados sobre la identidad personal o social, el momento histórico, la situación en la que se encuentra, la capacidad económica, la personalidad, etc. El signo de la moda se integra, por tanto, en las relaciones sociales en las que se ubica la persona.
Al identificar el cuerpo como un objeto cultural, el hombre se convierte en un creador de signos y significados, lo hace a diario y los cambia a su antojo. Umberto Eco lo explicaba de forma sencilla en su artículo El hábito hace al monje en 1976: "Quien haya estudiado a fondo los problemas actuales de la semiología no puede hacerse el nudo de la corbata, por la mañana ante el espejo, sin tener la sensación clara de seguir una opción ideológica, o, por lo menos, de lanzar un mensaje, una carta abierta, a los transeúntes y a quienes encuentre durante la jornada".
¿Y si el mensaje que te está enviando la persona que te gusta, en este momento final del programa, es que en realidad no es más que un/a aspirante a tronista, que lleva las camisas de la época cani-rosario al cuello de Bisbal, que le copia looks a Lena Dunham, que tiene menos vergüenza que Lady Gaga o que enseña más calzoncillo que Justin Bieber?
*Rocío Ponce Domínguez es periodista de cultura, moda y TV. Freelance en ElClubExpress. Antes en ABC y Público.