Las subastas de '¿Quién me compra esto'?' se instalan en Discovery Max
El próximo domingo 8 de febrero, el programa ¿Quién me compra esto? (23:00 horas) se instala en la parrilla de Discovery Max con la intención de refrescar el género subastero gracias a una colorida casa de subastas de Kentucky, regentada por una alocada familia capaz de poner en el mercado los objetos más variopintos y sorprendentes. Pero antes de pujar por los artículos más bizarros de la América profunda presenciaremos las subastas portuarias más vertiginosas con los nuevos episodios de Containers Wars, que regresan a Discovery Max el domingo 8 de febrero, a las 21:35 horas.
Container Wars regresa al canal para seguir demostrando que hace falta más que un buen saldo bancario para triunfar en el vertiginoso mundo de las subastas portuarias. Intuición para seleccionar las mejores ofertas y nervios de acero para enfrentarse a los otros interesados son las principales virtudes para triunfar en este juego en el que se mueve mucho dinero.
El experto en compraventa de mercancías John Kunkle, uno de los mejores en su trabajo, vuelve esta temporada para disputarse las mejores oportunidades con Jason R. Hughes y Matthew Gaus en una nueva edición de esta guerra de las subastas portuarias. Contenedores sin reclamar llegados desde países como México, África o China, cuyo contenido puede ser un auténtico tesoro o un cargamento de baratijas, y un grupo de especialistas en subastas dispuestos a todo.
A continuación, a las 23:00 horas, Discovery Max se traslada a la América profunda, más concretamente al estado de Kentucky, para ofrecer una nueva serie que nada tiene que ver con el resto de propuestas del género de subastas: ¿Quién me compra esto?. Vestidos de novia, animales vivos, monedas antiguas, cascos de guerrero, coches antiguos, motos… la nueva incorporación subastera del canal se jacta de la gran variedad de artículos que pasan por las manos de sus empleados, especialmente de los más raros y, en ocasiones, escandalosos, antes de ser adquiridos por unos clientes no menos peculiares.
El escenario de este mercadeo es una colorida casa de subastas de Corbin, Kentucky, regentada por Big Sammie y Little Sammie, una pareja padre-hijo que no siempre consigue ponerse de acuerdo respecto a la forma de llevar el negocio. El día a día de esta casa de subastas, en la que habita una peculiar familia compuesta por los dueños y los empleados del negocio, no sólo tiene que bregar con los extraños artículos que llegan a sus manos, como una enorme caja de bragas o un caballo en miniatura, sino con los múltiples problemas que cada día surgen en el negocio, como mejorar el anticuado sistema de sonido de la sala de subastas, la misteriosa desaparición de un porte de artículos de lujo, los inventarios e, incluso, un divorcio.