Tengo 28 años recién cumplidos. A lo largo de mi vida, muchos presentadores y actores me han llamado la atención, pero puedo decir con orgullo que una de las que más lo ha hecho ha sido una de las caras que menos he conocido en tiempo real: Mayra Gómez Kemp.

Cuando dejó de presentar el Un, dos, tres yo era muy pequeño. La conocí principalmente en Luna de miel, que yo veía en Telemadrid. Fue su último gran éxito, pero para mí tan solo era el primer momento junto a ella.

Poco a poco, a lo largo de los años, me he interesado por su vida y su carrera. He intentado seguir su pista y recordar entregas antiguas de su etapa en el Un, dos, tres. Pero no llegué a conocerla hasta hace muy poco. Físicamente, lo hice en junio del pasado año cuando acudí a los Premios Iris donde ella iba a recibir el galardón a Toda una vida. Intelectualmente, he podido acercarme a ella leyendo ¡Y hasta aquí puedo leer!, el libro en que resume sus memorias y donde se abre como nunca lo había hecho hasta ahora.

Una gran profesional... y una gran persona

Mayra Gómez Kemp cuenta en esta biografía los más íntimos detalles de su vida personal y profesional. Desde su infancia en Cuba a su posterior exilio, su llegada a España y sus numerosos pasos profesionales.

Mayra Gómez Kemp habla sin tapujos de su cáncer y da ejemplo de fuerza a los que pasan por una situación similar

Pero hay un punto que en los últimos años la ha vuelto a poner de actualidad: su lucha contra el cáncer. La presentadora explica detalle a detalle cómo conoció la noticia y cómo luchó contra la enfermedad, dando ejemplo de fuerza a todos aquellos que puedan pasar por una situación similar.

Mayra demuestra que no solo es una gran profesional sino también una gran persona. Y eso que el libro no oculta los rifirrafes que pudo haber tenido con personas tan importantes en su vida como Chicho Ibáñez Serrador o José Antonio Plaza.

Quizá uno de los puntos más morbosos de ¡Y hasta aquí puedo leer! es precisamente cuando cuenta las razones de su distanciamiento. Tras la última etapa de Mayra Gómez Kemp en el Un, dos, tres, Chicho volvió a acudir a ella para seguir presentando el programa ya en los 90 a cambio de una generosa oferta. Ella aceptó, pero de la noche a la mañana se encontró con que, sin dar ninguna explicación, el creador la había sustituido por Miriam Díaz Aroca y Jordi Estadella.

Grandes recuerdos del Un, dos, tres

A partir de ahí, la relación de Mayra Gómez Kemp con Chicho Ibáñez Serrador se enfrió, y la presentadora narra cómo le costó superar algo así. Pero lo consiguió y, aunque no volvió a hablar del tema con él, tuvieron un acercamiento que les hizo que volviera a pesar la parte positiva.

Mayra Gómez Kemp fue sustituida sin previo aviso en el 'Un, dos, tres' por Miriam Díaz Aroca y Jordi Estadella

Es así como Mayra recuerda su etapa en el Un, dos, tres. A pesar de la abrupta salida y de lo duro que fue trabajar tantas horas, es consciente de que la catapultó profesionalmente y así lo demuestra en las páginas de su libro.

El libro está dividido en tres partes (Un, dos, tres), y la segunda está dedicada por completo al mítico programa de TVE. Mayra Gómez Kemp cuenta cómo llegó a él, explica su mecánica para los que no lo vivieron y no esconde ninguno de los detalles o curiosidades que se vivieron allí. La más interesante es, probablemente, cómo nació la mítica frase Y hasta aquí puedo leer.

Su etapa en Antena 3

La radio también ha sido otra de sus pasiones. Y así lo demuestra en el libro hablando durante un buen número de páginas. Antena 3 Radio fue la principal emisora donde trabajó, y además le sirvió como trampolín para entrar en las cadenas privadas cuando nació Antena 3 Televisión.

Allí no le fue nada bien, y Mayra no lo esconde. Estuvo tan solo unos meses presentando La ruleta de la fortuna y Simplemente Mayra, pero sobre todo este segundo fue un auténtico desastre y acabó fuera de la cadena al poco tiempo. Otros formatos llegaron como Luna de miel que ayudaron a borrar este mal recuerdo. Y, contrariamente a lo que dice titulaba su programa en Antena 3, su vida siguió siendo compleja, nada simple. Y así queremos recordarla.