El mundo del cine no tiene ningún secreto paraRon Howard. Desde muy niño aprendió a desenvolverse con soltura delante de las cámaras mientras que, años después, ya de adulto, se convirtió en uno de los realizadores más comerciales de la industria de Hollywood con títulos como Un, dos,tres...splash, Cocoon,Willow, Llamaradas, Apolo 13 Una mente maravillosa, película por la que ganó el Oscar al mejor director y el de mejor película en 2002.
Ron Howard sigue estando en la primera línea del cine norteamericano. Hace pocos días comenzó a trabajar en Inferno, un film protagonizado por Tom Hanks, que completará la trilogía que inició con El código Da Vinci y que continuó con Ángeles y demonios, todas ellas basadas en los best sellers escritos por Dan Brown. Además, a finales de 2015, estrenará su última película, En el corazón del mar, una cinta de aventuras protagonizada por Chris Hemsworth e inspirada en la historia real que el novelista Herman Melville usó para escribir la célebre novela Moby Dick.
Para conocer mejor la vida y el recorrido profesional de este realizador norteamericano, TCM dedica los días 20 y 25 de marzo a su figura, emitiendo en exclusiva la entrevista que el cineasta concedió al programa A life in pictures que produce la Academia Británica de cine y de televisión (BAFTA). En él, respondiendo a las preguntas del periodista Dave Calhoun, Ron Howard desglosa sus recuerdos personales y repasa su ya dilatada y fecunda carrera artística.
Antes y después de esta conversación, los espectadores de TCM podrán ver dos trabajos muy distintos de Ron Howard. Primero, Un horizonte muy lejano, la película protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman,que dirigió con gran éxito en 1992. Después, American Graffiti de George Lucas, en la que Howard, que entonces tenía 19 años, interpreta a Steve, uno de los jóvenes que deambulan por las calles de una pequeña ciudad californiana la noche antes de dejar su casa y marcharse a la Universidad.
Ron Howard nació en Oklahoma en 1954. Su madre era la actriz Jean Speegle y su padre el actor, escritor y guionista Rance Howard. Con esos progenitores no era nada extraño que su cuna estuviera siempre cerca de un plató cinematográfico.
Con tan solo cuatro años intervino por primera vez en una película, Rojo atardecer, al lado nada más y nada menos que de Deborah Kerr y de Yul Brynner. Luego interpretó al niño que intenta encontrar una nueva esposa para su progenitor, interpretado por Glenn Ford, en El noviazgo del padre de Eddie. Además, en la televisión americana se hizo muy popular en los años sesenta con el papel deOpie Taylor en El Show de Andy Griffith.
Con 23 años, y mientras trabajaba con muchísimo éxito en otra serie televisiva llamada Días felices, debutó como director en una película de bajo presupuesto titulada Loca escapada a Las Vegas. Un lustro después, con Turno de noche, protagonizada por Michael Keaton, demostró que estaba perfectamente preparado para ponerse al frente de proyectos de mayor envergadura y presupuesto.
Desde entonces, Ron Howard ha abordado prácticamente todos los géneros cinematográficos y de todos ellos ha salido bastante airoso. Desde el western, a la ciencia ficción, pasando por el thriller, la comedia, el cine fantástico y el de aventuras. Incluso se atrevió a dirigir un largometraje con trasfondo político, como fueEl desafío, Frost contra Nixon. “Me gusta también el cine de terror”, confiesa en un momento de la entrevista. “Estaría dispuesto a hacer un film con un monstruo o dirigir un buen slasher. Seguro que disfrutaría”.
En su encuentro en la Academia británica del cine cara al público, Ron Howard habla de los actores con los que ha trabajado, sobre todo de Tom Hanks; de sus colaboradores más estrechos, como su amigo el productor Brian Grazer, y de la especial relación que le une con George Lucas, el cineasta que le dirigió siendo casi un adolescente en American Grafitti y al que recurrió años después para realizar los efectos especiales de Cocoon.
Con 61 años recién cumplidos, Ron Howard sigue buscando nuevos proyectos, historias que le emocionen, le diviertan y le estimulen. Porque a ese niño que creció delante de las cámaras le queda aún un largo recorrido profesional detrás de ellas