Aquí Paz y después Gloria se estrenaba este martes en Telecinco con más de veinte minutos de retraso. Aunque para muchos espectadores, la serie llegaba más bien con veinte años de retraso.
Y es que la ¿nueva? serie protagonizada por Antonio Resines está más próxima a las series de finales de los 90 que a las ficciones actuales. Más cerca de Los Serrano que de El Príncipe, más próxima a ¡Ay Señor, Señor! que a La que se avecina.
No ayuda nada que esté protagonizada por el citado Resines y Antonio Molero, los míticos Diego Serrano y Fiti. Es imposible olvidarse de aquellos papeles. Es imposible no pensar que esto pertenece a aquel sueño. Sólo un dato: Los Serrano fue trending topic.
La serie de Mandarina, que también alumbró Piratas, aquella serie 'inolvidable' protagonizada por Pilar Rubio, es un nuevo paso atrás de Telecinco en el terreno de la ficción. Una nueva Alatriste, una nueva A ver si llego, una nueva Cheers.
Hablar de su iluminación, de sus cromas, de su música, de su montaje, de su nula comedia, ¡de la duplicación de Resines! es, sinceramente, perder el tiempo.
Con razón la cadena se ha cuidado mucho de no mostrar el primer capítulo a la prensa. Con razón se ha volcado tanto en su promoción hasta programar un estreno multicanal inexistente. Con razón tres años para estrenarla después de cientos de cambios.
Sin embargo, como dice el refrán, "la mona, aunque se vista de seda, mona se queda". Y es que ése es precisamente uno de los fallos de Telecinco. Piensa que vistiendo una serie, o escondiéndola, puede conseguir que triunfe.
Pero Aquí Paz y después Gloria no es El Chiringuito de Pepe, una ficción que también necesitó algunos cambios, pero cuyo resultado final está muy alejado de la incongruente y aburrida serie de Resines.
"Es que ha hecho un 20,7%", dirán algunos. Muy bien. Cada uno debe saber de lo que puede sentirse orgulloso y de lo que no. Y Aquí Paz y después Gloria no es una serie para sacar pecho. Lo sabe cualquier directivo. No en una cadena líder. No en una cadena que emite El Príncipe o Niños Robados.
Descartemos ya esa manoseada excusa "es que tiene su público". Nuestra ficción está evolucionando. Es un hecho evidente. Y casos como éste deben servir a una cadena líder como Telecinco para hacer una profunda autocrítica. En el caso de Resines, a plantearse que quizá es hora de regresar al drama.