La televisión se llena de reboots, remakes y secuelas a lo largo de todo el mundo. Los productos del pasado se añoran en muchas ocasiones y, a veces, el acierto está en recuperar algunos de ellos dándoles un giro de tuerca.
En los últimos días han sido noticia las continuaciones de Dragon Ball y la de Padres forzosos, además del remake de Raíces, pero la moda está siendo mucho mayor. Yo y el mundo regresó con una secuela hace unos meses llamada Riley y el mundo mientras Flash tiene un reboot a modo de spin off de Arrow.
La tele del pasado está de moda, pero no todas las modas funcionan. Recuperar productos del pasado para convertirlo en algo del presente puede ser un arma de doble filo: por un lado tienes un número de seguidores conseguidos por su anterior etapa, pero por el otro esos fans pueden ser mucho más exigentes que con cualquier serie nueva.
El cine ya ha demostrado errores y aciertos en el pasado
Un ejemplo de esto pasó en el cine. Indiana Jones generó un antes y un después en la gran pantalla con sus tres primeras películas, lo que sirvió para que Harrison Ford se enfundara de nuevo el traje de explorador en una cuarta entrega que llegó 19 años después que la anterior. Y la mayoría de los que salieron del cine lo hicieron decepcionados. Seguía siendo lo mismo con algunas novedades, pero esos giros no fueron en la dirección acertada.
Siguiendo el ejemplo del cine, Jurassic Park está haciendo mejor las cosas. Sin haber podido ver aún lo que será Jurassic World, las promociones están llamando a la nostalgia de los que vimos las tres primeras películas hace años, pero ofrece novedades que de momento a muchos nos gusta: un dinosaurio nuevo que hará frente al temido tyrannosaurus rex y el tan cacareado parque temático con las puertas por fin abiertas al público.
¿Tiene sentido continuar con Dragon Ball después de tantos capítulos?
La tecla adecuada es distinta en cada caso, pero todos los regresos deben tener la mezcla perfecta entre nostalgia y novedad. Y aun así, en todos los casos surge una pregunta. ¿Por qué hacer de nuevo una serie si ya hay una extensa historia previa?
La clave del éxito de los remakes está en una mezcla adecuada entre novedad y nostalgia
En el caso de Dragon Ball el tema es sensiblemente especial. Dragon Ball Super no solo continuará Dragon Ball Z sino que tomará un camino distinto al de Dragon Ball GT, la hasta ahora aceptada como secuela oficial. No solo será una continuación sino que vendrá a sustituir a la anterior que no contó con Akira Toriyama, el creador de esta saga. Y viene precisamente para corregir los errores que tuvo su predecesora, que pecó de transgresora perdiendo el espíritu de Bola de dragón. La mezcla no fue la adecuada.
Y algo parecido podría pasarle a Twin Peaks. Aunque en principio iba a estar envuelto en ella David Lynch, su creador, finalmente ha decidido abandonar la secuela por motivos económicos. ¿Perderá también su espíritu si no está a bordo del nuevo barco el principal autor?
La respuesta a la pregunta inicial sobre por qué ir adelante con secuelas se ve claramente en caso de Twin Peaks: el dinero. Las cadenas o productoras buscan beneficio económico de algo que saben que dará rendimiento. Pero para los espectadores es una nueva oportunidad de disfrutar de historias que en su día gustaron.
El reto está sobre la mesa. El riesgo es algo, pero la recompensa también puede ser elevada si se hace con mimo. Y si no gustan los resultados, siempre se puede hacer como si nunca hubiera existido y quedarse con la etapa anterior.