Mercedes Milá sabía que estaba dando un gran titular cuando cogió el micrófono y se dispuso a hablar sobre la nueva temporada de Gran Hermano. "Me gustaría que abriesen la casa para los refugiados sirios y llenarla de esas personas que huyen de la guerra, igual que huían los españoles", comentó durante su intervención. 

"Imagínate que se hiciese una casa donde vivieran sirios y que fuese un ejemplo", ha comentado la presentadora más tarde en petit comité sobre su anterior declaración. "Lo he hecho como símbolo de solidaridad", ha declarado.

Se presentaba la edición 16 del reality por excelencia. Fue el aterrizaje del género en España y ya ha cumplido 15 años en antena. Aunque ya no consigue las estratosféricas audiencias de sus primeras ediciones, el pasado año cerró edición con un 21,1% de cuota de pantalla y casi 2,7 millones de espectadores, convirtiéndose en uno de los programas más vistos de la cadena.

"Aspiro a que sea un Gran hermano apasionado, divertido, valiente, complicado por las relaciones. Aspiro a que la gente diga: 'qué gusto llegar a casa los jueves y que haya Gran hermano'", ha comentado la presentadora en la presentación del programa ante los medios. 

Siempre mujer supersticiosa, antes Mercedes Milá no quería pisar la casa antes de que se estrenase la edición ni hablar sobre el éxito que tendría. La periodista ya le ha perdido el miedo al fracaso y ahora asegura que esta edición "va a salir redonda". "Veo firmemente que cada ser humano puede hacer que las cosas sucedan tal y como desea", ha asegurado ante los medios.

"Muchas veces me he cansado y he estado a punto de irme", asegura la presentadora. "Lo que pasa es que hay una cosa muy bonita, que son las cosas que te dice la gente. Pienso que no tengo derecho a irme", comenta. "La jubilación es cercana. El año que viene me debería jubilar pero, de momento, no me lo planteo", asegura.