Que Marina ha sido uno de los muebles de Gran Hermano 16 no es ninguna novedad. El público ha tardado en expulsarla primero porque en la casa no molestaba y no recibía los suficientes puntos en las nominaciones y más tarde porque había otros objetivos más llamativos para que la audiencia expulsara.
Pero este jueves, por fin ha llegado su hora. Marina ha sido expulsada en una gala en la que previamente la organización sabía que tenía que rellenar con contenido que apoyara a una salida tan débil, todo lo contrario de lo que ocurrió la semana pasada cuando Suso y la providencia se unieron para hacer una entrega muy potente.
Marina no ha entrado en plató hasta pasada la 1 de la madrugada, e incluso en ese momento no ha sido la protagonista. Mientras saludaba a sus familiares y amigos, Mercedes Milá ha cogido a Juan, el bebé reborn, ignorando por completo a la concursante. Y se lo ha ofrecido a Suso, consciente de que solo alguien tan potente como él podía levantar la audiencia.
Cortes a la entrevista cada poco tiempo, vídeos en los que ella no era la protagonista o preguntas al público para desviar la atención han sido algunas de las estrategias de Gran Hermano para evitar que Marina tuviera el protagonismo que otros concursantes sí tienen al salir de la casa. Hacerlo hubiera sido un riesgo muy grande para la audiencia, ya que cuesta nombrarla como siquiera "personaje secundario" de esta decimosexta edición.
Marina ha sido un mueble durante su estancia en la casa de Guadalix de la Sierra y se ha despedido de la misma manera, cosa que es de agradecer
Pero esto es algo que GH sabía previamente. Cualquiera que conozca un poco cómo suele actuar el programa cada semana se habrá dado cuenta de que Marina era la expulsada antes de que Milá pronunciara su nombre. De primeras, decidieron meter a los familiares en la casa el día de su salida. ¿Casualidad? No lo creo. Y justo este año es uno en los que más protagonismo han tenido, llegando a hacer el juego de la inmunidad y nominando por sus defendidos.
Durante el "cara a cara" final, no ha habido vídeos cruzados para Han y Marina. Se llevaban bien, sí. Pero han tenido también sus roces a cuenta del apoyo de la concursante a Aritz en su conflicto con el chino. Y ni eso ha merecido la pena para que ella fuera la protagonista de la gala en la que ha sido expulsada.
Marina ha sido un mueble durante su estancia en la casa de Guadalix de la Sierra y se ha despedido de la misma manera, cosa que es de agradecer. En caso de que hubiera tenido el mismo peso que otros compañeros, hubiera sido una gala de relleno y así, al menos, han conseguido salvar los muebles ante un reto tan complicado.