Mariano Rajoy prometió hacer senderismo en su jornada de reflexión

Mariano Rajoy prometió hacer senderismo en su jornada de reflexión

Televisión

Jornada de irreflexión

20 diciembre, 2015 09:53

Ha tardado, pero por fin ha llegado. La paz. La rendición. El sanseacabó bendito. La bienllamada Jornada de reflexión. El instante de calma catódica que pedíamos a gritos y en el que nuestros entrañables políticos no pueden colarse en nuestros televisores "para sacar su lado más humano", "acercarse a los votantes" o cualquier otra estupidez que nos hayan repetido en los últimos meses.

Hoy, con la serenidad que da el saber que sólo les veremos de refilón en el informativo para hablar de "jornada tranquila" y "fiesta de la democracia" (chupito), toca hacer caso a la nomenclatura y reflexionar. Y lo unico sensato que se puede decir es que esto se nos ha ido de las manos. ¿Qué digo de las manos? Se nos ha desmadrado por completo. ¡A lo loco!

Hemos pasado de suplicar por tener debates televisados a observar a nuestros presidenciables estamparse en una carrera de rally

Hemos pasado de suplicar por tener debates televisados a observar a nuestros presidenciables estamparse en una carrera de rally, cantar una nana en directo, bailar un "agarrao" con María Teresa Campos, montar en globo, jugar al billar, bailar a Queen o coreografíar a Bruno Mars. Hasta preparar un zumo de naranja. Lo que sea con tal de salir en televisión.

Entre tontuna y tontuna, además, propaganda política. Han debatido en Antena 3, rebatido en TVE y hasta post-batido en laSexta. Batir un par de huevos con Arguiñano es lo único que les restó por hacer. Eso, y subirse al clonador de Tu cara me suena para cantar con Ruth Lorenzo. Bendito el asesor que dijo "no" a esa propuesta. Antes les veíamos a través de un unico plasma, ahora se han multiplicado como gremlins en un spa por nuestros LCD. Ni Richard Castle en sus días más locos de Cuatro suma tantas horas de trabajo.

Dicen los que saben que la cosa viene de EEUU, de cuando a Bill Clinton le dio por tocar el saxo en un late show para conseguir que luego le tocaran el sexo en el despacho oval. Como al bueno de Bill le fue bien, esos mismos gurús teorizan que la presencia catódica de políticos es la forma más eficaz para conectar con el electorado y mostrarse cercanos y humanos. Pero claro, no contaban con que en España no hay quien nos tosa a campechanía popular, ¿verdad, Majestad? Y al final, nos hemos pasado de frenada. ¿Acaso es posible olvidarse de la corrupción, los chanchullos o el mamoneo de la clase gobernante si sales contando chistes con dos hormigas de felpa? Pues sí. Así que venga, todos para la tele. A todas horas. Donde sea. Como sea. Con quien sea.

Y en estas estamos hoy, resoplando en el sofá, victimas de un tranvía chacolateado y descontrolado llamado política-televisión que nos ha pasado por encima estos meses y nos ha espachurrado el raciocinio. Un tranvia cargadito de seres que van para dirigentes políticos pero con tanta telegenia que podrían presentarse a GH VIP.

Hoy, aprovechando que la circulación está interrumpida, toca disfrutar de su ausencia. De su silencio. A partir de las 20:00h del 20D, la línea se pone en marcha, si acaso con más fuerza y los vaivenes del trazado harán que salgan disparados hacia todas las cadenas no solo los candidatos, sino sus acolitos, sus lugartenientes, sus consejeros y hasta sus familiares directos. Prepárense: unas navidades en familia y con nuestros políticos de fondo zurrando la pandereta. Ponganse a cubierto. La cena de Nochebuena se barrunta tormentosa, y su cuñado va a estar más insoportable que nunca.