Eurovisión no se puede despellejar desde el sofá
Ha vuelto a pasar. Un año más, internet y las redes sociales han vuelto a suponer un arma de doble filo para Eurovision. Suponen un balcón de promoción para todos aquellos artistas que se arriesgan a representar a su país en el certamen de la música, pero también se exponen a un aluvión de críticas mucho antes de que arranque el propio festival.
España es uno de los países con mayor cultura de eurofan en Europa. Cada año, el representante español se convierte en el foco de las críticas, positivas y negativas. Sin embargo, la opinión ha comenzado a alcanzar en estos últimos años unos niveles que ya han cobrado nombre propio: el eurodrama. Todo el mundo cree tener el conocimiento suficiente como para catalogar y señalar cada paso que da el representante español antes incluso de subirse al escenario en la gran final.
Desde que se conoce el nombre del representante, todos sus movimientos son observados con lupa: las fotos promocionales, el press kit, el videoclip, su gira por Europa, su no gira por Europa, su promoción por España y, lo más controvertido de todo, su puesta en escena. Este viernes fue el primer ensayo de Barei en Estocolmo y ya son muchas las voces que se han adelantado a cuestionar la actuación.
Como novedad, este año está prohibido emitir en directo cualquier ensayo o grabar para después publicarlo. Es la propia UER la que cuelga a través de YouTube algunos fragmentos de la actuación. Apenas se ha visto un vídeo de un minuto de la actuación de Barei desde el foso del Globen Arena cuando ya hay infinitas opiniones (buenas y malas) sobre la decisión que ha tomado la artista para presentar su candidatura.
Eurovision es un programa de televisión, no un concierto al uso. Por eso es imposible formarse una opinión con un vídeo de apenas un minuto de duración de un primer ensayo. Como programa de televisión hay que valorarlo teniendo en cuenta la realización en televisión, uno de los factores más importantes y que hacen de una actuación una puesta en escena potente o un espanto. Sin tener en cuenta esto, muchos ya se han echado las manos a la cabeza al ver los primeros movimientos de Barei sobre el escenario.
El conocido eurofan toma una posición de protector del Festival e intenta, con sus bendiciones, encaminar al representante español. Sin embargo, cada uno debe saber cuál es su posición. Son los que más saben de la historia del Festival, pero los encargados de realizar la puesta en escena de una candidatura son los que saben hacer. El eurofan, de igual forma, debe ser respetado como seguidor, ya que gracias a esta masa el festival tiene mucha fuerza en España y no existe el miedo a que desaparezca.
Las críticas deben ser escuchadas y valoradas. ¿Para qué existirían las redes sociales si no fuese para despellejar? Son las que le mantienen a uno con los pies en la tierra. Al fin y al cabo, muchas de los consejos llegan de personas que llevan acudiendo al Festival desde hace años y saben lo que gusta y lo que no encaja. Pero las opiniones desde el sofá son sólo eso, opiniones. Con el mando a distancia en una mano y con una Coca Cola en la otra.